Entrevista a Pedro Luis Fernández-Cano, presidente de la Fundación La Casa que Ahorra
Un grupo de empresas líderes en innovación dentro del sector de la edificación constituyeron la Fundación La Casa que Ahorra en el año 2010. El objetivo que siempre ha imperado ha sido conseguir viviendas energéticamente más eficientes, aportando soluciones tanto para la edificación de nuevos edificios, como para la rehabilitación de los antiguos. Es decir, mejorar las casas para reducir su consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, protegiendo el medio ambiente y la vida de los ciudadanos. Desde el pasado mes de marzo la presidencia de esta Fundación la ostenta Pedro Luis Fernández-Cano, a quien hemos tenido el placer de entrevistar para conocer su visión sobre el pasado, presente y futuro de la eficiencia energética en el sector de la edificación.
¿Qué retos se marca como nuevo presidente de la Fundación La Casa que Ahorra? ¿Pretende implementar nuevas líneas estratégicas de actuación?
Aunque mi idea es seguir con una línea de continuidad, tengo por delante importantes retos que me gustaría ir implementando. En primer lugar, voy a mantener encuentros con representantes de los distintos grupos políticos para conocer sus propuestas en materia de eficiencia energética en edificios. Además suscribiremos nuevos convenios de colaboración con la FEMP para incentivar este tipo de remodelaciones e intentaremos, a través de este organismo, dar a conocer la Ordenanza Municipal Tipo.
También emprenderemos distintas campañas. Una de confort acústico dirigida a bares y restaurantes y otra de incendios, enfocada a la gente mayor y sin recursos. Y cómo no, seguiremos participando en diferentes ferias y congresos, como Conama, en la que consideramos imprescindible estar presentes.
¿Cómo valoraría los cinco años de andadura de la Fundación La Casa que Ahorra?
Creo que la labor que ha realizado mi antecesor en el puesto ha sido excelente. La Fundación ha tenido una participación muy activa en distintos foros que han permitido trasladar nuestra visión de la edificación a diferentes ámbitos. Y quiero resaltar en este contexto, el Programa de Diagnóstico Energético del Hábitat Urbano que puso en marcha este organismo en las localidades de Granollers, Arahal, Segovia, Madrid y Santander. Esta realización continuada de diagnósticos energéticos permitió informar y concienciar a los ciudadanos sobre el problema energético y medioambiental derivado de la ineficiencia de nuestro parque de viviendas, así como las medidas más efectivas para transformar este problema en una gran oportunidad.
Desde su nacimiento, el objetivo de la Fundación siempre ha pasado por mejorar la eficiencia energética de las viviendas. ¿Cómo definiría la situación en la que estamos actualmente en España en este ámbito?
La situación no es buena, nos queda aún mucho por hacer. Esta valoración no es personal, sino que está sustentada por un informe del Ministerio de Industria que, después de examinar más de 1 millón de viviendas para saber si los hogares españoles derrochan mucha energía, el resultado es que el 84% presentaba una calificación energética negativa. Es decir, 8 de cada 10 edificios obtienen una calificación energética de D y G en consumo y emisiones. La inmensa mayoría de las viviendas estudiadas eran antiguas, con lo que estaban construidas antes de que entrara en vigor el nuevo CTE. Pero el problema también se da entre las nuevas viviendas: de los 13.145 edificios evaluados, un 42% logra una calificación E o inferior, y un 33% logró un aprobado raspado al obtener un rango D.
Respecto a los países de nuestro entorno, ¿estamos mejor, igual o peor en materia de eficiencia energética?
Quizá la situación en otros países europeos pueda ser algo más favorable que en el nuestro, pero también queda mucho camino por recorrer. El objetivo europeo 20-20-20 para 2020 de reducir un 20% el consumo de energía de los edificios, minimizar un 20% sus emisiones de CO2 y potenciar las renovables hasta aportar un 20% de la energía, creo que es bastante difícil de cumplir.
A su juicio, ¿qué factores podrían incidir más en la mejora de los índices de eficiencia energética de nuestro país (medidas de concienciación social, subvenciones administrativas, sanciones…)?
Llevamos varios años realizando todo tipo de campañas de concienciación social, y creo que han ido calando entre los ciudadanos, puesto que son temas que afectan directamente al bolsillo. Cuanto más eficiente es una vivienda, menos gasto energético tiene y más se abarata la factura de electricidad. Lo que creo que es más necesario hoy en día son las subvenciones administrativas. ¿No existen ayudas para comprar un coche eléctrico o cambiar una caldera? Pues este tipo de colaboraciones deben existir en todos los ámbitos del hogar, es decir, desde el Gobierno se tiene que incentivar el cambio de envolventes, aislamiento, protección contra el fuego, acústica... y un largo etcétera de posibilidades que permiten mejorar la eficiencia energética de una vivienda.
¿Es consciente la sociedad española de los ahorros económicos que puede obtener con acciones encaminadas a mejorar la eficiencia energética? ¿Cree que se ha cambiado esa mentalidad de ‘gasto’ por la de ‘inversión’?
Como decía anteriormente, yo creo que los ciudadanos son cada vez más conscientes de los ahorros que pueden alcanzar aplicando en sus hogares acciones dirigidas a mejorar la eficiencia energética. El problema viene, y ya lo he comentado, por la falta de financiación.
¿Dispone de algún dato/estudio reciente que ejemplifique los ahorros que puede obtener el propietario de una vivienda mejorando la eficiencia energética de la misma?
En España, cada una de nuestras viviendas emite 14 kilos diarios de CO2 a la atmósfera, o lo que es lo mismo, 5 toneladas al año. Esta realidad se debe, principalmente, a la energía que consumimos, cuya factura media asciende a 700 euros anuales por hogar. Habrá quien piense que es mucho; otros que no tanto. Pero lo que está claro es que es una cifra que daña el medio ambiente. Es necesario pasar a la acción y ahorrar energía.
Ahorrar no significa sacrificarse. Reducir nuestra demanda de energía no implica tampoco pérdida de calidad de vida, sino eliminación del despilfarro. Ahorrar no implica en ningún caso perder bienestar. Si conseguimos que nuestras viviendas nuevas o aquellas que van a ser rehabilitadas sean más eficientes, estaremos ahorrando dinero en nuestra factura energética, casi sin percibirlo.
Porque hay que tener en cuenta que la energía que se pierde no se ve, por eso no somos conscientes del despilfarro energético que se está produciendo en edificios mal aislados. En estos casos, para que nos hagamos una idea, por los muros se pierde un 25%, por la renovación de aire un 20%, por el tejado un 30%, por las ventanas un 13%, por el suelo un 7% y por el puente térmico un 5%.
La climatización de una vivienda (calefacción/aire acondicionado) se puede llevar hasta un 70% de su consumo energético. ¿Cuáles señalaría Ud. como las principales medidas a tomar para reducir ese consumo?
Es cierto que nuestras calefacciones y aparatos de aire acondicionado suponen dos tercios del consumo total de energía de un edificio. Pero eso no significa que el despilfarro se produzca al consumir electricidad. Estas cifras tan elevadas se deben fundamentalmente a la falta de un correcto aislamiento de nuestra vivienda, tanto de muros y cubiertas, como de huecos acristalados.
Nuestro objetivo es contar con una verdadera, como denominamos nosotros, ‘Casa que Ahorra’, aunque para alcanzar este estatus sea en muchos casos solo posible en viviendas de nueva construcción. Y lo digo porque debe contar con una orientación favorable y un diseño óptimo, que influye en el equilibrio energético y determina gran parte del comportamiento térmico y acústico. Además de un aislamiento óptimo, con un tejado, techos y muros bien aislados y dotada de ventanas con vidrios de baja emisividad y alta eficiencia energética. Una ventilación adecuada, para controlar la estanqueidad y evitar filtraciones indeseadas de aire. Una construcción con materiales sostenibles, que sean respetuosos con el medio ambiente a lo largo de toda vida útil. Por último, añadir el confort acústico y la protección pasiva contra incendios.
Desde diferentes ámbitos se apunta que el segmento más dinámico dentro del sector de la construcción es la rehabilitación y la reforma, muy por encima de la edificación nueva e incluso de la obra civil. ¿Significa esto que el mayor potencial para la eficiencia energética pasa por hoy por ejecutar acciones de rehabilitación y/o reforma?
Desde luego. Aunque bien es cierto que la construcción está comenzando a despertarse de un largo letargo, los mayores esfuerzos se siguen dirigiendo a la rehabilitación y reforma de las viviendas. Esto supone una perfecta oportunidad para hacerla más eficiente y reducir sus emisiones de CO2, con lo que sería posible obtener disminuciones cercanas al 90% en su demanda energética. La solución adoptada dependerá del tipo de vivienda y de las circunstancias particulares de la propiedad. En viviendas individuales está claro que la solución es más sencilla porque se rehabilita el exterior de la vivienda para hacerla más eficiente. En cuanto a la rehabilitación de bloques de propiedad colectiva se obliga a los diferentes vecinos a que se pongan de acuerdo, y en ocasiones son decisiones difíciles.
A punto de cumplirse dos años de la obligatoriedad del certificado de eficiencia energética para toda vivienda que quiera venderse o alquilarse en España, ¿qué balance hacen de esta iniciativa?
Creo que es una solución buena, porque conciencia a vendedores y compradores de la verdadera vivienda que tienen, y de las soluciones que se pueden aplicar para reducir la demanda energética.
La Fundación es uno de los integrantes de la iniciativa ‘Renovate Europe’. ¿En qué situación está este proyecto?
La iniciativa ‘Renovate Europe’ en España está apoyada por tres instituciones, entre las que se encuentra la Fundación La Casa que Ahorra. Seguimos trabajando con ahínco en este proyecto, aunque todavía queda mucho camino por recorrer, porque consideramos que convertir la rehabilitación de edificios en una prioridad política aportaría a nuestro país, de forma inmediata y duradera, numerosos beneficios económicos, sociales y medioambientales.
¿Cuáles son los principales objetivos de esta iniciativa?
Los principales objetivos que perseguimos son consolidar la recuperación económica, recuperar el empleo, apoyar a las pymes, reducir la pobreza energética, apoyar a las finanzas públicas, mejorar la calidad de vida en las viviendas, cumplir los objetivos medioambientales y energéticos de la UE y reducir nuestra dependencia energética. Y para hacer realidad todos estos objetivos desde ‘Renovate Europe’ hemos realizado cuatro grandes propuestas para España: en primer lugar, ayudas a la financiación de las actuaciones de rehabilitación de edificios con créditos blandos y aseguramiento del riesgo a las entidades bancarias; en segundo lugar, incentivos fiscales para el estímulo de la rehabilitación de edificios; en tercer lugar, las mejoras en la gestión operativa, con el diseño e implantación de modelos y unidades de gestión operativa integrada que solventen los actuales problemas que frenan la implantación de la rehabilitación energética; y en cuarto lugar, una campaña ambiciosa de información y sensibilización ciudadana.
Desde la Fundación también han trabajado intensamente para mejorar la eficiencia energética desde el ámbito municipal, reuniéndose con ayuntamientos y otras entidades públicas locales. ¿Es la Administración cada vez más receptiva a aplicar medidas de mejora de la eficiencia energética?
Sí, ya lo creo. Los ayuntamientos son cada vez más conscientes de estas necesidades. Nosotros ya hemos suscrito dos convenios con la FEMP. El primero hacía alusión a la puesta en marcha de un Observatorio Municipal de Áreas de Rehabilitación, el desarrollo de un modelo de ordenanza para el fomento de la rehabilitación con criterios de eficiencia energética y la celebración de jornadas para la formación de técnicos municipales, todo ello con el objetivo de impulsar la eficiencia energética en la edificación. Más tarde, como he comentado anteriormente, alcanzamos otro acuerdo para la puesta en marcha del Programa de Diagnóstico Energético del Hábitat Urbano.
Interempresas ha lanzado precisamente este año una nueva revista sobre Ciudades Inteligentes. Según su opinión, ¿qué papel debe ejercer la eficiencia energética en las Smart Cities?
Creo que deben tener un papel predominante. Las ciudades deben ejercer como motor del cambio de modelo energético. Deben caminar hacia la eficiencia energética y hacia el uso de energías renovables. Las ciudades son grandes consumidoras de energía, por lo que los ayuntamientos, como administración protagonista de las urbes, deben ejercer como motor del cambio. Y creo que las Smart Cities pueden ser una excelente solución para alcanzar estos objetivos.
A su juicio, ¿cómo pueden mejorar las ciudades su consumo energético?
Las ciudades podrían ser mucho más sostenibles, reduciendo sensiblemente el consumo energético. Esto nos conduciría a mejorar la economía, el medio ambiente y la calidad de vida de sus habitantes. Pero para ello se tienen que implicar instituciones, empresas y ciudadanos. Algunas medidas para conseguir estos objetivos son muy sencillas.
Hay que mejorar el transporte. Apostar por el transporte público, la bicicleta y el desplazamiento peatonal cuando las distancias lo permitan. También es necesario cuidar la biodiversidad urbana, con mayor número de espacios verdes. Aumentar la eficiencia y aprovechar mejor los recursos, pero también dotar a nuestras viviendas de aquellas mejoras que nos permitan disminuir nuestro consumo energético.
Para ir terminando, ¿qué empresas forman parte ya de la Fundación La Casa que Ahorra?
En la Fundación tenemos contempladas dos figuras, la de patronos y la de colaboradores. Entre los primeros se encuentran Isover Saint-Gobain, Knauf, Knauf Insulation, Placo Saint-Gobain, Pladur, Rockwool, Saint-Gobain Glass, Ursa y Weber Saint-Gobain. Entre los segundos está Glassolutions Saint-Gobain, Wanner y Kömmerling. A todos los que formamos parte de esta institución nos mueve unos objetivos comunes, que se centran en la conservación, mejora y defensa del medio ambiente y de la naturaleza a través de la realización de todo tipo de actividades dirigidas a potenciar, patrocinar, promocionar y financiar la investigación, la innovación, el desarrollo y la formación en el ámbito de la eficiencia energética.
¿Está abierta a recibir más miembros? ¿Qué tendrían que hacer las empresas para participar?
Por supuesto que estamos abiertos a recibir a más miembros, es más, es otro de nuestros principales objetivos. Creo que cuantas más empresas conformen la Fundación más se tendrán en cuenta nuestras opiniones. Todos aquellos interesados no tienen más que ponerse en contacto con nosotros, y lo pueden hacer en el teléfono 649 902 589.