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Las ventajas del fluido térmico son notables en términos económicos y de mantenimiento

La tecnología del aceite térmico irrumpe con fuerza en la industria

Carles Ferrer. Director comercial de Pirobloc01/04/2006
Desde la fabricación e instalación de los primeros generadores de fluido térmico en España hacia la década de los setenta, la aplicación de calderas que utilizan esta tecnología no ha parado de desarrollarse. Hoy en día, el aceite térmico es la alternativa tecnológica más adecuada cualquier tipo de industria que necesite de calentamiento indirecto.
Carles Ferrer. Director comercial de Pirobloc
Carles Ferrer. Director comercial de Pirobloc.
Actualmente, el aceite térmico es la alternativa tecnológica más apropiada para todo tipo de industria donde se precise del calentamiento indirecto, ya que no exige un nivel alto de mantenimiento como sucede con las calderas de vapor. Se trata de equipos que trabajan sin presión y sin agua, lo que evita gran parte de la problemática del vapor: fugas, corrosiones, tratamiento de agua, etc., y que conllevan, consiguientemente, un elevado grado de mantenimiento. Además, la durabilidad de los equipos y las instalaciones es prácticamente ilimitada, pudiéndose aplicar en todo tipo de sectores: químico, petroquímico, alimentario, hotelero, hospitalario, automoción, plástico, farmacéutico…

Originalmente los primeros procesos que usaron aceite térmico fueron aquellos que requerían elevadas temperaturas de calentamiento. Dicho de otro modo, aquellos procesos donde la aplicación del vapor no representaba una alternativa cómoda. De esta forma, fueron ganado terreno las calderas de aceite térmico, dado que a ese nivel de temperaturas - por tratarse de equipos sin presión (o con la presión de la bomba de recirculación, pero en general a unos 3 bar)- representaban una opción más simple y más económica.

Desde esa época hasta hoy, diseños, técnicas de fabricación, rendimientos, equipos de combustión, bombas, etc. no han parado de evolucionar y han conferido nuevos campos de aplicación en sectores donde la máxima seguridad y fiabilidad son imperativas.

De esta forma, si bien mencionábamos que en su origen estos equipos se utilizaron principalmente en aquellos casos en que las temperaturas elevadas representaban una barrera para el vapor, ahora la industria moderna utiliza estos equipos incluso en los casos en que las temperaturas son relativamente bajas (alrededor de los 100 ºC). El motivo es que a pesar de que el vapor sigue siendo una opción tradicional y válida, las ventajas del fluido térmico son notables en términos sobre todo económicos y de mantenimiento. La ausencia de agua, y por consiguiente, de corrosión y/o oxidación, evita por una parte todos los procesos relacionados con el tratamiento de agua: descalcificación, desmineralización, corrección de pH, etc. Pero por otra parte y, esto es todavía más importante, se evitan todos los trabajos de mantenimiento relacionados con las inevitables deficiencias de tratar con vapor: reparación y sustitución de purgadores, fugas de vapor en la instalación, corrosión en válvulas, consumidores y aparatos, etc.

Se trata de equipos que trabajan sin presión y sin agua, lo que evita gran parte de la problemática del vapor

Ahorro de combustible

Otro de los factores que contribuyen a la irrupción de las calderas de aceite térmico es el ahorro de combustible. Obviamente, tanto los diseños como las técnicas de fabricación se han ido optimizando y los rendimientos son ya muy difícilmente mejorables. En este sentido, los rendimientos en una caldera de aceite térmico son muy similares a los que se pueden conseguir en una caldera de vapor. Esto es entre un 87 y un 90 % habitualmente y en función de las temperaturas de trabajo. Sin embargo, la diferencia fundamental radica en gran parte en la termodinámica misma de ambos sistemas de calentamiento. Por una parte, el fluido térmico es un circuito cerrado y los valores mencionados de rendimiento deben considerarse como netos para todo el circuito. Esto es, de cada 100 partes consumidas de combustible unas 89 se aprovechan íntegramente en calentar el proceso. Solamente habría que añadir un 0,1% aproximado por pérdidas al ambiente a través del aislamiento térmico de caldera y tuberías.
Caldera de aceite térmico
Caldera de aceite térmico
No obstante, en una instalación de vapor las pérdidas energéticas involuntarias son notablemente superiores. Por una parte, en el propio generador de vapor nos encontraremos con dos tipos de purgas obligatorias: purga de sales y purga de lodos. Por la otra, en los consumidores nos encontraremos con los purgadores. Es decir, incluso en el caso en que exista una recuperación de condensados perfectamente instalada y mantenida, el rendimiento global de la instalación quedará lejos de los valores obtenidos en la misma instalación si se utiliza aceite térmico.

Además de este ahorro económico puramente en términos de combustible, habitualmente se da otro mucho más significativo en términos de mantenimiento. Una vez instalados, los circuitos de aceite térmico requieren atenciones mínimas y, si bien es cierto que la longevidad del fluido no es eterna y que se recomienda su sustitución pasados unos 10 ó 12 años, el coste del aceite repercutido en ese período es muy inferior al simple coste que supone al agua de alimentación de una caldera de vapor en ese espacio de tiempo.

Caldera sector automoción
Caldera sector automoción
Otro de los factores que sin duda han contribuido al desarrollo de las instalaciones de aceite térmico en los sectores industriales son los aspectos legales. Toda la legislación vigente a nivel europeo clasifica las instalaciones de vapor y, en particular, los recipientes a presión, encontrándose entre ellos obviamente las calderas, según diferentes estadios (categoría C, B y A) en función de su presión de servicio y su nivel medio de agua. Por el hecho de que las calderas de fluido térmico trabajan sin presión, o únicamente con la presión de la bomba de recirculación, estos equipos ocupan prácticamente siempre la categoría menos restrictiva en cuanto a clasificación de calderas. Esto ocurre además en la inmensa mayoría de los casos e independientemente de la potencia de la caldera.

Por consiguiente, este hecho ha representado otro punto a favor en la proliferación de este tipo de instalación, dado que casi nunca es necesario construir una sala de calderas con sus correspondientes muros de contención, respetando distancias a paredes, techos, etc. Todo ello repercute sin duda en costes y en una problemática a nivel legal que a menudo resulta embarazosa para empresas poco habituadas en estas tareas.

Otro de los factores que contribuyen a la irrupción de las calderas de aceite térmico es el ahorro de combustible

Principales beneficios

En resumen, las ventajas que la tecnología del aceite térmico está aportando en este momento a todo tipo de industrias, las más recientes la del sector auxiliar de la automoción (fabricación de techos de automóviles) y alimentación son:
  • Seguridad por ausencia de corrientes circulantes en los platos típicas de las resistencias eléctricas.
  • Economía por término medio de un 20% en términos de combustible, Gracias a la recirculación de aceite térmico se consiguen precisiones de temperatura de + - 1º C a lo largo de toda la superficie de calentamiento.
  • Mantenimiento extremadamente bajo por tratarse de un sistema centralizado de calentamiento.
  • Calidad en el producto final, debido fundamentalmente a la uniformidad de temperaturas en toda la superficie de calefacción.

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