La industria alimentaria española acusa el Brexit 5 años después con la caída de ventas
Después de varios retrasos por la compleja separación comercial, Reino Unido está aplicando desde hace un año nuevos controles fronterizos sobre las importaciones de alimentos y productos animales que fueron recogidos en el acuerdo del Brexit, pendiente de su primera revisión en 2025.
A lo largo de 2024 se han implantado de forma progresiva controles sanitarios y fitosanitarios en frontera, que incluyen notificaciones previas, certificados sanitarios y fitosanitarios, y controles físicos, documentales y de identidad de la mercancía.
Fuentes gubernamentales han detallado a Efeagro que las empresas españolas han recibido su apoyo en el proceso de adaptación y se han preparado para cumplir los requisitos y gestionar los trámites aduaneros, cuya introducción ha sido "desigual", afectando en especial a pequeñas y medianas empresas.
La implantación del nuevo modelo aduanero "ha complicado considerablemente los flujos comerciales, además de los costes asociados", han afirmado fuentes de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB).
Otra barrera es la obligatoriedad de incluir en el etiquetado una dirección física en el Reino Unido, un proceso “costoso y que desincentiva” a las empresas.
La patronal también ha señalado cuestiones fiscales como la gestión del IVA en Reino Unido, para lo que algunas compañías están creando sociedades filiales, o de logística, contratando servicios de almacenes en ese país para agilizar los pedidos.
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Retroceso en el mercado en volumen del 18,6%
Los nuevos requisitos administrativos y comerciales han afectado a las cifras de exportación de la industria alimentaria, pues el Brexit ha hecho retroceder el mercado británico hasta la quinta o sexta posición, cuando tradicionalmente era el tercer o cuarto destino en importancia, según FIAB.
En 2023, las exportaciones agroalimentarias y pesqueras de España al Reino Unido cayeron el 11% anual, situándose en 2,38 millones de toneladas por valor de 4.820 millones de euros (+3,9%).
Si se comparan con 2019, el año anterior a la salida del Reino Unido de la UE, la disminución en volumen fue del 18,6%, frente al aumento del 19% en valor en el contexto de una fuerte inflación.
No obstante, la industria alimentaria española ha remarcado que sigue siendo prioritario el mercado británico, donde trabajan por impulsar la promoción con el propósito de reforzar el comercio bilateral y volver a la dinámica anterior al Brexit.
Pérdida de competitividad
Los principales sectores exportadores al país e impulsores del superávit comercial son frutas y hortalizas, vino y aceite de oliva, mientras que España importa sobre todo bebidas espirituosas, cereales y pescado.
El sector hortofrutícola español vive con “preocupación” el descenso de sus exportaciones a ese mercado, que han pasado de 1,6 a 1,3 millones de toneladas entre 2019 y 2023 (-17%), en línea con otros países europeos como Países Bajos (-30%), Bélgica (-29%), Italia (-13%) y Francia (-45%).
“La caída de las ventas ha estado acompañada de la pérdida de competitividad”, ha asegurado el director de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex), José María Ponzancos. En ese periodo, además, han aumentado las importaciones británicas de terceros países como Marruecos (+86%) y la India (+34%).
Fepex pone la vista en el próximo julio, con los nuevos requisitos para la entrada de productos, ya que hasta ahora se ha mantenido la documentación “que se exige normalmente”, incluidos los certificados fitosanitarios.
Más optimista se muestra la industria española del aceite de oliva, que “se ha adaptado muy bien a pesar de la confusión inicial” de las autoridades británicas y los operadores, lo que hizo que al principio se perdiera algo de mercado y después se recuperara, según fuentes del sector exportador.
En el caso del vino, según el director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luis Benítez, Reino Unido sigue siendo uno de los mercados más importantes, puesto que está entre los primeros en valor para los vinos envasados.
En la negociación de salida, Reino Unido aceptó los estándares de la Organización Internacional del Vino en cuanto a métodos de elaboración y análisis, si bien preocupa la situación fiscal, por el incremento de tasas a los vinos.
La pesca
La flota pesquera opta por mirar a las negociaciones postBrexit y, por ello, la asociación Europêche –que integra a los armadores (Cepesca) y a las cofradías– ha pedido a la Comisión Europea “directrices políticas claras y adelantar los acuerdos todo lo posible para garantizar la estabilidad y la seguridad jurídica”.
Los pescadores han reclamado un acuerdo con el Reino Unido antes de finales de 2025, que mantenga la gestión de los recursos en aguas compartidas –que ha continuado con normalidad en estos cinco años– y que se vincule el acceso de los productos británicos a la UE al cumplimiento pesquero.