El reto de la veterinaria: trasvasar profesionales de las mascotas a la clínica en ganadería
El proceso de feminización de la profesión veterinaria queda plasmado en el hecho de que el 77,50% de las personas matriculadas en veterinaria son ya mujeres (frente al 59,76% de principios de este siglo) conformando, además, el 77,54% de personas egresadas y el 69,70% de profesionales colegiados menores de 45 años. Son porcentajes que recoge el informe socioeconómico y laboral del año 2023 sobre el sector veterinario en España, elaborado por la Escola Universitària Mediterrani, un centro adscrito a la Universidad de Girona.
Entre los 9.606 matriculados en veterinaria en el último curso (dato del Ministerio de Universidades) se encuentra el de la almeriense de 23 años Paula Arrizabalaga que está en quinto de carrera en la universidad CEU Cardenal Herrera, en Valencia. Su perfil es particular porque entró, como la mayoría de estudiantes, pensando en dedicarse al cuidado sanitario de mascotas, pero unas prácticas en tercero de carrera en una clínica de mascotas le hicieron girar sus gustos hacia un área con mucha demanda laboral pero poco atractiva como es el tratamiento del animal para producción.
Señala que su pasión por la veterinaria es “vocación pura” porque le “encantan los animales” desde que nació. Es una apasionada de la reproducción, la genética y la alimentación y todo eso son áreas en las que la ganadería puede ofrecerle todo lo que desea. Por el momento, está en prácticas en una granja de vacuno de leche donde “hace de todo”, menos inseminación, y ya tiene claro que cuando acabe la carrera se irá a Lleida a estudiar un máster sobre la ganadería del porcino.
Está, por lo tanto, decidida a dedicarse a veterinaria de campo en la que, como reconoce, aún hay “muy pocas mujeres” y decidida a aterrizar sin complejos en la ganadería donde hay veces que “no se llegan a fiar al 100% al ser chica”; sin embargo, está convencida de que para tratar a un animal “muchas veces vale más maña que fuerza”.
Justo la misma frase “más vale maña que fuerza” utiliza la veterinaria Toñi Pozuelo (41 años), que ejerce su profesión en el norte de Córdoba, para reivindicar que el sexo femenino está igual de capacitado que el masculino a la hora de tratar con animales de producción. Una decisión que también fue vocacional y muestra de ello, según indica, es que un día pasó por la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba cuando tenía sólo 4 años y le dijo a su madre: “Aquí quiero venir yo”.
Además, se siente especialmente atraída por la sanidad ganadera y por eso desde 2008 acude a numerosas fincas de la zona para hacer lo que el ganadero le demande, ya sea ‘partear’ una vaca, un saneamiento o vacunación, entre otras labores. También hace un llamamiento a que los estudiantes se decanten por esta rama porque, aunque el campo es “duro”, una jornada de trabajo en él se hace “muy ameno”.
Dos perfiles de veterinarias que ponen nombre femenino y apellidos a una carrera feminizada pero en la que aún pocas se deciden por la ganadería, pero que ya cuentan con referentes para romper tópicos con las que ampliar las salidas laborales.