Cuatro pasos para una correcta higiene de un silo de alimentación animal
El silo es un sistema de almacenamiento de pienso, que aporta numerosas ventajas: ocupa poco espacio, mantiene el pienso a salvo de roedores, aves, gatos y perros que pueda haber por la explotación, con el riesgo sanitario que conlleva, es económicamente más rentable… pero también requiere mantenimiento y tratamiento.
Por las inclemencias del tiempo (principalmente el calor y humedad), el pienso almacenado puede ir perdiendo calidad nutricional y no proporcionar el rendimiento esperado, y aún más, puede dar lugar a la proliferación de insectos (como el gorgojo), bacterias y hongos (con la producción de micotoxinas) que pueden dar a patologías.
Para prevenir estos problemas, es necesario llevar a cabo una serie de recomendaciones que ofrece la cooperativa Oviaragón.
Recomendaciones
- Vaciado del silo. Se vacía completamente el silo y se eliminan los restos de pienso adherido a las paredes. Lo más cómodo y seguro es golpear con cuidado el exterior con una maza de goma. Este momento se aprovecha para comprobar que no hay fisuras o agujeros y que las tapas cierran bien.
- Desinfección del silo. Se introduce un aerosol de descarga completa y se deja actuar durante todo el día. Pasado este tiempo, se retira el envase vacío y se vuelve a limpiar como en el punto anterior.
- Desinsectación del silo. Para este paso, se utiliza otro aerosol similar al anterior, pero en este caso con efecto insecticida. La aplicación es la misma que en caso de la desinfección, dejándolo actuar también durante todo el día.
- Ventilación del silo. Una vez efectuado el tratamiento con los aerosoles (con la tapa superior cerrada), se abre para que se ventile y en 12 horas ya se puede utilizar de nuevo.
Se trata de un método que debe realizarse una vez al año, al final del verano. Como con todos los productos que se usan en la explotación, únicamente se pueden usar productos autorizados para uso ganadero.