La trashumancia como herramienta para la conservación de ecosistemas y la biodiversidad
La Universidad de León participa en el proyecto ‘Modelo de gestión para el desarrollo de la multifuncionalidad y la bioeconomía en zonas de alto valor ecológico mediante la ganadería extensiva y la trashumancia (BioNNOMIA)’ que impulsa la Fundación Monte Mediterráneo y en el que también colaboran la Fundación Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria en Castilla y León (Cesefor) y la Asociación de Valor Ecológico (Ecovalia).
El proyecto BioNNOMÍA se centra en aprovechar de forma sostenible los recursos naturales mediante la cría de especies autóctonas, como la oveja Merina, conocida por su adaptación al medio y por su aportación al equilibrio ecológico. Uno de sus objetivos principales es consolidar la trashumancia como una herramienta para la conservación de ecosistemas y la biodiversidad. Además, el proyecto busca generar valor añadido en las zonas rurales y mitigar la despoblación, promoviendo modelos económicos viables y sostenibles. El objetivo general del proyecto es impulsar la bioeconomía mediante el aprovechamiento sostenible de los recursos endógenos asociados a la ganadería extensiva y la multifuncionalidad de ecosistemas de alto valor ecológico.
Según explica Elena Marcos, profesora titular en Ecología y responsable del proyecto por parte de la Universidad de León: “Como Universidad de León somos responsables de la parte científica del proyecto, cuyos objetivos son, en primer lugar, desarrollar mediante herramientas de teledetección nuevas metodologías que nos permitan evaluar la capacidad de carga en sistemas de pasto de montaña con el fin de maximizar la producción del ganado y monitorizar el estado de conservación de los pastos. En segundo lugar, está la importancia de la ganadería ovina extensiva trashumante en la multidiversidad, multifuncionalidad y servicios ecosistémicos en sistemas de pastos de montaña y dehesas del suroeste español para predecir la dinámica futura de estos ecosistemas de pastizal en el contexto de cambios de uso de suelo relacionados con el abandono de prácticas tradicionales de pastoreo extensivo. Y, por último, se pretende desarrollar un modelo de cuantificación económica de los servicios ecosistémicos para conocer cuánto cuesta el abandono de estas prácticas tradicionales en la prevención de incendios, en la mitigación del cambio climático o en el abandono de los ecosistemas forestales”.
La base científica del proyecto será coordinada por el Grupo de Ecología Aplicada y Teledetección (GEAT) de la Universidad de León y miembros del área de Economía Aplicada y Matemáticas que desarrollarán modelos para evaluar la capacidad de carga, los servicios ecosistémicos que proporcionan los pastizales, así como un modelo que permita cuantificar económicamente estos servicios.
Entre las actividades clave se incluye la innovación tecnológica asociada al control de la calidad de los pastizales de alta montaña; el análisis de la multifuncionalidad y los servicios ecosistémicos de los sistemas trashumantes y el fomento de la certificación ecológica para más de 12.000 hectáreas de pastos de montaña. Además, se están desarrollando nuevos productos de cordero ecológico y de lana, e investigando el potencial de bioproductos ecológicos de especies de plantas en hábitats de montaña.
Por otra parte, se incluye la formación de pastores y el diseño de modelos de negocio basados en servicios ambientales; la creación de ‘La Nueva Mesta’ para fortalecer la cohesión territorial y apoyar la ganadería extensiva. También se pretende mejorar los chozos para los pastores mediante la instalación de placas solares, instalaciones sanitarias y conexión a internet satelital, además de instalar medidas de seguridad como collares de monitoreo y cámaras de vigilancia para proteger al ganado.
La trashumancia, un legado vivo
La trashumancia es una práctica ancestral de pastoreo que implica el traslado estacional de ganado entre zonas de pasto buscando aprovechar los recursos naturales según las estaciones. Esta actividad, que ha sido fundamental en numerosas zonas rurales, no sólo garantiza la sostenibilidad del ecosistema al evitar la sobreexplotación de los pastos, sino que también ha sido un eje económico y social para muchas comunidades.
En las últimas décadas, el abandono de la trashumancia ha tenido consecuencias significativas tanto a nivel social como ambiental. Desde una perspectiva social, el declive de la trashumancia refleja la despoblación rural y la pérdida de tradiciones culturales. Con ello, desaparecen también conocimientos locales transmitidos de generación en generación, como prácticas de manejo del ganado y costumbres asociadas.
En el ámbito ambiental, el cese de la trashumancia ha supuesto la alteración del equilibrio de muchos ecosistemas y ha resultado en la proliferación de matorrales, la pérdida de hábitats abiertos y un aumento de la vulnerabilidad al cambio climático. La trashumancia ha favorecido la biodiversidad al estimular el crecimiento de diferentes especies vegetales, además de reducir el riesgo de incendios forestales mediante el control natural del combustible vegetal.