La condición corporal es un factor fundamental en la inseminación de las razas ovinas
Cada raza de ovino que participa en el proyecto Reprovi tiene sus particularidades respecto a las condiciones que deben reunir las ovejas para entrar en el proceso de inseminación artificial. Lourdes Mintegi, desde la confederación Confelac para las razas Latxa y Carranzana, apunta varios criterios: “Que sean madres de la reposición que nos queremos dejar. Ahí es muy importante hacer una selección no solo genética sino también buscando una buena morfología de ubre”.
Además de estos condicionantes fenotípicos y genéticos, Mintegi añade la edad, cuyo momento óptimo está entre los 2 y los 6 años; y el historial reproductivo, con ovejas que hayan parido previamente y que no hayan fracasado en una inseminación. “En el 90% de los casos volvería a ser otro fracaso”, añade. Además, debe haber un mínimo de condición corporal.
Fernando Freire, gerente de Assafe, indica que el momento en el que se tienen mejores resultados es seis meses después del parto. “A partir de 34 meses, vemos que empieza a descender la fertilidad. No es un bajón brutal, pero se recomienda que las ovejas no sean mayores de 4 o 5 años”, afirma. También señala la importancia de la condición corporal.
Por último, Roberto Gallego, de la asociación Agrama, apunta los detalles de la raza Manchega: “El tiempo que establecemos como mínimo para poder inseminar a un animal tras el parto anterior son 70 días. Son animales que llevan un ritmo reproductivo superior a una vez al año. Por lo tanto, animales con 10 meses aproximadamente se están poniendo a cubrir. Es un aspecto diferencial y que entendemos que muchas veces va en contra también de la tasa de fertilidad”.