Buscan el desarrollo de ganado ovino resistente a parásitos gastrointestinales
La contaminación parasitaria es uno de los principales problemas de la producción ganadera en la región de América Latina y el Caribe. Esta situación se origina por la ingesta de pastos contaminados y hacinamiento de animales en corrales pequeños. Actualmente, se controla con la aplicación de desparasitantes, pero estos producen daños a los productos y subproductos de origen animal, así también al medio ambiente.
En la búsqueda de desarrollar ganado ovino resistente a parásitos gastrointestinales, el doctor Ricardo E. Caicedo Rivas, investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Puebla (México), trabaja en una que investigación forma parte de los programas para la agricultura de las Naciones Unidas, a través de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), cuyos objetivos son contribuir a erradicar el hambre, mejorar la seguridad alimentaria y disminuir la desnutrición, a la par de producir animales libres de aditivos alimenticios sintéticos y resistentes a cambios ambientales. El título del proyecto es ‘Disminución de la tasa de parásitos en ovejas’.
Desde 2016 se desarrolla dicho proyecto en México, a través del Laboratorio de Endocrinología de la Reproducción y Malacología de la Universidad de Puebla, con la colaboración de fincas privadas. Tiene una duración de cuatro años; no obstante, el doctor Caicedo alega que este periodo no es suficiente para generar una raza de animales de ovinos resistente a organismos gastrointestinales.
En este proyecto regional colaboran, además de México, diez países latinoamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Cuba, Costa Rica, El Salvador, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Estas naciones desarrollan la misma metodología y análisis para obtener primeramente las características fenotípicas y finalmente, mediante cruzamiento, animales inoculados contra ‘Strongyloides spp’, ‘Trichostrongylus spp’, ‘Haemonchus contortus’ y ‘Fasciola hepatica’, entre otros parásitos.
De acuerdo con Ricardo Caicedo Rivas, doctor en Fisiología y Endocrinología de la Reproducción, hoy los ganaderos utilizan una gran cantidad y variedad de desparasitantes, los cuales producen resistencia antihelmíntica y no se degradan totalmente dentro del animal. Por ello, son excretados al medio ambiente alterando las características del suelo, disminuyendo las bacterias ligadas a la degradación de material orgánico y matando insectos que utilizan estiércol para producir hongos.
Igualmente, en la labor de disminuir la parasitosis en ovinos se realizan cruzamientos reproductivos para obtener una especie con resistencia a estos organismos. “Hasta la tercera generación debemos tener un animal resistente a parásitos gastrointestinales. Esa resistencia se determinará por medio de una prueba de ADN, en la que se buscará el gen que establece dicha adaptación”, según explica Caicedo.