El tratamiento antihelmíntico mejora la fertilidad en ovejas de carne con una mediocre condición corporal
Las enfermedades parasitarias son una de las principales causas de pérdidas productivas en la ganadería de pequeños rumiantes. Entre ellas destacan las infecciones por nematodos gastrointestinales (NGI) debido a su elevada prevalencia y a que mayoritariamente cursan de forma subclínica, por lo que su impacto negativo es difícil de percibir. De esta base parte la ponencia impartida por Carlos Calvete, investigador del CITA de Aragón, en los pasados Diálogos del Ovino de Syva.
El control de los NGI se ha basado en la administración de productos antihelmínticos, y a pesar de que en la actualidad se estén explorando nuevos métodos complementarios, los antihelmínticos, por su bajo coste, eficacia y facilidad de uso, seguirán siendo la herramienta fundamental para luchar contra este grupo de parásitos, por lo que preservar su eficacia es fundamental. El uso inapropiado y/o continuado de estas sustancias ha derivado en la aparición de poblaciones parasitarias resistentes a los antihelmínticos, lo que ha supuesto un grave inconveniente para la viabilidad de numerosas explotaciones.
“Se sabe que el principal mecanismo para ralentizar el desarrollo de la resistencia es procurar que cuando se administra un antihelmíntico a un rebaño, una parte importante de la población parasitaria no entre en contacto con este para, de esta manera, evitar que la selección de genes asociados a la resistencia tenga lugar en toda la población parasitaria. La implementación de esta estrategia dirigida a conservar la eficacia futura de los antihelmínticos se esta materializando en el desarrollo de nuevos esquemas de desparasitación basados en tratamientos selectivos en los que únicamente se administra el antihelmíntico a aquellos animales que realmente lo necesitan por razones clínicas o a aquellos que realmente van a obtener algún beneficio en su productividad, lo que requiere identificar previamente aquellos indicadores pato-fisiológicos, parasitológicos y/o productivos que nos puedan servir como criterios para poder decidir cuando y a que animales hay que administrar el antihelmíntico”, señala Calvete.
En áreas en las que la resistencia antihelmíntica es un grave problema y en donde las infecciones por NGI suelen cursar de forma clínica, llevan ya años en el esfuerzo de generalizar estos esquemas selectivos de desparasitacion. “¿Qué cabe esperar de ellos en otras áreas, como nuestro país, en las que la resistencia, si bien esta extendida, no es todavía tan intensa y en las que las infecciones por NGI cursan mayoritariamente de forma subclínica?”, se pregunta el investigador.
En el ovino de carne de España, el control de los NGI se basa en la administración de antihelmínticos en tratamientos estratégicos realizados principalmente en las épocas de mayor incidencia de NGI en el ganado (primavera y/u otoño). Estos tratamientos incluyen la desparasitación de la totalidad del rebaño y suelen realizarse de forma rutinaria, sin un diagnóstico parasitológico previo que oriente sobre la naturaleza, abundancia y patogenicidad de los parásitos presentes y sobre la necesidad (o no) de tratar. De tal manera que muchos de estos tratamientos estratégico contra los NGI son totalmente innecesarios, lo que implica un coste superfluo, son ineficaces, al no aplicarse en los momentos productivos más delicados de los animales y favorecen mas de lo necesario el desarrollo de resistencias al no contemplar el mantener parte de la población parasitaria en refugio.
Con esta situación de partida, parece claro que la adopción de nuevos esquemas selectivos de control de los NGI podría suponer un gran avance en comparación a los tradicionales tratamientos estratégicos, puesto que se ralentizaría el desarrollo de las resistencias en un nivel en el que todavía no son un gran problema, y se optimizaría la utilización de los antihelmínticos al buscar su máxima eficacia en la mejora de parámetros productivos.
Por este motivo, durante el periodo 2014-2017, en el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragon (CITA) se ha desarrollado un proyecto de investigación financiado por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) con el que se ha tratado de identificar aquellos indicadores que podrían ser utilizados como criterios para la administración selectiva de tratamientos contra los NGI en ganaderías de ovino de carne, valorando su efecto sobre algunos de los principales parámetros productivos.
Los resultados obtenidos han mostrado que, durante el periodo previo a la cubrición (cinco semanas antes de la introducción de los machos) la instauración de un tratamiento antihelmíntico incrementa significativamente la fertilidad y prolificidad de las ovejas, pero solo en aquellas cuyo condición corporal es inferior a 3, mientras que en aquellas ovejas con condición corporal superior, la desparasitación no implica ningún beneficio productivo. Por lo tanto, estos resultados demuestran que un tratamiento selectivo previo a la cubrición aplicado en función de la condición corporal de las ovejas aumenta su eficiencia reproductiva, minimizando el desarrollo de resistencias al dejar parte de los animales sin desparasitar.
Por otro lado, la administración de un antihelmíntico en las semanas previas a la fecha prevista de inicio de los primeros partos (cinco semanas antes), ha mostrado estar asociada a un claro aumento del peso de los corderos al nacimiento, una reducción (de hasta dos puntos) de la mortalidad perinatal (durante las primeras 24 horas tras el parto) y durante toda la lactación, así como a un incremento de la ganancia media diaria de los corderos durante la misma.
“Estos resultados sugieren que nuestras ganaderías podrían tener mucho que ganar con la instauración de tratamientos selectivos, en sustitución de los tradicionales esquemas de desparasitación estratégicos. Los criterios a seguir, como se ve, son simples, si bien su correcta implementación en las ganaderías dependerá mucho de los sistemas productivos y de manejo, por lo que será necesaria una adaptación personalizada de estas simples reglas a las posibilidades de cada explotación”, concluye Calvete.