La descarbonización, oportunidad de negocio para los astilleros de transformación y de nuevas construcciones
La transición energética marítima es una de las prioridades que están impulsando la investigación, el desarrollo y la innovación en el sector marítimo. En España el sector de la construcción, la transformación y la reparación ha apostado firmemente por la tecnología como uno de los pilares que le permita afrontar el reto de la descarbonización.
La apuesta firme por participar en proyectos que desarrollan nuevas soluciones para lograr la descarbonización del sector marítimo nos dotará de los conocimientos, la experiencia y la oportunidad de participar en el desarrollo de soluciones que indudablemente tendremos que implementar en los buques en servicio y en los futuros contratos que tengamos que construir.
Hoy en día, la mayoría de la industria marítima está inmersa en una apuesta firme por el desarrollo e implantación de medidas tecnológicas que mejoren de forma significativa la eficiencia energética del buque y en el uso de combustibles alternativos. Pero está claro que el tiempo corre, y tenemos que apostar por soluciones reales que den resultados reales ya.
Los objetivos que la Organización Marítima Internacional ha establecido para reducir las emisiones de CO2 son de un 40% para 2030, y de entre el 20% y el 25% las emisiones de gases de efecto invernadero, así como reducirlas entre un 70% y un 75% para el año 2040 para llegar a 2050 con unas emisiones de GEI netas nulas. En la última reunión celebrada en IMO (Organización Marítima Internacional por sus siglas en inglés) se propuso que entre las medidas a adoptar se introduciría un nuevo capítulo 5 del Anexo VI del Convenio MARPOL que contenga normas sobre el marco de emisiones netas nulas de la OMI. Entre dichas medidas se incluirían: una norma basada en objetivos sobre combustibles marinos que regule la reducción gradual de la intensidad en cuanto a GEI de estos y un mecanismo(s) económico(s) para incentivar la transición a emisiones netas nulas.
Por otro lado, tenemos la reglamentación regional. La revisión de la Directiva sobre el régimen de comercio de derechos de emisión de la UE (RCDE UE) ha incluido las emisiones del transporte marítimo a partir del 1 de enero de 2024, de manera que se cubrirán unos dos tercios de las emisiones del sector (90 millones de toneladas de CO2) y se complementarán los nuevos Reglamentos de ‘FuelEU Maritime’ y de la infraestructura para los combustibles alternativos a fin de contribuir a reducir las emisiones más rápidamente en el sector mediante la adopción de infraestructuras y combustibles renovables e hipocarbónicos.
Como podemos ver, la reglamentación, junto con una clara concienciación y apuesta de la industria marítima por la sostenibilidad y la reducción de emisiones, ha impulsado un fuerte desarrollo de la tecnología, implicando a toda la cadena de valor del sector marítimo: armadores, fletadores, astilleros, industria auxiliar, etc. No cabe ninguna duda de la apuesta firme del sector y de la cadena de valor por hacer del transporte marítimo un transporte, ecológico, sostenible… poniendo encima de la mesa desafíos para encontrar soluciones a corto, a medio y a largo plazo.
Cuando se aborda el reto de la descarbonización, la primera reflexión que hacemos es qué combustible hay disponible, y no podemos ignorar la realidad, el suministro de combustibles alternativos neutros no puede dar servicio a la demanda del sector. Es cierto que hay una demanda creciente de buques de nueva construcción listos y preparados para funcionar con combustibles alternativos, como metanol, amoniaco, biocombustibles..., lo que está siendo una gran oportunidad para los astilleros.
Por otro lado, el coste de los combustibles alternativos es entre 3 y 5 veces mayor que el de los combustibles habituales, y hay un grado de incertidumbre relevante sobre cuál será el definitivo, sobre todo porque en algunos casos la investigación industrial de la tecnología aún no ha sido implementada. Todas estas incertidumbres son dificultades y riesgos que los armadores tienen que asumir para decidir hacer una inversión tecnológica eligiendo una solución o una combinación de soluciones.
Hay muchos armadores que han apostado por definir su estrategia de descarbonización basada en dar un primer paso que estudie y optimice la eficiencia energética de su flota, y para ello se han desarrollado y se siguen desarrollando soluciones innovadoras que son fácilmente implementables a bordo de los buques en servicio. Esto supone una oportunidad de negocio relevante para los astilleros de reparación y transformación. Entre esas soluciones, podemos mencionar diversos sistemas, como los de propulsión asistidos por viento, los de lubricación por aire, pilas de combustible, recuperación de calor residual, etc. Y en este ámbito la digitalización desempeña un papel relevante permitiendo que las flotas sean más inteligentes y eficientes. Es una realidad que la industria marítima está dando un paso adelante, apostando por la innovación y que estamos en una década decisiva y llena de oportunidades para el sector, lo que supone el renacimiento marítimo, y los astilleros tenemos mucho que aportar.
Sin duda, estamos ante una gran oportunidad, para los profesionales del sector marítimo y para cada entidad que forma parte de la cadena de valor del mismo, y no cabe la menor duda de que la descarbonización es y será en los próximos años una oportunidad que ofrecerá nuevos puestos de trabajo, se estima que más de cuatro millones, y una gran oportunidad de negocio.