El proyecto de innovación Fibreship marcará el futuro de las tecnologías aplicadas a la industria naval europea
Fibreship es un ambicioso proyecto de innovación que inicia el desarrollo de tecnologías fundamentales para el futuro de la industria naval europea. Permitirá la construcción de buques de navegación marítima y de navegación interior de gran longitud (más de 50 metros de eslora) sólo con materiales compuestos (FRP), superando los desafíos y brechas tecnológicas actuales de la construcción convencional.
El proyecto ha sido presentado recientemente en el CDTI por la directora general de Política de I+D+i del Ministerio de Economía (MINECO), Clara Eugenia García; por el subdirector general de Seguridad, Contaminación e Inspección General de Marina Mercante, José Luis García Lena; por la Project Officer (CE), Renata Kadric y por Santiago Encabo, director de proyecto de la Agencia Europea de Salvamento Marítimo (EMSA). Se trata de uno de los proyectos de investigación de mayor alcance financiados por la CE en este ámbito, con un coste total estimado en unos 11 millones de euros, de los cuales 9 provienen de la Unión Europea, a través del Programa Horizonte 2020.
Está liderado por 5 empresas y organizaciones españolas: Centro Tecnológico SOERMAR, CIMNE (Centro Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería), Compass IS, Instituto Español de Oceanografía (IEO) y TSI, que representan más de un 30% del total del proyecto. Su coordinador Raúl Salinas, ingeniero naval español, considera el proyecto un desafío innovador, técnicamente realizable, y una oportunidad para el sector naval generada por 18 entidades pertenecientes a 11 países, todas ellas representativas de la industria pesquera y de la construcción naval europea.
Para lograr este objetivo, Fibreship desarrollará, calificará y auditará materiales innovadores de Fibre-Reinforced Polymers (FRP) para aplicaciones marinas. Además de elaborar nuevas directrices y procedimientos de diseño y producción, generar metodologías eficientes de producción e inspección, y poner en marcha nuevas herramientas validadas de análisis de software.
En concreto, incluye el diseño y aplicación de indicadores de rendimiento en la evaluación de las diferentes soluciones desarrolladas para tres categorías de buques: Comerciales ligeros (Buque portacontenedores), Transporte de pasajeros y ocio (Ferry) y Servicios especiales (Buque oceanográfico). Para cada uno de estos tres tipos de buque seleccionados se elaborará una guía completa sobre el diseño correspondiente, con el fin de realizar guías y reglamentaciones para todo tipo de buques.
Fibreship establecerá como elemento diferenciador que todos los planteamientos y procedimientos innovadores, aplicables a la construcción de los buques desarrollados en este proyecto, estén normalizados y certificados por las sociedades de clasificación más prestigiosas.
Además, otra de las aportaciones destacadas es que las diferentes tecnologías generadas en Fibreship serán demostradas y validadas mediante técnicas avanzadas de simulación y pruebas experimentales en estructuras a escala real. Es decir, asegura Raúl Salinas, coordinador del Proyecto, “se fabricará un prototipo que pueda someterse a pruebas reales sobre todo en aquellas características funcionales críticas de estos nuevos materiales. Por ejemplo, vamos a evaluar en este aspecto una solución innovadora con nanopartículas intumescentes, además de una serie de biomateriales y fibras de reciclaje que pueden ofrecer un coste – eficacia mayor que los actuales para la construcción de elementos estructurales”.
Beneficios
Los nuevos materiales de FRP y los procesos de construcción planteados por Fibreship pueden proporcionar un cambio de paso en la eficiencia de los buques, tanto en términos de uso de energía como de costes de mantenimiento y, por lo tanto, pueden ofrecer mejores soluciones para los buques mercantes en general.
En detalle, los beneficios que plantea son: reducción de peso de la estructura del buque entre un 30 y un 40%, ahorro de combustible entre un 10 y un 15%, aumento sustancial de la capacidad de carga en un 12%, reducción de costes de mantenimiento en un 30%, reducción del coste operativo en un 7% para los buques contenedores medianos y un 3% para los de mayor tamaño, aumento del ratio de reciclaje a un 75%, mayor estabilidad del buque, disminución de gases de efecto invernadero, monitorización constante de la salud estructural del buque, inmunidad a la corrosión con un mejor rendimiento del ciclo de vida, mejor firma acústica submarina y mejoras estéticas.
Impactos en el sector
La posición de liderazgo de Europa en la industria naval mundial se basa en su compromiso con la investigación, la innovación tecnológica y la entrega de productos de alto valor añadido. De hecho, Europa sigue controlando alrededor de un 40% de la construcción de buques civiles y navales del mundo.
Europa destaca sobre todo en construcciones ligeras, en estructuras de casco de buques con una longitud de hasta unos 50 metros de eslora. Actualmente, la mayoría de las embarcaciones de ocio y veleros, transbordadores, patrulleros y buques de rescate y buques de guerra de menos de 50 metros de eslora ya se fabrican con materiales de FRP en lugar del clásico acero, pero hasta ahora no se había planteado trasladar toda su construcción con FRP en buques de mayor tamaño.
El uso de esos materiales para los buques de más de 50 metros de longitud se limita actualmente a estructuras y componentes secundarios por la falta, entre otros aspectos, de directrices de diseño y certificación en caso de incendio que permitan probar que el uso de esos materiales no afecta negativamente al nivel de seguridad del buque.
Fibreship trata, por tanto, de llenar diferentes vacíos tecnológicos y normativos que demuestren la plena factibilidad de utilizar materiales de FRP en los tres tipos de buques señalados.
Oportunidades de negocio
Fibreship supone una oportunidad de negocio para las empresas y el resto de stakeholders del sector naval.
Su éxito supondría una aplicación masiva de materiales FRP en la construcción de buques de todo tipo, una mayor competitividad de los operadores navales europeos ante el mercado global y, en definitiva, el desarrollo futuro de la construcción naval en el mundo.