José Manuel Soria apuesta por el desarrollo del gas natural vehicular para la economía española
El gas natural vinculado al transporte se convierte en la gran apuesta de España para el fomento de nuestra economía, tal y como se puso de manifiesto durante el III Congreso del Gas Natural para la Movilidad, desarrollado en la ETS Ingenieros Industriales de Madrid ayer. El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, que inauguró el congreso, manifestó la necesidad que tienen España y Europa de superar el problema de vulnerabilidad y dependencia motivada por la crisis del Este europeo.
“Tenemos plantas regasificadoras, red de gasoductos y la infraestructura necesaria para, si entrelazamos los esfuerzos con Europa, podamos reducir esa dependencia en al menos un 40%”.
Durante el Congreso, a través del informe “El gas natural vehicular en la economía española”, se destacaron las ventajas que el uso de esta energía alternativa supone a nivel económico, medioambiental y laboral, entre otros, y la sitúa como la gran oportunidad de la economía nacional para despuntar en el mercado internacional.
Por su parte, el presidente de Gasnam, José Ramón Freire, comentó que España tiene una posición envidiable para liderar el cambio al combustible gas natural en el transporte en Europa y que el papel de las Administraciones es crucial en este momento tanto en la definición del marco legislativo como en su papel de clientes del gas natural vehicular. Según sus propias palabras, “puede llegar a ser el nuevo combustible profesional”.
Entre los ponentes del Congreso se encontraban especialistas europeos, entre los que destacó Samuele Furfari, consejero del director general para la Energía de la Comisión Europea, quien también insistió en la necesidad de aunar esfuerzos públicos y privados para impulsar el uso del gas natural en el transporte marítimo y terrestre.
Además, participaron representantes de las comunidades de Madrid, Cataluña, País Vasco y Baleares, junto al director general de la Marina Mercante, Rafael Rodríguez Valero. Cabe destacar la presencia portuguesa a través del presidente del Consejo Directivo de IMT de Portugal, Joao Carvalho y representantes del Grupo Sousa-Gaslink y HAVI Logistics. Por parte española, participaron representantes de empresas implicadas en el sector del gas natural, como Balearia, Reganosa, Repsol GNL, Enagas, Transportes Monfort y los fabricantes Iveco, Seat y Nipsa.
Clausuró el congreso la secretaria general de Transportes, Carmen Librero.
Una apuesta segura
El comercio del gas natural se ha convertido en los últimos años en una apuesta segura vinculado al sector del transporte. A nivel mundial, desde el año 2000 se han multiplicado por 12 el número de vehículos que hacen uso de esta energía, siendo en 2014 ya más de 18,5 millones de vehículos y con una red de más de 24.000 estaciones de carga. Se prevé, además, que se multiplique por 20 hasta el 2020, alcanzando un consumo de aproximadamente de 2 millones de toneladas de gas; y España se sitúa como el país europeo con mayor número de estaciones de servicio de gas natural licuado GNL (19 y 10 más en proyecto). En al ámbito marítimo, actualmente 50 barcos emplean esta energía, otros tantos se encuentran en construcción; y se prevé un crecimiento de hasta 10 veces más hasta el 2020, alcanzando 500 barcos propulsados por gas natural. Por otro lado, estudios como el informe Eurogas Roadmap 2050 prevén que esta energía en auge sustituya un tercio del gasóleo consumido en el transporte de mercancías para el 2050.
Desde el punto de vista del cliente, la amortización aproximada de la inversión en vehículos a gas natural es de entre 1 y 2 años para los vehículos ligeros y pesados de mercancías; y de 5 años en el caso de un ferry de media distancia.
En lo que se refiere a medio ambiente, las emisiones de CO2 son un 20% inferiores a las de un vehículo de gasolina y 150 veces menores las de SOx. Las de NO2 son prácticamente inexistentes. En el transporte marítimo las emisiones de SOx y de particulas prácticamente desaparecerían, las de NOx se reducirían hasta un 90% y las de CO2 hasta en un 20%. En cualquiera de los casos, la reducción de emisión de partículas es prácticamente del 100%. Se trata de una apuesta real como energía alternativa sostenible.
A nivel macroeconómico, el uso del gas natural en la movilidad, supondría una mejora en la balanza comercial en detrimento de otros productos petrolíferos cuyo precio por unidad energética es mayor, aumentando la competitividad de nuestras empresas nacionales por los menores costes logísticos y contribuyendo al liderazgo tecnológico de las empresas asociadas al gas natural vehicular. Además, nuestro sistema de distribución de gas está preparado, sin necesidad de inversiones adicionales, sólo sería necesaria la inversión en estaciones de servicio.
Entre los efectos económicos más inmediatos que supondría el fomento del gas natural vehicular para España se encuentran una contribución al PIB de unos 10.800 millones de euros para el año 2035 (un 5,4% del PIB actual) y la creación de 176.000 nuevos puestos de trabajo, a tiempo completo, de forma directa o indirecta.
Por otro lado, respecto a la regulación del gas natural, en la Unión Europea ya ha sido aprobada la directiva comunitaria sobre el desarrollo de infraestructuras para combustibles alternativos ‘Clean power for transport’, donde el gas natural tiene un papel muy relevante. Además, la entrada del nuevo estándar Euro6 en los vehículos para restringir emisiones, reduce el diferencial en la adquisición de vehículos de gas natural frente a los de gasoil; y también se plantean importantes ayudas como el programa europeo “Connecting Europe Facility” que dispone de un presupuesto de 26.200 millones de euros para el período 2014-2020.
El gas natural supone, por tanto una apuesta real para el fomento de la economía nacional. Se trata de una energía más segura que la gasolina o el gasóleo, por sus propiedades de inflamabilidad, temperatura de auto-ignición y velocidad de llama; así como por su tendencia a disiparse en la atmósfera al ser menos denso que el aire. Es una energía alternativa sostenible, en la que España se encuentra a la cabeza y puede despuntar, para la cual no es necesaria una gran inversión, puesto que contamos con las infraestructuras necesarias; y que, además, va a suponer una fuente de creación de empleo en un momento tan necesario.