El comité científico de Arvi recomienda analizar las consecuencias antes de implantar AMP
Arvi, la mayor asociación pesquera española, ha publicado el informe “Áreas Marinas Protegidas, una herramienta de gestión y no un fin en sí mismas”, elaborado por su Comité Asesor Científico Técnico (CACT). En él concluyen que las AMP deben ser una herramienta más en la gestión de los recursos marinos y no la única alternativa. El informe también señala la necesidad de conseguir una unión y coherencia entre los objetivos perseguidos para la conservación de los océanos y la gestión de las pesquerías para conseguir la sostenibilidad de los recursos. De la misma forma, apunta que antes de atribuir estos espacios protegidos, se deben evaluar e investigar sus beneficios y costes, teniendo en cuenta los aspectos biológicos, pero también los económicos y sociales.
Arvi es partidaria de las AMP pero, como señala el informe, el proyecto de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) de 2016 que busca la protección total del 30% del océano frente a la actividad pesquera, también debería tener en cuenta las posibles consecuencias negativas sobre las áreas no protegidas -donde se concentrarían todas las actividades económicas marinas del planeta-, la economía mundial o el empleo, además de la producción mundial de pescado, la cual se vería gravemente disminuida provocando un fuerte cambio en la dieta de la población.
En el caso de que finalmente se aplique esta protección, indica el informe, debería realizarse en determinadas áreas y de forma temporal para así asegurar la supervivencia de las especies o hábitats que convivan en ellas. Las conclusiones del documento, basadas en las opiniones de tres reputados científicos, afirman que a pesar de pedir prudencia, existen evidencias de que una AMP bien gestionada protege la biodiversidad y mantiene la estabilidad del ecosistema.
En 2015, los estados miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a conservar el 10% de las áreas costeras y marinas para 2020. Sin embargo, en 2016, un estudio de la revista Conservation Letters se posicionaba a favor de la protección del 30% de esos espacios y meses más tarde, esta propuesta fue aprobada por la IUCN en su Congreso Mundial de la Naturaleza 2016. En la actualidad, hay organizaciones que incluso apoyan el 50% de la protección de los océanos, pero sin tener en cuenta las consecuencias económicas, sociales y medioambientales que puede llegar a provocar.