“En estos 20 años hemos realizado una apuesta clara por la técnica y la tecnología, hemos tenido que superar en el camino dificultades, pero hemos tenido grandes éxitos”
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¿Qué balance hace Soermar de estas dos décadas?
En estos 20 años hemos realizado una apuesta clara por la técnica y la tecnología, hemos tenido que superar en el camino dificultades, pero hemos tenido grandes éxitos. Y si algo marca el trabajo de SOERMAR es la apertura a la colaboración con todo el sector y las entidades que lo forman.
Hemos desarrollado y ejecutado en torno a 389 proyectos nacionales y europeos con una financiación pública de aproximadamente 95 millones de euros de subvención, que ha supuesto una inversión privada de más de 475 millones de euros. Hemos trabajado intensamente desarrollando estudios de viabilidad para el desarrollo de nuevos tipos de buques, para implementar en los buques sistemas híbridos de propulsión, hemos desarrollado prototipos para la generación de energía eléctrica con el aprovechamiento de las corrientes marinas, se han identificado en los prototipos que construyen los astilleros más de 200 sistemas innovadores que se han implementado a bordo, se ha trabajado intensamente en el desarrollo de proyectos para la mejora de los procesos productivos de los astilleros, etc.
El balance final que puedo hacer de estos 20 años tan intensos es positivo. A pesar de haber tenido que superar dos crisis, somos supervivientes por naturaleza, en los momentos más críticos nos unimos y hacemos fuerza, por eso el éxito de SOERMAR es el trabajo en equipo, los proyectos conjuntos nacionales y europeos, el saber hacer de nuestro equipo técnico con mucha experiencia, que siempre encuentra una solución innovadora en colaboración con los astilleros y con los centros tecnológicos especializados, y, cómo no, nuestro conocimiento económico para financiar los proyectos con tasas de éxito de más del 90%.
A lo largo de estos 20 años el sector ha pasado por muchos capítulos importantes, ¿qué momentos destacarían por su relevancia o trascendencia?
Entre los capítulos más relevantes de los últimos 20 años está cómo este sector ha pasado de tener a nivel europeo un marco estatal específico de ayudas a la construcción naval que regulaba cómo atribuir ayudas específicas de I+D+i, de formación, de inversión, etc., a integrarse en los marcos de ayudas generales. Pero en esos marcos no se contemplaban las características especiales de nuestro sector, lo que hizo muy difícil la instrumentalización y mantenimiento de las ayudas específicas por parte de las Administraciones, como el caso de las ayudas a la inversión y a la formación.
La supresión de la Gerencia del Sector de la Construcción Naval, del Ministerio de Industria, Energía y Turismo (MINETUR), también supuso una disminución de los recursos de la Administración dedicados al sector naval.
Otro hito relevante que afectó a la actividad del sector naval fue la denuncia por Holanda ante la Comisión de Competencia de la Unión Europea del sistema de tax lease que España aplicaba desde 2002. Fue un hecho en 2010 bastante gravoso para los mecanismos de financiación de la construcción naval, perjudicando la imagen del sector.
En el desarrollo de este momento tan crítico, en junio de 2014, el Marco de ayudas estatales a la construcción naval se extingue y no hay una continuidad, teniendo el sector que acogerse a los mecanismos generales, muchas veces no adaptados a sus particularidades, lo que hace que sea muy difícil acceder a las ayudas, por lo que se ponen pocos proyectos en marcha y se ralentiza su avance tecnológico, mientras que en otros países europeos se están desarrollando.
Para nosotros, también es muy importante la presentación del ‘Plan Estratégico de I+D+i de los astilleros medianos y pequeños. Visión 2030’ el 25 de febrero de 2019 en el Ministerio y después en todas las comunidades autónomas donde hay astilleros. Un plan en el que dimos la oportunidad de participar a todo el sector, y que recoge las actuaciones más importantes que el sector reclama para su evolución tecnológica y dar respuestas a las demandas de la sociedad actual.
En el momento actual, no puedo dejar de mencionar el Plan de Recuperación y Resiliencia, y, en concreto, las iniciativas que auspiciadas en este plan se han puesto en marcha hacia el sector marítimo, y en concreto para el naval.
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Como organismo que se encuentra siempre al lado de los astilleros, ¿cómo los ha visto evolucionar?, ¿en qué momento se encuentran ahora mismo?
No es fácil responder a esta pregunta. Hay muchos ámbitos y consideraciones que tener en cuenta. Si estamos hablando del sector de astilleros privados en general, en estos últimos 20 años, varios astilleros tuvieron que cerrar sus puertas, otros han crecido y se han especializado en tipos de buques, todos sufren la dificultad de encontrar personal cualificado, y la importancia del sector naval como estratégico está siendo impulsada y debe consolidarse como se ha hecho en otros países europeos como Alemania, Francia, etc., que, además, son competidores directos nuestros.
Dentro del ámbito tecnológico, por supuesto que han avanzado. La prueba es la cartera de pedidos, que, a pesar de tratarse de tiempos difíciles y complicados, se mantiene, y está plagada de buques de marcado carácter innovador.
En estos 20 años, hemos visto cómo en las estrategias de todos los astilleros se han incluido la actividad de investigación, desarrollo e innovación, las necesidades formativas en nuevas tecnologías y nuevos campos de actuación (ciberseguridad, materiales nuevos, nanotecnología, impresión en 3D, nuevos combustibles alternativos, eólica offshore, …) y cómo las direcciones de cada astillero tienen en cuenta en su estrategia la I+D+i.
Estamos en un punto en la que la tecnología y la innovación están siendo protagonistas indiscutibles del sector, ¿qué grado de desarrollo e implantación están teniendo?
Se han dado pasos, pero no cabe duda de que, debido a todas las situaciones que en los últimos años hemos vivido, se requiere un esfuerzo para que las tecnologías se desarrollen y para que se implanten en los astilleros.
Me gustaría diferenciar entre el producto, es decir, el buque y los procesos productivos del astillero.
No es necesario mencionar que estamos en un momento en el que España, y la construcción naval civil privada, tiene capacidad para desarrollar cualquier prototipo de buque que un armador le plantee, solo hay que echar un vistazo a la lista de buques con marcado carácter tecnológico que en los últimos 10 años hemos construido y entregado.
El reto tecnológico de producto lo sabemos hacer muy bien y cada vez que se acerca un armador a proponer un reto es asumido de forma profesional, responsable, eficaz y eficiente.
Ahora es el momento de diversificar y desarrollar nuevos tipos de buques para nuevos mercados, es el momento de la diversificación, buscando y desarrollando nuevos productos para sectores que hoy en día son emergentes de la economía actual y necesarios para poder aumentar nuestro portafolio de productos.
En el ámbito de los procesos, la marcha es más lenta, no podemos olvidar que, para los procesos productivos, de gestión, etc. se requieren inversiones e importantes desembolsos económicos, y las capacidades financieras de inversión se ven muy limitadas en el caso de los astilleros, ya que toda su capacidad financiera se aplica a la construcción del buque que tienen contratado. Por eso, en este punto es donde es más importante articular líneas de ayuda que permitan las inversiones en activos que ayuden a digitalizar los procesos, a la descarbonización, a la implantación de medidas de protección del medioambiente y a la optimización energética de cada proceso que se desarrolla en los astilleros. Yo diría que aquí es donde más camino nos queda por recorrer.
¿Qué retos quedan aún por abordar en este ámbito?
Es muy importante apostar por la formación de todos los trabajadores en las nuevas tecnologías, es vital el desarrollo de planes formativos por las empresas que sean implementados y apoyados por las administraciones centrales y autonómicas. No podemos querer desarrollar procesos productivos y buques basados en las nuevas tecnologías y sin que los trabajadores que día a día están trabajando conozcan la tecnología y cómo usarla para que su trabajo sea eficiente, rápido y eficaz. La apuesta por personal cualificado es una estrategia y hoy en día no es una opción, sino una necesidad.
Por otro lado, los retos más importantes son en el ámbito de los buques, la descarbonización del transporte marítimo, la pesca, los cruceros, … Y cómo le afecta esto al desarrollo de nuevos combustibles, la combinación de propulsiones híbridas, qué debe hacer un armador frente a las medidas de obligaciones que debe asumir respecto a las emisiones atmosféricas. Hay varias alternativas que se están desarrollando, y habrá que plantearse el modificar un gran número de buques mercantes en servicio y aplicarla a nuevas construcciones para reducir las emisiones globales del sector.
Otro reto está en el ámbito de los procesos, la digitalización, pero entendida como una herramienta aplicable a los requerimientos de las empresas del sector con el fin de optimizar los procesos de los astilleros.
Y el desarrollo de soluciones novedosas para acceder a nuevos nichos de mercado, de forma que nos diversifiquemos y que tengamos un portafolio de productos más enriquecido y diverso, que nos permita capear cualquier otra crisis.
Estamos en un momento único. Tenemos un elenco de posibilidades, como los fondos europeos, las ayudas a la I+D+i de la construcción naval o el PERTE naval. Es necesaria la potenciación aportando más presupuesto a los programas de ayudas ya existentes y diseñar nuevos programas de ayuda que permitan al tejido industrial naval evolucionar a través de la tecnología. Por tanto, es el momento de analizar, estudiar y participar en proyectos que desarrollen los retos que debemos asumir.
Recientemente hemos tenido dos buenas noticias que afectan al sector marítimo, una de ellas es la inyección que proporcionarán los fondos Next Generation, ¿cómo repercutirá esto en el sector naval?
En cuanto a los fondos Next Generation, son un instrumento de recuperación dotado con más de 806.900 millones de euros, que constituye el mayor paquete de estímulo aprobado por la Unión Europea en toda su historia. De ellos, España es uno de los países que recibirá más subvenciones, con las que deberá poner en marcha un programa de reformas estructurales. El plan del Gobierno se centra en cuatro ejes fundamentales: la transición ecológica, la transformación digital, la cohesión social y territorial y la igualdad de género. Y uno de los instrumentos más importantes para acceder a esas ayudas son los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), que tienen un alto componente de colaboración público-privada.
En el caso del PERTE Naval, algunos de los requisitos que se han establecido en las bases reguladoras publicadas son: para acceder a ellos, se debe constituir una agrupación de empresas en la que, al menos, haya seis compañías de dos comunidades autónomas, el 40% deben ser pymes, y una entidad proveedora de conocimiento (I+D+i). Por tanto, si quiere beneficiarse de esas ayudas, tanto las del PERTE naval como las de otros programas, lo fundamental es que el sector naval trabaje unido y las aproveche para culminar su transformación y entrar de lleno en la Industria 4.0.
Desde SOERMAR estamos trabajando activamente en la preparación de un proyecto en colaboración activa de los clústeres regionales con Foro Marítimo Vasco, Aclunaga, Asime, Clúster MARCA y Balearic marine Clúster.
Por otro lado, la aprobación del PERTE Naval supone una nueva alegría para el sector, ¿qué supone su puesta en marcha para Soermar y los astilleros asociados?
Para los astilleros, el Perte Naval supone una gran oportunidad para asumir muchos de los retos tecnológicos que deben implementar en su actividad. Y esperan con mucho interés que se publique la convocatoria para conocer las medidas y los requisitos y que sean asumibles para poder presentar proyectos.
Para SOERMAR supone una oportunidad de apoyar a las empresas, de desarrollar tecnología naval, de poner en marcha proyectos conjuntos donde se optimicen los recursos y se divulguen y lleguen al máximo número de empresas del sector los avances tecnológicos logrados.
En estos momentos, tenemos un abanico muy grande de oportunidades. Pero todas esas iniciativas no tendrán sentido si no nos unimos, colaboramos en la formación del personal, en el desarrollo de proyectos y en la materialización de la incorporación de la tecnología y la innovación en nuestro ADN, porque la I+D+i es una inversión que requiere medios, tiempo, cooperación y estrategia, pero, sobre todo, la colaboración de todos los agentes y de las personas que constituimos el sector naval.
En un contexto como este, el trabajo de Soermar resulta todavía más fundamental, ¿cómo ven a Soermar en un futuro a medio-largo plazo?
SOERMAR seguirá el camino que los astilleros le marquen, como hasta ahora ha venido haciendo, porque es importante indicar que sus órganos de gobierno son exclusivamente los astilleros privados, que son los que anualmente fijan su plan de actuación y las actividades que debe desempeñar.
En definitiva, SOERMAR seguirá al servicio de los astilleros, como entidad que fue creada por ellos para representarles en el ámbito de la técnica, la tecnología y el I+D+i, con un trabajo colaborativo, innovador y abierto con todas las entidades y empresas del sector, con el objetivo de fomentar su competitividad a través del desarrollo tecnológico.