Payoya acoge la cuarta edición del Taller Rural Experimenta para razas autóctonas amenazadas
La Asociación de Criadores de Raza Caprina Payoya acogió en la localidad gaditana de Grazalema la cuarta edición del Taller Rural Experimenta, que este año giraba en torno a razas autóctonas amenazadas como la Cabra Payoya, junto a la Oveja Merina de Grazalema y la Cabra Blanca Andaluza o Serrana.
La asociación de Payoya comparte su testimonio y experiencia de haber formado parte de este taller que ha abierto un espacio de trabajo en común en torno a las razas ganaderas autóctonas amenazadas y su contexto social. Durante una semana de convivencia, tres grupos de trabajo debatieron y trabajaron en torno al patrimonio, el relevo generacional y las relaciones y alianzas con otros ámbitos de razas autóctonas como nuestra Cabra Payoya.
Para Pepe Millán, pastor y cabrero desde niño, y que forma parte de la Asociación, Rural Experimenta, lo explica: “Ha sido espectacular. Como he dicho ya a lo largo del taller, el primer día me sentía un poco perdido, pero ha sido una experiencia fabulosa por todo lo que se ha hablado y lo que hemos conseguido poner sobre la mesa y unir. Además, la convivencia con todas las personas que he conocido y con las que he trabajado. Sería genial que se repitiera por lo menos una vez al año, con nuestra Cabra Payoya, para que no se pierda nuestra ganadería y nuestra manera de entender el territorio”
Para José María Fernández, ganadero de Cabra Payoya y presidente de la Asociación, Rural Experimenta ha sido toda una experiencia que ha superado las expectativas iniciales que tenía: “Ha sido un taller muy interesante, y ha sido toda una sorpresa. Reconozco que me parecía rara la mezcla de los Ministerios de Cultura y Agricultura para el trabajo en común y la puesta en valor de algo como es la ganadería y el campo. Al final, me he dado cuenta de lo necesario y lo importante que es trabajar juntos, y siento pena de no haber podido estar en todas las sesiones del taller. Repasando la experiencia salgo muy contento, y como conclusión, viendo los resultados de grupos de trabajo, uno se da cuenta de cómo necesitamos estas formas de pensar y trabajar, también con otros ámbitos, para los retos que tenemos en nuestro sector como la incorporación a la ganadería y el relevo generacional”.
Olga González, veterinaria y directora ejecutiva de la Asociación, comparte cómo ha sido esta experiencia: “Esta semana para mí ha sido un soplo de aire fresco, un tiempo de análisis, reflexión y construcción colectiva de propuestas nuevas, abordando todas las dimensiones que atraviesan el mundo de la ganadería, y en concreto el de las razas autóctonas amenazadas. Un encuentro de un grupo de personas, diversas en su vinculación con lo rural, lo cultural, lo ganadero, que con sumo cuidado, preocupación, dedicación y cariño han ido desgranando pasado y presente de esta ganadería, midiendo las distancias que nos han alejado de lo antes cercano, e imaginando y diseñando puentes de conexión hacia un futuro”.
“Para las personas que trabajamos en la conservación de la Raza Caprina Payoya, no sólo nos preocupa la conservación de la Raza como patrimonio genético, también como patrimonio inmaterial y cultural, es territorio e identidad, es desarrollo y también es futuro”, concluye.
Diversidad zoogenética
Por primera vez, Rural Experimenta propone acotar la temática de trabajo, para tratar de manera específica uno de los elementos más valiosos del patrimonio vinculado al medio rural como es -por su especial proyección social económica y medioambiental- el patrimonio ganadero y, en concreto, las razas autóctonas amenazadas.
España es uno de los países con mayor diversidad zoogenética del continente europeo, cuenta con un patrimonio ganadero constituido por 166 razas o variedades autóctonas, 148 de las cuales se encuentran en estado de amenaza. Al mismo tiempo, el sector primario y la ganadería se constituyen como uno de los principales motores económicos y sociales de las zonas rurales en España. La vinculación de esta actividad con el desarrollo de los pueblos y del entorno, con la preservación del medio natural y su biodiversidad y con la identidad territorial es una realidad que en muchas ocasiones pasa desapercibida. En concreto, las razas ganaderas autóctonas, caracterizadas por una adaptación especial al medio del que proceden, por su valor en términos de sostenibilidad, por su importancia para el mantenimiento de los ecosistemas y por un trabajo continuado para su preservación por parte de los ganaderos, representan la riqueza del mundo rural y merecen su puesta en valor.