"En poco tiempo el cuaderno de campo digital ya no será un reto, lo será la automatización a la hora de cumplimentarlo"
Entrevista a Manuel Pérez Ruiz, presidente del Comité Organizador del Congreso Ibérico de Agroingeniería y Catedrático de la Universidad de Sevilla
El investigador de la Universidad de Sevilla es uno de los actores destacados en la transformación digital de la agricultura en nuestro país. Interempresas tuvo la oportunidad de conversar con este experto para palpar la realidad de la formación relacionada con la ingeniería agronómica durante la celebración en Sevilla del XII Congreso Ibérico de Agroingeniería.
¿Cuál ha sido la evolución del Congreso Ibérico de Agroingeniería en estos últimos años, en cuanto a estructura y contenidos?
La edición de este año es la duodécima y hemos tenido la suerte de organizarla en nuestra casa, la Universidad de Sevilla. Creo que tiene mucho mérito el hecho en sí de organizar un evento de estas características cada dos años, en un área de especialización tan concreta como la nuestra. En cuanto a la estructura del encuentro, desde la organización no hemos hecho otra cosa que construir sobre los logros obtenidos en ediciones anteriores.
El cambio más evidente respecto a las últimas ediciones se ha producido en lo que respecta a la evolución de las nuevas tecnologías. El avance en sostenibilidad y en las herramientas destinadas a la optimización de los procesos ha quedado muy bien reflejado en las 94 publicaciones presentadas en el Congreso de este año, todas de una calidad excelente.
¿Cuál es el momento que atraviesa la formación en ingeniería agronómica en España?
Quizá la visibilidad que tiene esta formación universitaria entre la sociedad es minoritaria si la comparamos con otras titulaciones. No obstante nos encontramos en un momento en el que la salida profesional y la empleabilidad de esta titulación es prácticamente del 100% actualmente. Con una necesaria especialización posterior, la carrera de ingeniero agrónomo permite obtener un puesto de trabajo acorde a la formación sin ningún problema.
Los estudios de ingeniero agrónomo tienen además una característica muy definida que es la multidisciplinaridad. Un agrónomo puede trabajar tanto en una empresa de insumos, como asesorando a agricultores en campo o participando en la construcción de una bodega. Por este motivo creo que la carrera de ingeniero agrónomo ofrece esa versatalidad a los alumnos para que, una vez finalicen sus estudios, puedan disponer de un amplio abanico de opciones para trabajar.
De todo el trabajo de los investigadores expuesto en el Congreso de este año, ¿qué aspectos en concreto le han parecido más destacados?
Todos los temas que se han abordado en el Congreso considero que van a ser muy relevantes para el conjunto del sector agroalimentario en el corto y medio plazo. Sin embargo me gustaría destacar un tema como el de los biocombustibles, más en concreto el relacionado con el bioetanol. Puede ser un factor clave, no tanto para la movilidad de los vehículos sino para la reindustrialización de las zonas rurales. Este tipo de industria permite fijar puestos de trabajo en el medio rural y puede ser muy importante para la que se denomina 'España Vaciada'.
Otro aspecto a destacar son los trabajos para determinar el contenido de micotoxinas en el cultivo de trigo. Se trata de un problema de seguridad alimentaria, por el peligro que pueden representar estos hongos para la salud humana y animal. La línea de trabajo actual se basa en el seguimiento remoto de la enfermedad y en la realización de controles y tratamientos preventivos para evitar su aparición.
El asunto de la ciberseguridad ha sido uno de los temas más novedosos de este año, aunque por el momento no esté muy extendido en el ámbito agrario. Pero sin duda es una de las preocupaciones de cara al futuro, al estar expuestos cada vez más a cualquier tipo de ataque de estas características debido a la hiperconectividad que se produce hoy en día entre todos los eslabones de la cadena alimentaria.
“La fórmula debe ser hacer agricultura intensiva pero de forma sostenible, dado que tenemos que alimentar a una población mundial en constante crecimiento, sin entrar en el capítulo de los estándares de calidad que también van en aumento”
¿Qué importancia tendrá el asesor técnico en la actividad agrícola de los próximos años con la entrada en vigor de la nueva PAC, el cuaderno digital...?
El asesor, tal y como lo conocemos actualmente, debe capacitarse a través de una formación suplementaria para hacer frente a todos los desafíos que plantea la entrada en vigor de la nueva PAC. El primer paso, por tanto, es reciclarse con posgrados o simplemente formación no reglada como pueden ser cursos que capaciten para entender y manejar todas las nuevas herramientas que están saliendo al mercado para, por ejemplo, cumplimentar el cuaderno de campo digital. Lo que el técnico no debe hacer es percibir todos estos cambios como una barrera para su desempeño profesional.
La clave, en mi opinión, para hacer más sencilla esta tarea es la recopìlación de datos por parte de la maquinaria agrícola y de los sistemas de gestión de las explotaciones. Estos dispositivos pueden, por sí solos, aglutinar y procesar todos los datos necesarios para rellenar el cuaderno de campo digital. Creo que en poco tiempo el cuaderno de campo digital ya no será un reto; en cambio, sí puede serlo la automatización a la hora de cumplimentarlo.
'Future Farm' es la parcela que la Universidad de Sevilla pone a disposición de los alumnos del Máster propio en Agricultura Digital e Innovación Agroalimentaria para que puedan adquirir experiencia en el uso de nuevas tecnologías aplicadas a la agricultura.
¿Qué diagnóstico puede hacer del grado de introducción de las nuevas tecnologías en el campo español y del nivel de sostenibilidad que ha alcanzado la producción agrícola en nuestro país?
Si hablamos de la implantación de la tecnología en nuestra agricultura, creo que todavía está costando mucho. Estoy de acuerdo con el modelo que ha promulgado José Enrique Fernández (CSIC) durante su intervención en el Congreso en relación a la "intensificación sostenible". Es decir, la fórmula debe ser hacer agricultura intensiva pero de forma sostenible, dado que tenemos que alimentar a una población mundial en constante crecimiento, sin entrar en el capítulo de los estándares de calidad que también van en aumento.
Tras cinco ediciones, ¿qué balance puede hacer del Máster propio en Agricultura Digital e Innovación Agroalimentaria de la Universidad de Sevilla?
Se ha producido una evolución en estos últimos años pero no solo en nuestro Máster si no en el conjunto de la Universidad de Sevilla. La nuestra es una institución que ha sido y es muy fuerte en muchas disciplinas pero hay que reseñar el auge que está experimentando el sector agroalimentario en los últimos años. La Universidad está trabajando para poner en marcha un centro de innovación agroalimentaria en colaboración con Portugal, en la zona del Algarve y Alentejo. Estamos trabajando en ello, es un proyecto a desarrollar en los próximos dos años y que se ubicará físicamente en la ciudad de Sevilla.
En lo que se refiere a la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, estamos inmersos en un proyecto para construir un nuevo edificio que nos permita albergar a más alumnos, más profesores y departamentos. El máster ha evolucionado satisfactoriamente en las cinco ediciones que se han desarrollado hasta ahora, manteniendo el principio de estar muy orientado a las capacidades que deben obtener los técnicos. Estamos pensando en trasladar esta iniciativa docente a otras zonas de España donde se empieza a demandar este tipo de formación.