La fertirrigación con microalgas en el viñedo mejora la fertilidad del suelo y reduce las necesidades hídricas y de fertilización
A nivel agronómico, los resultados del proyecto AlgaVID constatan mayor grados brix (azúcar) y mayor peso de baya por racimo en el viñedo irrigado con microalgas respecto al viñedo testigo, que combinado con el despliegue sensórico en la zona, aportan toda la información necesaria para una buena monitorización del cultivo y toma de decisiones.
El Grupo Operativo AlgaVID, que pretende sustituir fertilizantes y abonos de origen químicos en el viñedo por bioestimulantes basados en las microalgas, llega a su fin.
Este consorcio de carácter supraautonómico, coordinado por Fundación Ayesa y formado por Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, la startup G2G Algae Solutions, el centro tecnológico Leitat, Viñedos del Río Tajo (perteneciente a la Familia de Vino y Spirits González Byass) y la Fundación Agroecosistema, celebró su jornada final en Montilla (Córdoba), concretamente, en las instalaciones de Bodegas Robles, entidad que también es colaboradora del proyecto.
De hecho, en el viñedo de esta bodega cordobesa se ha realizado uno de los dos ensayos de uso de microalgas para producir bioestimulantes agrícolas de forma continua y sostenible, implementando esta innovadora técnica a su agricultura, que se decanta por la producción ecológica, bajo el lema de que “mientras más cuidamos la tierra, mejores vinos hacemos”.
El otro ensayo ha tenido lugar la Finca Bergonza, en Toledo, perteneciente a Viñedos del Río Tajo, ya que el objetivo de AlgaVID es demostrar la viabilidad de los bioestimulantes elaborados a partir de microalgas en la producción vitivinícola de Andalucía, Aragón y Castilla-La Mancha.

Jornada de presentación de resultados
La jornada fue inaugurada por el propietario de Bodegas Robles, Francisco Robles, y por el alcalde de Montilla, Rafael Ángel Llamas, quien se siente orgulloso de que su municipio, y más en concreto una bodega montillana, participe en un proyecto que, desde la innovación, viene a trabajar “en el cuidado de nuestra tierra, del medio ambiente y de nuestro Planeta”.
Por su parte, el empresario reafirmó su compromiso con la producción ecológica, práctica en la que han sido pioneros, señalando que, allá por 2006, Bodegas Robles calculó la primera huella de carbono acreditada, pues la filosofía empresarial se ha caracterizado por “estar a la vanguardia en el desarrollo de productos aunando innovación, digitalización y sostenibilidad, dando respuesta a lo que la sociedad nos está exigiendo”.
En este sentido, Francisco Robles subrayó la importancia de este proyecto, pues no sólo permite reducir la dependencia de los abonos químicos, sino que también ayuda a mitigar el cambio climático mediante la recuperación de la microbiota del suelo y la optimización del uso del agua.
A continuación, los miembros del consorcio explicaron en qué ha consistido su trabajo a lo largo de más de dos años de ejecución del proyecto y han presentado las principales conclusiones. Entre ellas, destacan los beneficios que aporta el tratamiento con microalgas tanto para la recuperación del terreno como para el cultivo del viñedo.
Así, producen un efecto estabilizador del suelo, generando entre un 15-20% de reducción de las necesidades hídricas y un efecto activador de los microorganismos del suelo, además de aumentar la capa fértil. A nivel agronómico, el uso de dosis y media dosis de la solución a base de microalgas ha permitido una disminución del aporte de fertilización mineral (20% de reducción de NPK), además de lograr en las cosechas de uva mayor grados brix (azúcar) y mayor peso de baya por racimo en el viñedo irrigado con microalgas respecto al viñedo testigo.

El grupo AlgaVID también ha apostado por la incorporación de tecnologías avanzadas en la gestión de los viñedos, con el diseño y desarrollo de una estación de monitorización ambiental y de suelos. Así, gracias a una red de sensores edáficos, ambientales y fenológicos, dotados con Inteligencia Artificial, los agricultores pueden monitorizar y manejar sus cultivos en remoto, mejorando la eficiencia gracias a los sistemas Edge y Cloud.
A esto se suma una plataforma de apoyo a la toma de decisiones, que es capaz de compilar datos de fuentes satelitales y de los sensores para traducirlos en unas gráficas de tendencia y recomendaciones y alertas de utilidad para el agricultor. Este sistema cuenta también con un chat (voice-bot) con el que el usuario puede interactuar haciendo preguntas.
