Perspectivas en la cuenca mediterránea, el centro del sector vinícola europeo
La superficie que ocupa el viñedo mediterráneo (incluyendo los Balcanes) es de 4,2 millones de hectáreas. Es decir, el 53% de la superficie mundial. Francia ocupa la primera posición entre los productores mundiales de vino, seguido por Italia y España. Portugal, en el 11er lugar, y Grecia, en el 14º, cierran la lista de integrantes en el ranking mundial de productores vinícolas.
La superficie del viñedo mundial ocupa 7,4 millones de hectáreas y produce 271 millones de hectolitros. En Europa, 3,5 millones de hectáreas se dedican al vino. En 2013 se consumieron 239 millones de hectolitros de vino (54% vino tinto, 29% vino blanco, 9% vino rosado y 8% vino espumante). Estados Unidos, Francia e Italia fueron los mayores consumidores con 29,1, 28,1 y 22 millones de hectolitros respectivamente.
Según Jean-Pierre Van Ruyskenvelde, director general del Instituto Francés de la Viña y el Vino (IFV), “los mercados de producción permanecen bastante bien orientados en la mayoría de las regiones, consecuencia de las sucesivas cosechas limitadas, abastecidas con pocas reservas”. Para Van Ruyskenvelde, “el vino rosado y los espumantes continúan su progresión”.
“Una dinámica de inversiones en el viñedo y las bodegas es algo de vital importancia”, afirma el director de IFV. “El sector viña-vino se enfrenta a desafíos cruciales entre los que se encuentra la búsqueda de competitividad en el viñedo y una adaptación, cada vez más grande en las bodegas, de la calidad de los vinos en función de los consumidores”.
Por ello, el desarrollo sostenible es un eje imprescindible para mantener la estabilidad del sector. “Con el plan Ecophyto 2, los poderes públicos van a reforzar las condiciones de empleo de los productos fitosanitarios. La suspensión de la venta de ciertos productos y la búsqueda de soluciones de substitución para la protección de la viña, en especial por medio del biocontrol, son plenamente actuales”.
La conservación del suelo es también un tema importante. “Se aguarda el desarrollo de prácticas tales como el control de hierba mecánico bajo la hilera con herramientas intercepas innovadoras. Otra obligación es la protección de las aplicaciones de insumos y la disminución de los riesgos medioambientales mediante el manejo de la deriva. Los viñadores serán impulsados, a corto plazo, a invertir en materiales adaptados.
Por otra parte, “la reducción de los insumos en enología gracias a la utilización de nuevas tecnologías, en especial membranosas, es también objetivo para la elaboración de los vinos. Un manejo cada vez mayor de la temperatura de las diferentes fases de vinificación y de la crianza de los vinos integra la panoplia de la enología de precisión”.
Finalmente, del lado de los equipos, Van Ruyskenvelde menciona dos tendencias. La primera concierne a la “generalización de la mecanización, a través de la máquina vendimiadora, de numerosas operaciones preparatorias a la colocación de la cuba. La segunda apunta a la mejora de las condiciones de trabajo en varios ámbitos y, especialmente, a los movimientos de poda de la viña, con herramientas que tienen por objetivo conjugar eficacia, seguridad y confort”.