GeoNovatek recalza el terreno de una nave industrial
La construcción sobre terrenos húmedos, como zonas de torrentes, lagos o áreas inundables, representa uno de los mayores riesgos para la estabilidad estructural de los edificios y la seguridad de sus habitantes. Aunque en algunas ocasiones la presión urbanística y la falta de espacio obligan a desarrollar proyectos en zonas de mayor complejidad geotécnica, se antoja fundamental cerciorarse de la calidad y características del terreno sobre el que se construye. De esta manera, se evitarán futuros problemas estructurales en la edificación, como los que tuvo que afrontar GeoNovatek recientemente en una nave industrial de Castellbisbal, Barcelona, en la que llevó a cabo la consolidación del terreno y el recalce de su cimentación.
Este edificio construido en los años 80 y levantado sobre una ubicación por la que antiguamente pasaba un torrente de agua, presentaba un hundimiento de extremo a extremo por asiento diferencial, siendo la zona central de pilares el perímetro más castigado en este sentido. Cabe señalar que el antiguo torrente pasaba justo por la zona en la que se insertaron dichos pilares. Asimismo, desde hacía bastante tiempo habían surgido grietas en paredes y deformaciones en marcos y puertas que estaban dañando la estructura de esta nave industrial y, a su vez, suponiendo un peligro para la salud de los trabajadores.
Ante esta situación, GeoNovatek decidió llevar a cabo dos técnicas: recalce de la cimentación con micropilotes y consolidación del terreno bajo la nave. En primer lugar, se realizó un recalce de la cimentación para transferir parte de la carga de la estructura hasta estratos de mayor resistencia y profundidad, instalando para ello bajo el terreno 25 micropilotes MP/60 con tirante. De esta forma, se efectúan varias perforaciones de 64 mm de diámetro, que atraviesan verticalmente la zapata.
A continuación, en estas perforaciones se introducen los micropilotes MP/60 por presión continua, evitando las excavaciones, empleando como contrapeso la propia estructura, mediante punto de enganche para el pistón hidráulico con los adecuados pernos de anclaje. Los elementos que configuran el micropilote se introducen uno tras otro, uniéndolos entre sí con un manguito roscado macizo.
Esta técnica se inicia llevando a cabo varias perforaciones de entre 10 y 26 mm de diámetro, que atraviesan la losa. A continuación, se insertan varias cánulas metálicas en cada una de las perforaciones, en las que a su vez se realizan las inyecciones de resina HDR300 justo debajo del plano de apoyo de la losa, expandiéndose hasta llegar a un estado sólido debido a una reacción química. Una vez que se solidifica, la resina rellena todas las oquedades y crea un estrato entre el terreno y la cimentación de elevada resistencia a la compresión.