Con Office 365 de Microsoft, el Colegio San Agustín de Valladolid fomenta la colaboración, una mejor comunicación y mayor creatividad entre los alumnos
Tecnología que recrea en el aula el entorno laboral
Tal y como afirma Jaime Toribio, profesor del Colegio San Agustín, la decisión de adoptar Office 365 en el colegio respondía a las necesidades que otras soluciones no eran capaces de cubrir: “En el colegio utilizábamos Google Apps for Education, pero este uso se limitaba solo a tener una cuenta de correo y subir algunos archivos al disco duro virtual. Se implantó hace años con esa necesidad, pero las cosas han cambiado”.
El uso de dispositivos Windows, junto a programas como OneNote, con los que tomar notas en clase, Sway, para hacer presentaciones virtuales, OneDrive —donde almacenar documentos en la nube con total seguridad y privacidad—, el correo electrónico, calendario, Skype, con el que poder hacer viajes virtuales hacen que el entorno Office 365 sea una herramienta de uso sencillo y de gran utilidad, tanto para profesores como para alumnos, ya que les permite trabajar de forma innovadora, colaborativa y más productiva. “Con Office 365 el avance ha sido muy significativo. Cada departamento de profesores y cada clase tienen su espacio donde compartir notas, documentos, archivos, y esto nos ha ayudado a trabajar de una forma mucho más colaborativa, lo que aporta muchas ventajas. Además, enseñar así es mucho mejor, pues nuestros alumnos están más motivados y nosotros también”, afirma Toribio.
Preparando a los alumnos para su futuro laboral
Otra de las ventajas que el colegio san Agustín vio en la solución de Microsoft, Office 365, es la seguridad en su implantación. Tal y como explica Jaime Toribio: “Gracias a Microsoft Intune, podemos controlar todos los equipos del colegio para ofrecer siempre la mayor garantía de seguridad a nuestros alumnos. Actualmente contamos con 300 equipos Windows y esperamos ampliarlos en un plazo de tres años a más de 1.000 dispositivos”.
Compromiso con el ámbito educativo
Microsoft cree que la inclusión de la tecnología en el aula no consiste sólo en entregar dispositivos o tecnología a los alumnos, sino en impulsar una metodología completa que apoye los objetivos pedagógicos de los centros educativos. La incorporación de tecnologías en el aula debe responder a un objetivo pedagógico claro, que soporte entornos de aprendizaje colaborativo y que fomente el trabajo conjunto y la comunicación de estudiantes, profesores y familias. Se trata de extender el aula más allá de los límites físicos del centro educativo, para que alumnos y docentes puedan permanecer en contacto y crear espacios de colaboración y aprendizaje tanto dentro, como fuera de la clase.