El aluminio demuestra ser uno de los materiales en los que menos tiempo permanece activo el coronavirus
Con este fin, el Ministerio de Sanidad expuso a través de un informe científico-técnico la capacidad de supervivencia que la COVID-19 tiene en distintos materiales, algo a lo que afectarán factores como humedad, temperatura y, desde luego, el material en sí mismo. Basándose en sus propias investigaciones acerca de la persistencia de otros coronavirus en superficies inanimadas fuera de un organismo, desde The Journal Of Hospital Infection estiman que la COVID-19 sobreviviría de 2 a 8 horas sobre el aluminio, frente a los 2 días que lo haría sobre el acero, los 4 días que los haría en la madera y vidrio, o los 5 días en el metal y la cerámica. Finalmente, el plástico sería la superficie entre las analizadas (todas ellas superficies cotidianas y presentes en nuestro entorno) donde más tiempo sobreviviría: más de 5 días.
Con estos datos en la mano, desde la AEA -la Asociación Española del Aluminio, que representa a más de 600 empresas del sector- se quiere reivindicar la importancia del aluminio como material en ámbitos como el sanitario, donde las medidas para la contención del virus deben ser lo más exigentes y efectivas posibles.
Un material al servicio de la actividad sanitaria
Centros que han sido determinantes durante la actual situación de pandemia, como los tres hospitales de campaña montados en Valencia (junto a La Fe de Valencia y los dos Generales de Alicante y Castellón), contaban con el aluminio como material estructural fundamental. Una decisión que no era en absoluto casual; si estos hospitales de campaña iban a recibir a cientos de enfermos contagiados, era imperante que los materiales predominantes y presentes fueran aquellos en los que el virus tuviera un período de supervivencia menor.
La consellera de Sanidad, Ana Barceló, al hablar de la seguridad de estos tres recintos, señaló precisamente que se habían montado con materiales como el aluminio -en lugar de acero o hierro- porque el coronavirus no sobreviviría más de dos horas en estas superficies.
Además, hacía falta construirlos rápidamente, al tiempo que era necesario asegurar la estabilidad de la estructura. Bajo todas estas premisas, el aluminio se mostró como el material idóneo para estos fines. Jon de Olabarria, secretario general de la AEA dice que “uno de los sectores en los que destaca el aluminio es, sin duda, el de las estructuras temporales. Todo ello gracias a su facilidad de montaje y su ligereza para su transporte y colocación. A pesar de su escaso peso, es un material sólido, duro y resistente, lo que otorga estabilidad y seguridad a las estructuras. Si a esto le sumamos que se trata de una de las superficies en las que menos resiste la COVID-19, estamos ante un material que debe prevalecer en ámbitos como el sanitario”.
En definitiva, dice Jon de Olabarria, “entre los materiales que más presentes están en nuestra cotidianeidad y en los objetos que nos rodean y que pasan constantemente por nuestras manos, el aluminio se ha demostrado como uno de los que menos favorece la permanencia del virus en él, lo que debe situarlo como material prevalente en el futuro o, al menos, hasta que se encuentre una vacuna contra la COVID-19. Es evidente que debemos mantener un rigor y constancia en las labores de limpieza y desinfección más intensa que nunca. Pero, además de eso, siempre ayudará que aquellos elementos que nos rodean sean superficies u objetos que sepamos seguros al cabo de un par de horas”.
Asimismo, desde la AEA se destaca que el aluminio es un material total e infinitamente reciclable sin que, en los sucesivos procesos de reciclaje, se mermen sus cualidades. Asimismo, para el proceso de reciclado precisa tan solo un 5% de la energía que fue necesaria para producir aluminio primario. Con todo, cualquier elemento que se cree y use en el contexto de esta pandemia y luego sea desechado, podrá ser reciclado y tener sucesivas e infinitas vidas.