5 formas de proteger tus contraseñas en el trabajo
Las contraseñas del correo electrónico, las plataformas de trabajo en equipo y las de muchas otras cuentas que tenemos que gestionar durante nuestro día a día laboral, son la principal herramienta de protección para mantener a salvo los datos contenidos en ellas. Y a esto cabe añadir que también protegen nuestros puestos de trabajo, ya que es poco probable que las empresas renueven el contrato de quienes filtran –aunque sea por accidente– la información confidencial de sus proyectos.
Por eso nunca está de más recordar las principales pautas para proteger las contraseñas que usamos en el trabajo o en nuestro día a día personal. Adoptar un par de medidas de precaución como estas puede prevenir hackeos de consecuencias devastadoras:
1. Usar un gestor de contraseñas
Con diferencia, la herramienta más eficaz para proteger las contraseñas del trabajo es un gestor de contraseñas. Este software protege tu información personal y se asegura de que utilices una contraseña robusta e independiente para cada una de tus cuentas online. Además, con un gestor de contraseñas también puedes evitar los keyloggers, ya que será el propio software el que se encargará de introducir las contraseñas por ti en los formularios web.
2. Elaborar contraseñas robustas
Entre las tareas de un gestor de contraseñas –y de cualquier persona que quiera mantener sus claves privadas a salvo– está la elaboración de contraseñas fuertes que sean casi imposibles de hackear. Este tipo de contraseñas tienen que ser largas, combinar de forma aleatoria caracteres alfanuméricos y símbolos especiales, sin hacer referencia a ningún término que pueda relacionarse con nosotros en nuestra vida personal.
3. Usar una contraseña para cada cuenta
Las contraseñas también deben ser únicas para ser seguras, ya que su seguridad no depende exclusivamente de nosotros. En ocasiones, algunas de las plataformas online que utilizamos en nuestro día a día pueden verse vulneradas por un hackeo, y las contraseñas utilizadas en ellas pasarán entonces a filtrarse a la dark web. Si usamos la misma contraseña para todo, los hackers podrán usar esta filtración para acceder a cualquier otra de nuestras cuentas.
4. Cambiar las contraseñas cada 3 meses
Por la misma razón, las contraseñas pierden su fiabilidad a medida que pasa el tiempo. Cuanto más antigua sea una contraseña, más probable es que se haya visto envuelta en alguna filtración, y menor será su seguridad. Los hackers no suelen tener motivos para hacernos saber que han robado nuestra contraseña, así que es importante cambiarlas cada cierto tiempo incluso si nada nos indica que se hayan visto expuestas en un ciberataque.
5. Evitar guardar las contraseñas en el navegador
Finalmente, debería ser tu gestor de contraseñas, y no tu navegador, el software que se encargue de almacenar tus claves digitales. Esto es porque los navegadores se encuentran mucho más expuestos a los ciberataques que los gestores de contraseñas, con lo que tus claves privadas pueden caer en malas manos si permites que sean el Safari, el Chrome y el Firefox los encargados de guardarlas y utilizarlas por ti.
Recuerda, además, que las contraseñas no son la única forma de proteger tus cuentas online, y que se mantendrán mucho más a salvo si activas la verificación en dos pasos siempre que esté disponible. De esta forma, ¡se lo pondrás mucho más difícil a los ciberatacantes!