La infraestructura moderna de datos mejora la asistencia médica
Los datos sanitarios se han convertido en un elemento esencial para garantizar la mejora de la atención y el tratamiento de los pacientes por parte de los equipos médicos. Sin embargo, la gestión de estos datos no estructurados, que se almacenan en silos o almacenes muy repartidos y que crecen rápidamente, plantea un reto cada vez mayor.
Por otro lado, los profesionales sanitarios se enfrentan a tener que asegurar esta información confidencial y a protegerla de la amenaza creciente de los ciberataques. Y una de las maneras de conseguirlo es invirtiendo en una estrategia de datos moderna.
Los médicos necesitan ver los datos relevantes de un paciente para basar en ellos sus decisiones y establecer el tratamiento óptimo: esto incluye el acceso a todos los datos de su historial, además de a los datos no estructurados como pueden ser las imágenes médicas, las variantes de la secuenciación clínica, los datos patológicos u otros resultados de laboratorio.
En un hospital, es esencial disponer de un almacenamiento moderno para permitir que los especialistas sean más productivos. Este sistema tiene que proporcionar un rendimiento multidimensional, ya que los profesionales médicos deben poder acceder a múltiples tipos de información médica. Los datos clínicos almacenados en silos impiden que los profesionales sanitarios identifiquen las correlaciones en el tratamiento o la enfermedad, lo que puede provocar un diagnóstico equivocado o retrasos en el tratamiento. En cambio, la consolidación de los datos en un “grupo” de datos elimina estos cuellos de botella, lo que hace que la información esté siempre disponible y optimizada, lista para ser consumida por cualquier especialista, investigador o algoritmo de inteligencia artificial (IA), para mejorar la rapidez del diagnóstico.
De hecho, los profesionales médicos ya incorporan la IA en su toma de decisiones. El diagnóstico final sigue siendo, básicamente, responsabilidad de personas, pero, en los sistemas de diagnóstico por imagen, la IA actúa como un radiólogo virtual y puede mejorar significativamente la calidad y la productividad de los diagnósticos. Para ello, la infraestructura de almacenamiento debe ser escalable, eficiente y fácil de usar.
Además, la amenaza de los ataques cibernéticos y de ransomware no puede ignorarse en el ámbito sanitario debido al carácter crítico y confidencial de los datos que se manejan y al hecho de que un periodo de inactividad causado por un ciberataque tiene un alto coste para las vidas humanas. Cuanto más tiempo está desconectado un sistema clínico, mayor es el riesgo para el paciente. Algunas soluciones proporcionan hasta 270 TB por hora de rendimiento de recuperación de los datos, lo que permite que las instalaciones médicas vuelvan a estar en funcionamiento rápidamente en caso de que ocurra lo peor.
En definitiva, centrarse en el uso efectivo de los datos sanitarios conduce, en última instancia, a una mejora en tiempo real de la capacidad de diagnóstico, a un tratamiento más rápido de los pacientes y a una optimización de los resultados de los tratamientos.
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