La protección ambiental como razón de ser
En 2015 más de 120 millones de kilos de aceites industriales usados fueron recuperados y gestionados en toda España, y el sistema que se encargó de ello, Sigaus, logró la valorización del 100% del residuo con el objetivo de evitar el elevado riesgo de impacto sobre el entorno debido a su alto contenido en compuestos contaminantes y metales pesados, así como por su baja biodegradabilidad, y a la vez conseguir un importante ahorro en el uso de materias primas.
Sin embargo, y con una tasa de recogida que supera el 95%, la garantía de protección que ofrece Sigaus frente a este residuo peligroso sólo es posible gracias al apoyo, a través de la financiación, de las operaciones de recogida, que, por sí solas, son mayoritariamente deficitarias a causa de la amplia fragmentación y la dispersión geográfica con la que se genera el aceite usado.
Eduardo de Lecea, director general de Sigaus.
No en vano, el sector y Sigaus son conscientes de que manejan uno de los residuos más peligrosos que existe, que además se genera en tantos puntos y tan diversos tipos de vehículos, maquinaria y procesos industriales. Por eso nuestra máxima preocupación pasa por establecer un servicio de recogida y tratamiento que asegure la protección del medio ambiente y de la salud humana frente al riesgo que supone un aceite usado no controlado.
Los metales pesados y otros compuestos de reacción, generados durante el uso del lubricante por estar sometido a fuertes fricciones y a altas temperaturas, junto a su baja biodegradabilidad, provocarían un verdadero desastre ambiental en caso de acumulación o infiltración en el agua, la tierra o los seres vivos. De ello da muestra la importancia que tiene nuestro lema más repetido: cada gota de aceite usado generada, en cada rincón de España, cuenta: porque sólo dos litros de aceite industrial usado pueden contaminar tanta agua como la contenida en una piscina olímpica.
Cualquier instalación, sector económico o actividad industrial, hasta los que menos podemos imaginar, utilizan lubricantes y generan por tanto aceites usados: desde grandes centros de automoción a pequeños talleres rurales, pero también concesionarios, cooperativas agrarias, empresas forestales, de alquiler de vehículos, ambulancias y servicios de emergencia, instalaciones de calefacción en grandes edificios, como hospitales, hoteles o colegios, y otras industrias, como las plantas de generación de energía renovable, entre otros muchos.
En este sentido, y para garantizar que el sistema de recogida llega a todos los puntos donde se necesita, convirtiendo en universal esa garantía de protección ambiental con la que está comprometida Sigaus, es imprescindible contar con una estructura de recogida eficiente y realmente capilar, incluso en lugares donde, precisamente por las largas distancias a recorrer y las escasas cantidades a recopilar, no resultan rentables -a nivel económico y empresarial-, ni los desplazamientos, ni tampoco las labores de traslado y gestión.
Sabemos, a la luz de nuestros datos de recogidas, que un porcentaje muy elevado del residuo recuperado se localiza en el entorno rural, en zonas muy alejadas de los grandes núcleos urbanos. Muchos de los casi 4.850 municipios a los que llegó Sigaus en el último año se encontraban, de media, a más de 100 kilómetros del centro de gestión más cercano.
Por otro lado, el tratamiento ambiental que mayoritariamente reciben los aceites industriales usados, la regeneración -en un porcentaje de casi el 80%-, permite obtener unos beneficios ambientales y ahorros en materias primas tan importantes que, sin duda, el esfuerzo merece la pena. Y por eso, desde Sigaus seguiremos apostando por apoyar al máximo esta labor y la garantía total de recogida y correcta gestión.
Sólo en 2015 se regeneraron unas 92.500 t, obteniéndose bases lubricantes con las que fabricar nuevos aceites y ahorrándole al medio ambiente la emisión de más de 270.000 toneladas de CO2 y unos 29 millones de barriles de petróleo, que hubieran sido necesarios para poner en el mercado la misma cantidad de nuevos productos procedentes de primer refino.
Y aunque es cierto que este año está siendo necesario adaptar los porcentajes destinados a la financiación de las actividades más deficitarias del proceso, ante la evidente caída de los precios de mercado de los productos reciclados obtenidos del aceite usado, desde Sigaus no rebajaremos nuestro grado de compromiso ambiental ni de seguridad para con todos los agentes implicados en la cadena de gestión.
Para ello, es imprescindible la voluntad de trabajo conjunto y una alta capacidad de adaptación, así como una labor más intensa en materia de eficiencia en la gestión, combinando el cumplimiento de nuestras obligaciones con la necesaria sostenibilidad económica del sistema.
Es un gran reto, pero seguiremos trabajando para afrontarlo, con el aval de casi una década de experiencia en el sector, y la flexibilidad, compromiso y transparencia que siempre ha demostrado Sigaus en este sentido.