Prevención y colaboración comunitaria: La estrategia de Navarra contra los incendios forestales
En junio de 2022, Navarra sufrió uno de los episodios de incendios forestales más devastadores de su historia reciente. En tan solo unos días, más de 15.000 hectáreas de terreno fueron consumidas por las llamas, afectando gravemente tanto a áreas forestales como agrícolas. Este evento catastrófico no solo dejó una marca indeleble en el paisaje, sino que también subrayó la urgente necesidad de mejorar las estrategias de prevención y resiliencia ante incendios forestales. Ante esta realidad, surge el proyecto europeo integrado LIFE-IP NAdapta-CC, con el que la Comunidad Foral promueve la prevención, vigilancia y adaptación de los ecosistemas forestales de Navarra ante los desafíos del cambio climático.
El verano de 2022 será recordado como uno de los más intensos en términos de incendios forestales en Navarra. Las altas temperaturas, la baja humedad y los fuertes vientos, sumados a una prolongada sequía, crearon las condiciones perfectas para la propagación rápida y destructiva del fuego. A pesar de la gravedad del episodio, es notable que no se registraran pérdidas humanas, un logro significativo dadas las extremas condiciones y la magnitud del desastre. No obstante, las secuelas para la protección civil fueron severas, con alrededor de 9.000 personas evacuadas y numerosas viviendas destruidas.
Proyecto LIFE-IP NAdapta-CC: una respuesta integral
En respuesta a estos eventos y en un esfuerzo por mitigar futuros riesgos, la Comunidad Foral de Navarra ha intensificado sus esfuerzos a través del proyecto europeo LIFE-IP NAdapta-CC. Este proyecto, liderado por la Dirección General de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, se centra en la prevención, gestión y recuperación de áreas afectadas por incendios forestales, incorporando estrategias innovadoras y sostenibles.
Uno de los componentes clave del proyecto es la acción C4.6, que se lleva a cabo en la finca de Sabaiza a través de la sociedad pública INTIA. Esta acción promueve el silvopastoralismo, una práctica que combina el uso ganadero y forestal del monte para gestionar la vegetación y prevenir incendios. Según Mikel Reparaz, jefe de Negociado de Prevención de Incendios Forestales del Gobierno de Navarra, el manejo del ganado ayuda a controlar la vegetación, reduciendo la cantidad de matorral y manteniendo un equilibrio saludable entre el arbolado y los sistemas de pasto.
Tras un incendio, la evaluación y extracción de la madera afectada es crucial para no perder recursos valiosos. Elena Baeza Oliva, jefa de Sección de Gestión Forestal del Gobierno de Navarra, explica que las entidades locales, propietarias de los montes, han subastado la madera dañada desde septiembre de 2022, logrando una significativa extracción a lo largo de 2022 y 2023. Paralelamente, se realiza un seguimiento continuo de la regeneración natural de la vegetación en las áreas afectadas.
La respuesta de la vegetación varía significativamente. Mientras que los pinares de Pino Alepo y las especies naturales de pastiza, matorral y quercíneas muestran una buena capacidad de regeneración, los pinares de Pino Laricio, que no están adaptados al fuego, no se están recuperando con la misma eficacia. Esta diferencia subraya la importancia de un monitoreo constante y detallado para entender cómo distintos tipos de vegetación responden al fuego y cómo facilitar su recuperación.
El silvopastoralismo ha demostrado ser una herramienta efectiva en la prevención de incendios. Elena Baeza destaca que esta práctica no solo implica que el ganado paste en el monte, sino que se gestione cuidadosamente cómo y dónde lo hace. Un ejemplo claro de su efectividad se observó en el incendio de Ujué, donde el fuego se detuvo en una zona intensamente pastoreada. Esta estrategia no solo reduce la cantidad de combustible disponible para los incendios, sino que también mantiene la biodiversidad y la salud del ecosistema forestal.
Otro componente crucial en la estrategia de prevención es la identificación y cartografía de los sistemas forestales más vulnerables al cambio climático. Estos mapas de vulnerabilidad permiten priorizar acciones y gestionar el territorio de manera más efectiva. “Con información detallada sobre las áreas más sensibles, se pueden implementar medidas adaptativas para asegurar la resiliencia de los ecosistemas”, detalla Baeza.
La prevención de incendios se basa en una gestión forestal continua y proactiva. Durante el invierno, se realizan labores de repoblación y otras acciones para gestionar el combustible del monte. Un monte gestionado es más resiliente frente a perturbaciones como los incendios forestales. Sin embargo, en condiciones extremas, incluso un monte bien gestionado puede ser vulnerable. Las condiciones críticas para los incendios se resumen en la 'regla del 30': temperaturas superiores a 30°C, velocidades de viento de más de 30 km/h y humedades relativas inferiores al 30%.
Colaboración e implicación de las entidades locales en los planes
La colaboración con las entidades locales es fundamental en la gestión de los incendios. Tras los incendios de 2019 y 2022, se han establecido políticas de participación activa con los municipios afectados. Las entidades locales han desempeñado un papel crucial en la implementación de planes de prevención de incendios y en la gestión de los montes afectados, especialmente en los municipios con mayor riesgo. Estas localidades han llevado a cabo Planes de Actuaciones Municipales de Incendios Forestales (PAMIF), como es el caso de Legarda, uno de los más afectados por los incendios de 2022.
Durante el incendio de junio de 2022, los vecinos de Legarda jugaron un papel crucial al impedir que el fuego arrasara completamente el pueblo. A raíz de esta experiencia, el Ayuntamiento de Legarda implementó un Protocolo de Actuación Local Contra Incendios, integrando medidas preventivas y de recuperación específicas para su entorno. Este ejemplo de acción comunitaria demuestra la importancia de la colaboración local en la prevención y gestión de incendios forestales.
El proyecto LIFE-IP NAdapta-CC representa un enfoque integral y adaptativo para abordar los retos del cambio climático y asegurar la resiliencia de los ecosistemas forestales de Navarra. Combinando acciones de gestión del monte, monitoreo continuo de la regeneración natural, prácticas innovadoras como el silvopastoralismo y planificación adaptativa basada en mapas de vulnerabilidad, este proyecto busca no solo mitigar los impactos de los incendios forestales, sino también preparar a la comunidad y los ecosistemas para un futuro más seguro y sostenible.