Fallos de seguridad en el trágico incendio en Nueva York
El incendio tuvo su origen en un radiador eléctrico estropeado de una de las viviendas dúplex del segundo y tercer piso. Los habitantes huyeron del apartamento, pero dejaron la puerta abierta, lo que permitió que se extendiesen las llamas. El comisario del Departamento de Policía de Nueva York, Daniel Nigro, explicó a los medios que la puerta era de cierre automático pero falló y quedó abierta. El fuego como tal solo afectó a una habitación y al pasillo del apartamento, pero el edificio entero se llenó de humo. Este humo ha sido el causante de las muertes. El alcalde de NYC, Eric Adams, destacó que esta “terrible experiencia debe servir para saber que hay que cerrar las puertas en caso de incendio para evitar que se propaguen las llamas”.
Según diversas fuentes consultadas por Tecnifuego, Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios, durante el incendio la detección funcionó, sonó la alarma durante al menos 2 minutos, pero la gente no la tuvo en cuenta, dado que había continuamente falsas alarmas en el edificio, lo que señala una falta de mantenimiento del sistema. Llama la atención que no hubiera rociadores automáticos en el edificio, ya que es un sistema muy instalado en EE UU por su eficacia. Y fundamentalmente, lo que provocó la tragedia es que las puertas cortafuegos no se cerraron automáticamente y permanecieron abiertas, lo que provocó que el humo se extendiera a las plantas superiores.
El incendio está en estos momentos investigándose desde distintos departamentos (Bomberos, Judicial, Aseguradoras…), lo que ofrecerá más datos sobre las causas y fallos en la seguridad. En esta tesitura, los vecinos han emprendido una demanda contra los propietarios del edificio, por la negligencia en varios frentes, entre ellos: “no asegurarse de que las puertas de acero delanteras se cerraran solas; no asegurarse de que los detectores de humo en el edificio y dentro de cada apartamento estuvieran funcionando correctamente; no contar con un sistema de intercomunicación en todo el recinto; no tener instalado un sistema de rociadores automáticos; y no asegurar que los sistemas eléctricos estuvieran en buen estado”.
Este es un ejemplo patente de que el 80% de las víctimas mortales de un incendio mueren asfixiadas por el humo y los gases de combustión. Un incendio genera rápidamente una importante cantidad de humo que invade el volumen en que se encuentra en muy poco tiempo. Las partículas de humo generan sustancias y ácidos muy peligrosos para la salud. En este sentido, una puerta cortafuego bien utilizada compartimenta, retarda la progresión del incendio y del humo, permite la evacuación segura, y facilita el rescate y la extinción.
Mientras se clarifican todas las cuestiones señaladas, desde Tecnifuego recomiendan instalar correctamente los productos y sistemas de protección contra incendios, desde la construcción del edificio (protección pasiva contra incendios: puertas cortafuego, señalización, sectorización, protección estructural, ignifugación de mobiliario …), hasta la instalación de los equipos de protección activa (extintores, detección, rociadores, BIE, hidrantes…), incluyendo sistemas de evacuación de humos, para crear zonas libres de gases de combustión que facilitan la evacuación de personas y mejoran las condiciones de visibilidad de los bomberos.
Igualmente, es imprescindible el mantenimiento periódico de todas las instalaciones de protección contra incendios, para que las condiciones de uso y eficacia se mantengan en el tiempo. La suma de todas estas instalaciones logra la protección integral del edificio y sus habitantes en conjunto.
Fáciles hábitos de prevención en viviendas
Además de la instalación de los medios específicos de protección contra incendios, hay una serie de medidas que sólo requieren formar parte de nuestra rutina en los espacios que habitamos.
- Comprobar las instalaciones eléctricas y no sobrecargar los enchufes.
- Revisar el estado del cableado de los aparatos calefactores.
- Comprobar que los cargadores que se emplean con distintos aparatos son los adecuados y nunca dejar un dispositivo móvil cargando encima de una cama o un sofá.
- No aproximar materiales fácilmente combustibles, como cortinas o mobiliario, a fuentes de calor tales como lámparas, braseros o estufas.
- En la cocina hay que mantener bajo vigilancia en todo momento sartenes y cazuelas cuando se está preparando la comida, así como mantener limpia la campana extractora.
- Limpieza de la chimenea periódicamente.
- Si se encienden velas o chimeneas, es necesario mantener despejado el entorno y apagarlas cuando no haya personas presentes.
- Evitar fumar en la cama y, antes de vaciar los ceniceros, hay que comprobar que todas las colillas se encuentran bien apagadas.
- Si se produce un incendio, hay que llamar al 112 en primer lugar y avisar a los vecinos.
Si no se puede controlar el incendio, es necesario evacuar el inmueble. En caso de humo, hay que agacharse, cerrar las puertas para aislar las llamas y no emplear bajo ningún concepto los ascensores. Una vez en lugar seguro, se recomienda esperar a los bomberos para facilitarles la información que puedan necesitar de cara a la extinción del incendio y las tareas de rescate.
Este tipo de tragedia, y las muertes y daños que causan los incendios en viviendas cada año, tienen que servir, al menos, para concienciarnos de que una pequeña inversión en medios de seguridad y una rutina en las medidas de prevención nos facilitarán la protección frente a los incendios.