La conservación de infraestructuras, clave para lograr una movilidad sostenible

La conservación de infraestructuras y, más concretamente, la conservación de carreteras, es una actividad necesaria y sostenible. Por ello, desde la Asociación de Empresas de Conservación y Explotación de Infraestructuras, Acex, valoramos muy positivamente el paso dado por el Gobierno en cuanto a la reorientación del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y el cambio de estrategia que ello supone, priorizando la conservación y el mantenimiento de las infraestructuras frente a la creación de nuevas construcciones.

Pablo Sáez, director de Acex.

La conservación de infraestructuras es imprescindible si se quiere lograr uno de los objetivos marcados por el nuevo ministerio, la movilidad. Resulta esencial para nuestra competitividad como país y para la seguridad de los usuarios, además de dar respuesta al reto demográfico, minimizando el problema de la despoblación de la España vaciada en la parte de la red que proporciona la capilaridad. Es importante recordar que el 84% del transporte de mercancías y el 91% del transporte de personas se realizan en nuestro país por carretera, por lo que el nuevo Ministerio de Transportes debería priorizar la carretera sobre otras vías de transporte, máxime teniendo en cuenta la escasísima inversión en conservación y mantenimiento que se ha realizado en España en los últimos diez años.

No debemos olvidar que las infraestructuras contribuyen de forma decisiva al desarrollo social y económico de un país, siendo un potente generador de empleo. En concreto, la conservación de infraestructuras crea quince puestos de trabajo directos por cada millón de euros invertido, siendo casi el triple de lo que lo hace la construcción.

Según estimaciones de Acex, el coste medio de conservación de un kilómetro de autopista en España está en torno a 80.000 euros anuales (IVA incluido), mientras que para la red convencional el coste medio es de unos 38.000 euros anuales por kilómetro de carretera. Teniendo en cuenta la longitud de la red de carreteras del Estado -26.400 km, 14.500 km de carretera convencional-, el coste de conservación anual que debería destinar el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana sería de 1.300 millones de euros.

Sin embargo, encontramos que la inversión por este concepto, en el año 2019, alcanzó solo los 760 millones de euros -descontados los 200 millones que se dedican al pago del peaje en sombra de las autovías de primera generación en lo relativo a construcción y financiación-, por lo que el déficit anual de conservación y mantenimiento de carreteras de la red del Estado sería, tan solo en el año pasado, de 540 millones de euros.

Desde Acex defendemos un modelo de conservación basado en una gestión pública de la explotación de la carretera. Este modelo, implantado en España, ha demostrado ser fiable, útil y con grandes resultados. Pero para aplicarlo en su total dimensión, abogamos por la recuperación de las inversiones en conservación, lo que constituiría una expresión de responsabilidad y de optimización de la gestión pública. Desde hace años defendemos la creación de un Pacto Nacional de Infraestructuras que saque de la lucha política el conjunto de nuestras infraestructuras y vuelva a poner en primer plano su planificación, determinando las necesidades de inversión y el porcentaje del PIB que sería recomendable invertir de forma sistemática en infraestructuras.

En este punto, merece la pena hacer dos consideraciones que enmarcan el problema de la financiación: la primera, que la inversión prioritaria del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana debe enfocarse a asegurar la conservación y sólo una vez garantizada esta, proceder a la ejecución de nuevas obras, porque cuanto mayor sea nuestra red, mayor será el gasto en mantenimiento. Y la segunda consideración es que la conservación es un gasto recurrente y constante y, por tanto, la Administración no necesita que un privado le adelante dinero en un momento puntual para hacer un gran desembolso, como ocurre cuando se construye una carretera.

El sector de la conservación de carreteras desarrolla su actividad en permanente búsqueda de la mejora de la eficacia y eficiencia, desarrollando actividades de I+D en proyectos que se integran en las carreteras para ofrecer un mejor servicio a los usuarios de la vía. Para nuestras empresas es un objetivo fundamental optimizar las actividades de conservación y, con ello, reducir los costes de estos trabajos, lo que se traduce en un incremento de la competitividad y de la cuota de mercado.

La innovación es sin duda un motor de cambio social que necesariamente debemos aplicar a la conservación y mantenimiento de carreteras para alcanzar una mejora en la seguridad vial y en la movilidad, necesarias para lograr los nuevos retos que tenemos por delante, como la despoblación de las zonas de interior y la sostenibilidad.

El desarrollo tecnológico es clave para mantener un alto estándar de calidad de las infraestructuras. En el caso concreto de las carreteras, permite prolongar su vida útil y adaptarlas a las necesidades normativas. Un ejemplo de esta tecnología lo encontramos en los sistemas de gestión big data. Cabe destacar que plantean como reto el análisis del volumen de información recogida por los equipos de vialidad invernal. Asimimo, el desarrollo tecnológico también se aplica a las técnicas de optimización de dosificación de fundentes en carreteras, para garantizar la accesibilidad a las zonas de meteorología adversa, de forma que salvaguarda el uso de la infraestructura y, lo, más importante, contribuye a una mayor seguridad vial.