IA en logística, IA en la robotización…..¿IA para todo? *
Felipe Rebollo Gómez, responsable de Desarrollo de Negocio y Comercial de Inlog Consulting y Devol RPA y Tomás Muñoz, CEO de Tomec Engineering
21/05/2024avalanchIA……
Ante la avalancha, casi llegando a la infoxicación, de las posibilidades enormes o no tanto, disruptivas o algo menos, retadoras con seguridad, de la tecnología del momento, nos vamos a permitir abrir un paréntesis.
Empleamos cada día de forma cotidiana y sin casi darnos cuenta inmensas palancas transformadoras de las que nuestros antepasados no disfrutaron. Algunas eran ya de primera magnitud, antes de estar la IA a las puertas de un incierto futuro. A medida que vamos vislumbrando sus enorme potencial, es si cabe más o menos cierto que nunca. Es verdad que la IA consigue hacer que nuestras empresas sean más competitivas hoy. Nuestra limitada creatividad humana más cool. También hace años para algunos de nuestros clientes la robotización hardware/ software, o la automatización hardware o software eran retos casi imposibles; eran tecnologías que tampoco aportaban tanto; no resolvían de verdad los problemas, las pegas o barreras a la cotidianidad de lo inevitable, fruto de las propias limitaciones humanas.
Una pléyade de activos tecnológicos nos rodea: ordenadores, portátiles, móviles, tablets, pistolas lectoras de códigos de barras, Pdas, terminales, múltiples software especializados de diversa índole ERP, CRM, MES, Scadas, Apps, o motores, caminos de rodillos, pistones, cadenas, elevadores, transelevadores, silos, almacenes automáticos, clasificadores, medición con visión artificial, reconocimiento de defectos con diversas tecnologías, indicadores..., no eran de verdad necesarios. Pero se impone el término valor, cuando lo que creíamos es que eso era lo del coste de las cosas.
Crear valor era cosa de los japoneses, vamos casi de marcianos y de esas cosas del espacio exterior. Con el tiempo nos hemos dado todos cuenta que no hay otra que pelear cada día por crear más valor. Eso nos prepara en todos los aspectos mejor para los nuevos retos que en cada esquina nos esperan.
Los mercados son cada vez más complejos, servimos clientes de un mundo cada vez más global, los partícipes sociales van con los tiempos y son cada vez más exigentes en el seguimiento y la necesidad de información de las actividades; el marco legal es cada vez más exigente. Vivimos en definitiva en una sociedad cada vez más responsable de los recursos que hemos de legar a la generaciones futuras, y etc. y etc. “Casi dan ganas de tirar la toalla”...
En este panorama tecnológico la IA es particularmente imprescindible para alcanzar todos los objetivos empresariales, personales, laborales, de todos los partícipes sociales y hacerlo simultáneamente y en el mejor de los balances. La IA dará lugar al único sistema tecnocrático posible, sostenible socioeconómicamente.
La IA se ha abierto camino en casi todos los aspectos de nuestras vidas, desde tareas domésticas hasta procesos industriales de alta tecnología. Nos encontramos en el punto de convergencia de esta metamorfosis tecnológica donde la IA no solo impulsa la productividad al optimizar los flujos de trabajo industriales, sino que también nos sorprende gratamente con su incorporación a nuestras rutinas diarias.
Sin futuro no somos nada
Muchos compartimos la visión de que tenemos por delante un futuro apasionante, en el que tanto le vamos a pedir a la tecnología. Los humanos siempre esperamos el milagro. Desde que creíamos en la magia confiamos ciegamente en el poder y el potencial de la tecnología. Estábamos seguros de que se iba a producir una vacuna milagrosa, salvadora, efectiva y en tiempo récord para evitar a la humanidad el colapso. Antes fracasamos a la hora de ver el potencial de Internet y la burbuja nos explotó en la cara. Vamos ninguna novedad. Es lo que tiene la confianza ciega.
Muchos otros antes que nosotros han vivido el desarrollo industrial de su pueblo, ciudad, o país. Han sonreído ante la llegada de la energía hasta nuevos centros productivos cada vez más mecanizados y automatizados primero en la forma de vapor de agua que les liberó de un trabajo físico brutal. Respiraron aliviados cuando fue posible hacer que la energía se condujera por un cable eléctrico alejando la industria de los centro productivos energéticos, haciendo realidad la producción y generación distribuida y descentralizada. Descubrieron que la reducción de escala de las cosas los llevaba a otra dimensión, mejorando las condiciones de vida de muchos. Se asombraron con aquel computador que hizo aterrizara por primera vez casi por arte de magia (otra vez) la nave Apolo 11 en la luna, y cuya capacidad es hoy superada 1.000 veces por el más básico de los smartphones que usamos a diario. Todas estas revoluciones tuvieron ese cariz de transformar de un modo más o menos disruptivo sectores, tareas, cometidos, trabajos y toda una nueva sociedad que venía de atrás.
Hoy todo el mundo tiene miedo a la IA, a que le haga insignificante, desde los abogados a los médicos, de los ingenieros a los arquitectos. Y como somos de temer por todo, lo primero que hacemos en la vieja Europa que no tiene la capacidad de marcar el paso en la tecnología que se ubica al otro lado del charco, poner puertas al campo, sin preguntarnos por qué. Raro o no, no hay ningún actor significativo a este lado.
Será verdad que con la IA las Empresas crearán más valor?, ¿Tomará la IA más y mejores decisiones, menos aleatorias, menos condicionadas por intereses espurios? ¿Acabará la IA con la corrupción? ¿Cómo decidirá la IA cuando tenga que enfrentarse a decisiones éticas y elegir entre a quien dar un medicamento escaso entre el joven y la persona mayor? ¿Y entre el caucásico y de otra raza? ¿Y entre el habitante de un país u otro? ¿Y entre el que tiene más capacidad económica y el que tiene menos?
O quizás en definitiva lo ideal sería no tener que decidir, otra ventaja de la IA. Hay organizaciones, personas, países y culturas a las que les da pánico decidir. Decidir entre solo o con leche, entre 4º y 5º marcha en el cambio de nuestro vehículo, es la leche. No nos queda otra que enfrentarnos al futuro sin temor, con esperanza, con ilusión y con la naturalidad de que otras tantas mil veces la humanidad se enfrentó desde que el mundo es mundo y salimos del agua a algo similar, nosotros o nuestros ancestros. La única seguridad es que nuestros hijos, nietos y futuras generaciones deberán enfrentarse a sus retos, sus decisiones y su tiempo. Seguro que serán mucho mayores y más retadoras que las de cualquier otra generación anterior. La ciencia es el impulso, a la vez causa y consecuencia del propio espíritu humano, que infatigablemente busca y encuentra, para volver a buscar y encontrar, sin fin y sin pausa. Y después de la IA habrá otras cosas, como después del fuego vinieron los metales en la Edad de los Metales. Vamos, ayer.
En el ámbito más cercano de los proyectos tecnológicos logísticos, robóticos y de automatización la IA tiene inmensas posibilidades de realizar tareas, interacciones propuestas, nuevas ideas, como nunca antes. Limitarla solo a las optimizaciones de las capacidades humanas en forma de un software o hardware concreto para resolver un nimio problema terrenal es un insulto. Pesar en alcanzar una toma de decisiones más informadas analizando un número imposible para el humano de nodos ya nos pone en nuestro sitio, pequeño, muy pequeño.
¿Qué será de nuestros programadores cuando por medio de un mensaje de voz le pidamos a la IA un código para que haga tal o cual cosa y segundos después hagamos copy&paste y funcione a la primera? ¿O que se construya tal o cual instalación logística?, ¿Y cuando seamos capaces solo con el pensamiento de hacer realidad todo lo que imaginemos?
Seguro que la IA ayuda a las empresas a hacer realidad las soluciones que necesitan para darles a sus clientes mejores soluciones en términos de productos y servicios innovadores, más económicos, con más margen, en la casi seguridad que de este Tsunami lo pasamos. ¡Uf otra vez salvados!
Todos podemos y debemos contribuir para hacerlo realidad, entendiendo como es, que lo contrario es imposible. Lo otro es un suicidio, no tenerlo en consideración será el final para muchas organizaciones y personas.
Innovación, tecnología y más cosas
¿Serán los emprendedores o los nuevos productos y servicios los grandes perjudicados de la IA? La claves para que nuestras organizaciones investiguen, innoven, creen nuevas empresas o, colaboren con otros profesionales o empresa se basa en el axioma de que solo creando nuevas oportunidades daremos con los nuevos negocios Parece evidente que una IA de varios miles de nodos va a tomar mucho mejores decisiones que cualquier humano que con más o menos olfato, datos, Business Case, Plan de Negocio se lanza a la zozobrante tarea de emprender. Ah que estas no son tareas creativas propias del humano.
¿Sabrá la IA acometer las tareas más creativa de las más creativas humanas, como percibir la confianza para colaborar, cooperar desde ser competidores e integrar la Innovación Abierta basada en siempre hay alguien que puede tener mejores ideas que yo?
Parece innegable que debe existir una relación entre la innovación, la tecnología, la empresa y la propia IA que dé frutos de una forma aun desconocida, pero que dé frutos para que esta sociedad moderna siga avanzando y mejorando.
Se dan las condiciones para hace realidad las soluciones que necesitan las empresas, aparentemente hay recursos e infraestructuras, la inquietud en las instituciones es razonable, así como las de las personas y el mundo empresarial.
La innovación introducida a través de la IA no se limita sólo a la logística y la robotización de las instalaciones industriales que vemos a nuestro alrededor, sino que afecta a todos los aspectos de nuestra existencia. Un ejemplo sencillo serían los asistentes virtuales de nuestros teléfonos inteligentes o los intrincados algoritmos que adaptan nuestras experiencias en línea según las preferencias personales; todos ellos son IA de cortesía que facilitan nuestra relación con la tecnología y la hacen más significativa.
Los avances logrados por la IA son increíblemente emocionantes ya que impulsan la innovación en campos y aspectos que de otro modo serían inimaginables. Desde la toma de decisiones creativas hasta los proyectos de innovación abierta, la IA está demostrando su capacidad para ser una herramienta poderosa en todos los aspectos del progreso de esta sociedad, que no conoce el descanso.
Estamos obligados y dedicados a liberar todo el poder de la IA y pintar un panorama del mañana en el que la automatización industrial no esté separada de la vida humana diaria sino entrelazada con ella, llevándonos hacia el avance y la mejora continua en todas los ámbitos de nuestra sociedad.
¿Qué hace falta hacer? ¿Cómo podemos contribuir entre todos a hacerlo realidad?
Sí, es la IA la súper-herramienta del momento que no debemos ver con temor, sí con respeto. Pero, que no nos quite el trabajo a nosotros no, con que se lo quite al de al lado me conformo.