Las grandes metrópolis mundiales marcan una evolución cartográfica ligada a la conectividad
Conectividad, eje de futuro de las megaciudades
Parag Khanna, asesor de política exterior de Barack Obama y conocido como uno de los principales analistas geopolíticos del mundo, analizó el papel de las ciudades en la última edición de Smart City Expo World Congress. Investigador del Centro para Asia y la Globalización de la Universidad Nacional de Singapur, la revista Esquire lo ha nombrado como una de las 75 personas más influyentes del siglo XXI. Sus estudios abordan cómo la ciencia y la tecnología crean nuevos estilos de vida y las estructuras sociales en las ciudades.
Ante un auditorio repleto de asistentes, Khanna explicó cómo las metrópolis hiperconectadas, de gran potencia demográfica y económica, están construyendo una red propia que podría pilotar el desarrollo mundial en un futuro muy próximo. “La conectividad es la revolución más importante del siglo XXI y engloba el transporte, la energía y las comunicaciones”.
Khanna quiso destacar el concepto de geografía funcional como la nueva forma de entender el mapa mundial: “La geografía política determinaba los límites entre países. Ahora estamos ante un mapa único que deja de separar para conectar: de naciones y fronteras a infraestructuras y cadenas de suministro. Evolución cartográfica, como me gusta llamarle”.
Y las cifras lo acompañan. El gasto militar mundial apenas alcanza los dos billones de dólares en la actualidad, mientras que la inversión en infraestructuras se espera que ascienda hasta los 9 billones. Dentro de esta inversión creciente entra en juego la conectividad, muy relacionada con la “urbanización planetaria” que defiende Khanna. “En 2030 se espera que más de dos tercios de la población mundial viva en ciudades, por lo que dejarán de ser puntos en el mapa para convertirse en archipiélagos de grandes dimensiones”.
Según el analista, los países que crecen en los últimos años no lo hacen por la cantidad de habitantes que poseen, sino por las decisiones político-económicas que toman sus líderes. “No es el momento de apostar por la separación de naciones, sino por la unión digital y de conexiones”.
La importancia de las megaciudades
"Asia es el país de las megaciudades por excelencia”. ¿Por qué? “Porque han dejado de competir entre ellas para aliarse y crecer en todos los niveles: turismo, finanzas, sostenibilidad, industria…”. Hong Kong y Pekín son un ejemplo claro. “Hace unos años las tensiones políticas entre estas dos ciudades eran enormes, pero apostaron por crear infraestructuras y desarrollar un mapa funcional inigualable que beneficia ambas partes”.
Así, China está dividida en más de 20 zonas que funcionan con un transporte interior eficiente que ayuda a sus habitantes a prosperar. “China ha creado una línea de transporte que permite a sus ciudadanos desplazarse y moverse para trabajar y consumir, algo que se traduce en un PIB de 2 billones de dólares en cada zona”. Si las grandes instituciones diplomáticas globales basaran su afiliación en el tamaño económico, algunas megaciudades chinas estarían muy por delante de países enteros como Argentina o Indonesia.
La consecuencia de todo esto es que el mapa mundial cambia y son las ciudades las que definen a los países y no al revés. “En 2030 tendremos 50 grupos de megaciudades que marcarán las fronteras económicas reales. Si queremos darle poder al ciudadano y acabar con las desigualdades, es imprescindible invertir en la conectividad entre urbes mediante cadenas de suministro globales que permitan a la gente acceder al conocimiento”.
El problema para Khanna es la conectividad entre estas megaciudades y su entorno. “El futuro está en las grandes metrópolis, pero es imprescindible que sus zonas rurales también estén conectadas y no suceda como en Indonesia, donde Jakarta nada tiene que ver con el resto del país”.
La conexión como camino a la paz
“La conectividad entre ciudades puede traer paz”. Así lo piensa y así lo explicó Parag Khanna, quien dijo que tanto Asia como el este de África están tomando muy buenas decisiones y, además, “cuentan con la población más grande del mundo”. En África, se está invirtiendo en infraestructuras para que los países que no tienen salida al mar puedan llevar sus productos al mercado y eso se está traduciendo en evolución y desarrollo”.
El punto de inflexión lo protagoniza Oriente Medio. “Desgraciadamente esta zona parece que se esté desconectando del planeta. Unos 400 millones de personas en el mundo árabe viven en ciudades como el Cairo o Beirut, las más antiguas de la historia, y el único camino correcto es conectarlas y dejar de marcar fronteras. Con los países en estado de colapso, lo único que quedan son estas ciudades”.
En el mundo occidental la conectividad va más allá. “Estamos conectados, tenemos acceso a internet y a datos, pero vivimos una situación poscrisis en la que los bancos mundiales deben capitalizarse para crear una infraestructura de creación de empleo eficiente”, sentenció.