Seguimos transitando a la excelencia con el Lean

En estas breves páginas pretendo realizar una reflexión ligera y post-veraniega, y dar continuación natural e impulso a mi primer articulo aparecido en el Rincón del Lean del grupo Interempresas, publicado en la web del grupo y en la revista Metal-mecánica del mismo Grupo de comunicación 'Mi viaje a la excelencia inspirado por el Lean'.

Desgrano hoy algunas ideas adicionales fruto del roce del Lean con el mercado en su camino de intentar ayudar en la necesaria transformación de las organizaciones, y mas importante, de todas sus personas. Las personas son la parte más relevante de las organizaciones y de sus procesos de transformación con o sin Lean de por medio.

El viaje a la transformación gracias al Lean, como el del viaje de vacaciones o el mismo viaje de la vida o de cualquier empresa, presenta una serie de puntos a considerar: fijar el objetivo y el camino para llegar, los medios y recursos, en el horizonte temporal dado; es esperado y deseado (o no); presenta siempre alguna duda o temor; puede ser planificado hasta el último detalle para asegurar el objetivo o no y descubrir así nuestra faceta más creativa e imaginativa; pensado, estudiado; valorando alternativas y pros y contras, y que tipos de sucesos nos pueden acontecer o dejarlo todo al albur de las nubes y el viento...

Retomando la reflexión entorno a lo que el Lean puede hacer por nuestras organizaciones, me gustaría reiterar la idea de que el Lean o más concretamente el camino para llegar a la excelencia operativa, y porque no también de gestión, arranca con el ejemplo de la industria de automoción y especialmente de la mano de Toyota en tiempos tan lejanos como los años 40. Lean es la herramienta, la técnica, el conocimiento, pero no el objetivo, como el fuego fue desde su invención hace 1 millón de años una herramienta y el progreso de nuestros antepasados el objetivo último.

La tarea es ahora y sin demora la excelencia. Ha transcurrido ya demasiado tiempo, hemos malgastado demasiadas energías, hemos recurrido a demasiada escusas. Ahora es el momento de ponernos en marcha, de empezar a caminar este largo y a veces duro camino de la transformación. Pero es tanto el potencial que se deriva de la implantación del Lean que parece increíble que no se haya extendido de verdad a todo el tejido económico: empresas grandes o pequeñas, empresas industriales y de servicios, multinacionales y autónomos... en todas partes encontramos un potencial gigantesco como para no poder explicar lo imposible, que Lean siga siendo algo desconocido pero pasado de moda a la vez. El rechazo es casi lógico, es una herramienta que viene de Oriente, ... a nosotros nos van a enseñar que llevamos toda la vida haciendo los mismos productos.

La verdad, otro de mis anteriores artículos, publicado también por el grupo de comunicación Interempresas, “Lean la oportunidad perdida de la industria automovilística americana” sobre la capacidad constada del Lean para transformar de un modo notable de la industria tradicional, muestra lo casi milagroso de sus resultados y que sucede cuando su impulso desaparece, relatando y cuantificando lo sucedido en la industria automovilística. La conclusión parece lógica, aunque no necesariamente sencilla, por comparación con el resto de las empresas del mundo desarrollado y no deja lugar a dudas: No hay otra opción, hay que aplicar e implantar Lean.

Es difícil, cuando no imposible, cambiar el resultado de cualquier acción haciendo siempre lo mismo. ¡Es tiempo de cambiar! ¡Es tiempo de vivir Lean!

Mi segunda reflexión tiene que ver con el como se recibe la buena nueva del Lean: se cuestionan sus logros; se cuestiona su propio coste, razonable a todas luces frente a la alternativa de la desaparición; se cuestiona el momento y la oportunidad. Se cuestiona en definitiva su propia existencia.

Efectivamente ningún consultor va a poder asegurar y garantizar los resultados, fundamentalmente por que tienen que ver con el compromiso de la propia organización que en este camino se está transformando, de los recursos humanos y técnicos disponibles, de la propia cultura empresarial que está, por que no decirlo, también en cuestión. Me imagino a cientos o miles de Consejeros y Administradores de empresas preguntándoles a sus directivos ¿Por qué estamos renunciando a multiplicar por 10 o por 100 nuestro beneficio?, ¿Si otros son capaces, por qué no nosotros?... y no tengo respuesta para ello.

Llegará un tiempo, esperemos que mas pronto que tarde, en el que palabras tales como: desperdicio, valor añadido para el cliente, proceso, flujo, diagrama de flujo del valor, cambio, producción unidad-a-unidad, estandarización, indicadores, ... en definitiva excelencia en mayúsculas, se queden obsoletos, no pasados de moda. Llegará un tiempo que hablar de Lean será mucho más que enseñar algo decorativo, una aplicación obligada para cumplir con algún cliente tiquismiquis. Lo habremos hecho por pura convicción en el Lean. Si señores, seremos de verdad creyentes y no meros practicantes.

Pero será en definitiva por que ya habremos llegado al final del camino interior que nos sitúa en otro nivel donde solo la perfección es bandera, y no por otras circunstancias espurias.

¡Sí, Lean sigue siendo la luz que nos guía! No hay otra manera de hacer las cosas que trabajar cada día pensando en reducir costes y responder más rápido y mejor que la competencia a nuestros clientes. Desde el negocio más complejo a la actividad diaria más sencilla. ¡Lean vive en cada uno de nosotros!