¿Existe una burbuja tecnológica de la impresión 3D?
A veces parece que el mundo se ha vuelto loco con la impresión 3D. Se han lanzado impresoras 3D para niños, para hacer chocolate o incluso órganos humanos. Hay numerosos proyectos en plataformas de financiación crowdfunding, como Indiegogo y Kickstarter, con sistemas de impresión 3D low cost, algunos de ellos consiguen la financiación necesaria y otros no tienen éxito. Al mismo tiempo, los gurús ven la impresión 3D como una parte de la nueva revolución industrial, pues pone los medios de producción al alcance de todas las familias. Entonces, ¿estamos ante una burbuja tecnológica de la impresión 3D?
Las tecnologías emergentes siguen un camino de desarrollo bien establecido. Esto ha sido documentado por la firma de investigación de mercados Gartner, que analiza el ciclo de sobreexpectación (del término en inglés hype cycle). Las nuevas tecnologías están en pleno auge, pasan por un período de crecimiento hasta que se colapsa el interés, es decir, cuando aparecen los primeros usuarios desilusionados. Entonces, la tecnología emerge para convertirse en una parte productiva del mundo moderno. Las diferentes impresoras 3D se encuentran en diferentes puntos del ciclo de sobreexpectación, pues estamos viendo que las impresoras 3D de los consumidores difieren mucho de la tecnología utilizada en las empresas.
Ciclo de sobreexpectación de Gartner que muestra el crecimiento y la recesión de las tecnologías emergentes, como la impresión 3D.
La expectación que rodea al consumidor de impresoras 3D es enorme. Desencadenada por el desarrollo en código abierto de RepRap, de repente en el 2007 las impresoras 3D low cost se convirtieron en una propuesta viable..
Ha tenido un crecimiento muy rápido, de casi una década y —en este período que llega a 2016— Mattel ha presentado un sistema para que los niños puedan diseñar sus propios modelos en una aplicación compatible con smartphones y tablets, después pueden imprimir sus diseños en una impresora doméstica que cuesta 299 dólares.
Una característica de esta burbuja es la reaparición de la marca ThingMakers, impulsada por el desarrollo de otras marcas de juguetes de Mattel como Barbie, Hot Wheels y Mega Bloks. Otra característica de la burbuja, aún por determinar, trata sobre qué materiales se utilizarán y cómo se incluirán los colores en el objeto impreso.
ThingMaker ha lanzado una impresora 3D que cuesta 300 dólares con una aplicación para niños.
ThingMaker competirá con proyectos financiados con crowdfunding de precio similiar, algunos ejemplos son: Tiko, Peachy, Micro, Buccaneer, ThingyBot, Titan y B-Creative, aunque otros proyectos como Pirate3D no llegaron a producirse.
La impresión 3D también se mueve en el sector alimentario. Choc Edge, CocoJet y ChefJet se han comprometido a que los usuarios puedan imprimir sus diseños eligiendo una gran variedad de materiales comestibles, desde chocolate hasta masa de galletas.
Asimismo, en los últimos cinco años han surgido páginas web para compartir y para imprimir diseños guardados en formato.stl. Si bien hay muchas técnicas para imprimir en 3D, páginas como Shapeways y Sculpteo permiten imprimir los diseños sin necesidad de tener una impresora 3D.
Hay incluso redes que unen propietarios de impresoras 3D, facilitando la impresión de diseños locales a otras personas. Sin embargo, los diseños finales pueden decepcionar por la limitación colores o el pequeño tamaño.
Según el ciclo de sobreexpectación de Gartner, el consumidor de la tecnología de impresión 3D se está desilusionando, los que han apoyado los proyectos crowdfunding que han fallado seguramente ya están en este punto de desilusión. Probablemente estos productos de consumo tendrán que luchar para lograr atracción y después morir gradualmente.
Sin embargo, la impresión de tejidos vivos en 3D está en auge. Todo comenzó con la prótesis personalizable que se sirve de la impresión 3D para reducir costes, además los diseños se comparten a nivel global. Hay compañías, como Open Bionics, que han sido pioneras en este campo y han reducido los costes de las prótesis en miles de dólares. Esto también ha permitido la impresión de órganos. En Estados Unidos, los investigadores del Instituto Wake Forest de Medicina Regenerativa han impreso orejas a tamaño natural, huesos y músculos.
Todo esto podría apuntar a una burbuja tecnológica de no ser por el uso bien establecido y generalizado de la impresión 3D en un amplio número de industrias. La fabricación aditiva, el sinterizado láser y la estereolitografía se comenzaron a desarrollar en 1984 y han logrado establecerse en muchos procesos industriales. En la construcción aeronáutica, compañías como Boeing y Airbus están empezando a utilizar piezas metálicas impresas en 3D con polvo de titanio, reduciendo los costes y la complejidad de la cadena de producción. La tecnología 3D ya se ha utilizado para construir un vehículo aéreo no tripulado (UAV) de propulsión a chorro.
La mayor parte de la aeronave creada por Stratasys tiene piezas impresas en 3D.
En Estados Unidos, Aurora Flight Sciences utilizó la tecnología de la impresión 3D para reducir al 50% el tiempo de la fase de desarrollo del UAV. El UAV tiene una envergadura de tres metros y ha sido diseñado con materiales nuevos desarrollados por Stratasys. El depósito del tanque ha sido impreso en nylon con sinterizado láser, las toberas vectoriales también fueron impresas en 3D utilizando metal para soportar el calor extremo de la boquilla del motor. Más del 80% de la aeronave tiene componentes impresos en 3D.
En Reino Unido, la firma Renishaw ha liderado la fabricación aditiva de piezas metálicas. En el 2015 se utilizó su sistema de fabricación aditiva con polvo metálico (también conocido como sinterizado láser) para construir una réplica de su sede, un centro de mecanizado del siglo XIX, en titanio para su Alteza Real, la Princesa Anne, hermana de la Reina Isabel II de Inglaterra.
La réplica de la sede se ha hecho en una sola pieza, el proceso de impresión 3D ha durado tres días y posteriormente se ha aplicado un tratamiento térmico para reducir las tensiones internas y, después de terminar todo el proceso, se ha montado sobre una pieza de pino tomada del edificio original.
Impresión 3D de la réplica de la sede de Renishaw en titanio.
El segundo componente impreso en 3D que ha ido al espacio manifiesta con claridad los beneficios comerciales de esta tecnología. Un soporte para el satélite ICCEsat-2, que se lanzará en dos años, ha sido impreso en 3D por Stratasys. Fue construido con un material nuevo, el PEKK, reduciendo los costes un 75% y el tiempo de desarrollo de ocho semanas a tan solo dos días.
La característica más significativa de la impresión 3D es que no es una tecnología, constituye siete diferentes. La sobreexpectación y la burbuja creada alrededor del uso doméstico oculta la realidad de que la impresión 3D es un ecosistema complejo con software, hardware y materiales que no son tan sencillos de utilizar como con las impresoras de papel, según Gartner. Cada tecnología tiene sus pros y sus contras, las impresoras 3D trabajan con diferentes tamaños y materiales. Esto origina la necesidad de crear un ecosistema fragmentado para englobar la gama de impresoras y materiales.
Sin duda hay una burbuja alrededor de los sistemas de impresión 3D para consumo, con una sacudida tecnológica dramática, los sistemas y los materiales establecerán su ecosistema entre los próximos dos o cuatro años. Con todo, la impresión 3D industrial ya ha alcanzado suficiente madurez, evolucionando favorablemente, mientras que la impresión de órganos en 3D está en la fase inicial de desarrollo.