Un estudio descubre cómo producir riqueza a partir de los residuos del vino
13 de enero de 2012
Un equipo multidisciplinar de las universidades de Vigo y Santiado de Compostela demuestra los beneficios económicos y medioambientales a partir del aprovechamiento de los subproductos del vino. Según el estudio realizado por estos investigadores los biorresiduos producto de la fabricación del vino constituyen una fuente de compuestos químicos que, puestos en valor, podrían ejercer un impacto económico positivo.
La producción de vino genera diferentes tipos de residuos con altos contenidos en compuestos biodegradables. Éstos últimos proceden de restos vegetales derivados de las uvas sin pepitas, sedimentos que se obtienen durante el proceso de ‘clarificación’, el bagazo de la uva presionada (residuo que se obtiene al sacarle el jugo) y los posos obtenidos en los distintos procesos de decantación. En España, advierten los investigadores en el artículo, el bajo precio de la tasa de retirada de residuos provocó que, durante los últimos años, “los desechos en la producción de vino fuesen seis veces mayores que los de Italia o Francia”.
El objetivo del estudio es llevar estos mismos residuos a un terreno económico que permita obtener dividendos. Durante los últimos años, investigadores del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Vigo han comprobado cómo de la fermentación del bagazo, los brotes de sarmiento y los posos, en función del microorganismo utilizado, se puede obtener ácido láctico, bioemulsionantes, biosurfactantes, (tensoactivos, utilizados en la fabricación de detergentes), xylitol, etanol y otros compuestos. Además, el bagazo y las semillas son ricos en compuestos fenólicos, que tienen propiedades antioxidantes, y la vinaza –vino que se saca de los últimos posos– contiene ácido tartárico que puede ser extraído y comercializado. El estudio sugiere que las compañías deben “invertir en nuevas tecnologías para reducir el impacto de residuos agro-industriales en el medio ambiente y establecer nuevos procesos que proporcionen fuentes adicionales de ingreso”. El uso de brotes, orujo y posos de uva para producir ácido láctico y biosurfactantes es también un prometedor método para “reducir el precio total de los procesos biotecnológicos, así como deshacerse de estos residuos de una forma más respetuosa con el medio ambiente”.
España, que genera entre 30 y 50 millones de hectolitros anuales de vino, es uno de los principales productores mundiales de este licor. Según Rosa Devesa, investigadora y profesora del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Vigo, el trabajo “estudia el problema legal que suponen los vertidos incontrolados de residuos de la producción del vino, y propone métodos –con base biotecnológica– para eliminarlos y revalorizarlos, consiguiendo así transformar un problema en una ventaja”.