Bioenergía: la tecnología que garantiza el 57% de la energía renovable en Europa y protege el medio ambiente de forma sostenible
Javier Díaz, presidente de Avebiom
21/12/2023En la actualidad, en España utilizamos alrededor de 4,3 millones de toneladas de biomasa para generar energía térmica en hogares e industrias, lo que evita la emisión de 939.000 toneladas de CO2, equivalentes a lo que emiten 625.000 vehículos (2022).
Por suerte, contamos con una gran variedad y cantidad de recursos biomásicos valorizables con los que podríamos aumentar la aportación de la bioenergía a nuestra matriz energética en los próximos años y a la reducción de emisiones a la atmósfera.
Si nos fijamos en la biomasa de origen forestal, vemos que desde los años 90 —según los inventarios forestales nacionales IFN 2, IFN3, IFN4— la superficie arbolada no ha dejado de crecer ya que solo aprovechamos el 35-40% del crecimiento anual de madera de nuestras masas arboladas (cuando en Europa la media supera el 65%), lo que ha dado como resultado que el stock de madera en pie se haya duplicado desde entonces.
Esto supone la pérdida de oportunidad de su valorización en forma de madera y/o energía y, sobre todo, provoca una acumulación excesiva de material vegetal en muchas zonas que aumenta el riesgo de aparición de los devastadores grandes incendios forestales (son el 1,1% en número, pero responsables del 90% de la superficie quemada en España).
Desde el sector no dejamos de insistir en que la bioenergía con garantía de sostenibilidad puede ser una útil herramienta para reducir el riesgo y los efectos de los grandes incendios forestales en España y en toda la Europa mediterránea.
De hecho, el nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) señala la necesidad de reducir la carga de combustible forestal para mitigar incendios y facilitar la extinción, aunque no propone acciones para aprovechar la biomasa resultante como podría ser la obtención de biocombustibles para sustituir combustibles fósiles.
Biomasa sostenible, por supuesto
En cuanto a la sostenibilidad de la valorización energética de la biomasa en Europa, está siendo evaluada con gran rigor por la Directiva de Renovables (RED-II/III) y sus transposiciones nacionales y comprobada en el terreno gracias a entidades certificadoras como SURE (Sustainable Resources Verification Scheme).
Como sector, somos muy conscientes de que la preservación del recurso forestal garantiza la continuidad de nuestra actividad y ese es uno de los motivos por los que las empresas españolas de la cadena de valor de la bioenergía, junto a las alemanas y polacas, son las que están demostrando con mayor diligencia que su actividad se desarrolla de forma sostenible con la ayuda de SURE. En nuestro país son 293 los certificados emitidos a finales de 2023.
Por otra parte, el sector agrícola genera cada año en España casi 13 millones de toneladas de materia seca de restos herbáceos y leñosos que podrían reemplazar millones de litros de combustibles fósiles en calderas industriales (a partir de 200-300 kW) y utilizarse como fuente de energía en nuevas redes de calor y centrales eléctricas.
Además, una parte significativa de estas biomasas se pueden utilizar poco procesadas y esto conlleva un ahorro significativo de gases de efecto invernadero y energía al evitar el proceso de secado, transporte y ‘peletización’.
Los gases renovables han despegado definitivamente
Para la biomasa gaseosa, 2023 se va a convertir en el año de referencia del despegue real y definitivo de los gases renovables, con el biometano a la cabeza, como actividad esencial para la transición energética y la gestión de residuos en España.
Efectivamente, durante la tercera edición del Salón del Gas Renovable, que organizamos en octubre de este año en Valladolid, pudimos apreciar cómo el optimismo del sector se está materializando ya en alrededor de 200 proyectos de biometano que se encuentran en diferentes estados de desarrollo.
Como tercer país de la UE en potencial de generación de biometano, la aportación de España es fundamental para alcanzar el objetivo comunitario de 35 bcm de biometano en 2030, por lo que a los proyectos ya en marcha deberemos añadir la construcción de muchas más plantas en los próximos años.
El 80% de este potencial está ligado a los residuos y subproductos agroganaderos, cuya movilización requiere mejorar la logística y, sobre todo, implicar a agricultores y ganaderos en la nueva actividad. Destacar que valorizar adecuadamente la gran cantidad de digestato que se va a generar, en forma de biofertilizantes o biopesticidas, será tan importante como la producción de energía renovable en un contexto mundial capaz de crear inestabilidad en el suministro y los precios, tanto de la energía como de los fertilizantes, de manera muy rápida.
Desde la asociación queremos profundizar en nuestra relación con el sector agrario para involucrar a los agricultores en los proyectos, ya que son pieza indispensable del puzle del biometano, y que vean que esta actividad revierte de forma directa y positiva en el campo.
La bioenergía, pata fundamental de la bioeconomía que llega
Sabemos que no todo es energía cuando hablamos de biomasa; la bioeconomía es otro concepto que está generando cada vez mayor interés y a cuyo desarrollo Avebiom también contribuye desde proyectos como Branches y la red de intercambio de prácticas innovadores en biomasa —INtercamBIOM— y, más recientemente, la red europea de bioeconomía rural, BioRural.
Estos proyectos han articulado redes de transferencia de conocimiento y de prácticas innovadoras ya en funcionamiento en torno a la bioeconomía, que incluyen soluciones en la cadena forestal, la producción agrícola y ganadera, en la valorización de subproductos y en la producción de bioenergía y de nuevos bioproductos.
En mayo de este año, durante Expobiomasa, logramos reunir 29 proyectos de bioeconomía capaces de movilizar 144 millones de euros en acciones orientadas a llevar a la práctica innovaciones en el sector de la biomasa.
Fruto de aquella ‘cumbre’ han surgido colaboraciones y sinergias entre distintos agentes que van a permitir el lanzamiento de nuevos proyectos como, por ejemplo, Poseidon, una iniciativa cuyo objetivo es optimizar la producción de e-metanol, a partir de hidrógeno obtenido de electricidad renovable y CO2 capturado, y promover su uso como combustible renovable en el transporte marítimo.
Este proyecto puede abrir una interesante vía de diversificación productiva a plantas de biogás y centrales de biomasa, que podrían aportar un CO2 de origen biogénico al proceso, de modo que se obtendría un “bio e-combustible” valioso para el sector marítimo y otros sectores industriales que deben descarbonizarse.
El papel de la bioenergía junto a la captura y almacenamiento de carbono
A finales de noviembre comenzaron en Bruselas los triálogos sobre el marco de certificación de las remociones netas de carbono de la atmósfera. Cada Estado miembro deberá contribuir con eliminaciones netas de carbono y creo que será una oportunidad tremenda para nuestro sector, ya que la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BECCS) es la única forma de producir energía y eliminar CO2 neto al mismo tiempo. Podemos ser un agente crucial para luchar contra el cambio climático si se establecen unos objetivos para el BECCS en los próximos meses.
“La bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BECCS) es la única forma de producir energía y eliminar CO2 neto al mismo tiempo”