El Derecho es ineludible para mejorar el estado actual de la Tierra
La celebración del Día Internacional de la Madre Tierra cumple este 22 de abril su 50 aniversario en un momento en que nos enfrentamos a retos medioambientales sin precedentes: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, y la contaminación del aire, mares, océanos y de cursos de agua dulce, entre otros.
Desde IIDMA, reiteramos que el Derecho es una herramienta fundamental para proteger el medio ambiente de los impactos nocivos de la actividad humana, y garantizar así el derecho a un medio ambiente sano y también a la salud.
Para 2020, el Día de la Tierra reclama más acción climática, la necesidad de definiciones claras que garanticen la salvaguarda del planeta y cambios en el modelo económico que hagan del desarrollo un proceso más respetuoso con el medio ambiente. Para ello, son indispensables instrumentos como la futura Ley de Cambio Climática y Transición Energética para aumentar la ambición climática en este país a través del cumplimiento de sus metas, como también generar certidumbre a través del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC 2021-2030).
Resulta también trascendente avanzar hacia la concreción de los objetivos del Pacto Verde Europeo que incluye la propuesta de Ley del Clima de la UE, para hacer jurídicamente vinculante la meta de emisiones netas cero de gases de efecto invernadero en el año 2050 en el ámbito de la UE y desvincular de una vez por todas el crecimiento económico con la explotación de los recursos, considerando también oportunidades para toda la ciudadanía. Recordemos que en 2001, la estrategia de desarrollo sostenible de la UE se proponía acabar con los subsidios a los combustibles fósiles en 2010, algo en lo que aún no se han conseguido grandes progresos.
Para IIDMA, los planes de España hacen necesaria la figura del Comité de Cambio Climático, integrado en la gobernanza de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética como un órgano colegiado y consultivo de asesoramiento científico que sea independiente, plural y con presupuesto propio para garantizar que las decisiones en materia de cambio climático y transición energética estén apoyadas en el criterio científico, que como se aprecia en esta pandemia el papel de la comunidad científica es fundamental.
Coronavirus y Medio Ambiente
En este año, la celebración del Día de la Tierra se enmarca en la crisis causada por la irrupción del Coronavirus (COVID-19), una pandemia que ha dejado claro, como nos advertían los científicos, en la Evaluación de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Biodiversidad y Ecosistemas (IPBES) que existe una vinculación de ésta con la situación de los ecosistemas, áreas contaminadas y la transmisión de virus de animales a humanos.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente también ha recordado que los ataques contra la biodiversidad como la deforestación, el cambio de uso de suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva, el comercio ilegal de vida silvestre y otros, propician las infecciones y el contagio de enfermedades, por lo que una vez más salud humana y medio ambiente están íntimamente ligados.
En 2020, año sin duda marcado por la crisis del COVID-19, la recuperación económica tras los efectos de la cuarentena en España y la Unión Europea tiene en estas iniciativas de ley y acuerdos una base para impulsar un crecimiento en mejores condiciones respecto de cuando inició la reacción a la pandemia. La superación de la crisis sanitaria no debe olvidar el desafío de la emergencia climática, sino mirar los elementos que ambas tienen para asegurar un mejor futuro para el planeta.
“Este año es necesario no perder la oportunidad de afianzar el marco jurídico y la gobernanza que asegure el cumplimiento de la acción climática, tanto en España como en Europa, ya que la emergencia climática muestra el déficit en la respuesta comprometida. El retraso es tal, que hasta en la estrategia de desarrollo sostenible de Gotemburgo de 2001, que proponía acabar con los subsidios a los combustibles fósiles en 2010, aún no se ha conseguido ese objetivo trazado hace casi 20 años”, afirma Ana Barreira, directora de IIDMA.