Metales reciclados, la punta de lanza de la Economía Circular
Ion Olaeta, presidente de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER), miembro de la Junta Directiva de EuRIC (European Recycling Industries Confederation) y vicepresidente de la EPRB (European Plastics Recycling Board) de EuRIC.
18/05/2021Alcanzar la neutralidad climática para 2050 requerirá cambios drásticos en todas las cadenas de valor, en particular para las industrias intensivas en energía como la producción de metales. Esta es la principal conclusión de la Estrategia para un metal circular de la Confederación Europea de la Industria del Reciclaje (EuRIC).
A pesar de sus propiedades intrínsecas, su valor de mercado y de que los residuos metálicos se han reciclado durante décadas y se han utilizado para producir nuevos metales, férricos y no férricos, una y otra vez, las cifras globales de recuperación siguen siendo desalentadoras.
Así, un estudio publicado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) sobre 60 metales concluyó que menos de un tercio tenía una tasa de reciclaje superior al 50%. Y, más grave aún, 34 de ellos tenían una tasa inferior al 1%.
Desde FER, hemos incidido en multitud de ocasiones en que el reciclaje de metales es imprescindible para alcanzar los objetivos climáticos y de Economía Circular establecidos por el Pacto Verde Europeo y el nuevo Plan de Acción de Economía Circular.
Los metales son esenciales tanto para los productos y sistemas imprescindibles para una economía baja en carbono como para los productos cotidianos. En comparación con la producción primaria, el reciclaje de acero, aluminio o cobre ahorra, respectivamente, el 58%, el 92% y el 65% de las emisiones de CO2.
¿Cuáles son, entonces, los obstáculos que impiden que un material con unas propiedades de circularidad tan altas siga estando tan por debajo de su potencial en cuanto a tasas de reciclaje?
La respuesta para la industria del reciclaje es clara: a pesar de los enormes beneficios ambientales, los importantes cuellos de botella existentes en la práctica siguen obstaculizando el reciclaje de metales en Europa.
El primero tiene que ver con el hecho de que la industria europea sigue siendo mayoritariamente lineal y solo el 12% de los materiales que utiliza proceden del reciclaje. Como resultado, en Europa, el suministro de metales reciclados que cumple con las especificaciones de la industria sigue siendo infrautilizado en la producción de metal porque la industria metalúrgica prefiere utilizar materias primas vírgenes, a pesar del impacto que éstas generan sobre el medio ambiente.
El segundo se relaciona con el hecho de que los precios de las materias primas secundarias aún no incorporan los enormes beneficios ambientales del reciclaje de metales. En la legislación de la Unión Europea (UE) no existe ningún incentivo que recompense el reciclaje de metales por tener una menor huella de carbono y consumo energético que las materias primas vírgenes (a menudo extraídas fuera de Europa).
El tercero tiene sus raíces en la legislación europea sobre residuos, que dificulta una mayor circularidad. La chatarra es un bien valioso, con una huella ambiental positiva, que no debe clasificarse como residuo, sino como materia prima secundaria. Además, una serie de procedimientos relacionados con los traslados transfronterizos o con las autorizaciones siguen siendo demasiado onerosos para incentivar las cadenas de valor de metales circulares.
Ante este panorama, solo se puede concluir que ha llegado el momento de trazar una estrategia más ambiciosa para impulsar el reciclaje de metales en Europa y apoyar a los recicladores de metal, que es la columna vertebral de cualquier economía moderna.
Para ello, es crucial establecer condiciones marco e incentivos que dirijan el reciclaje y la producción de metales a partir de materias primas secundarias, recompensando sus beneficios ambientales. Por eso, esta debería ser una de las prioridades del Plan de Recuperación de la UE.
Haciendo un poco de memoria para entender esta necesidad de acelerar en los incentivos al reciclaje, ya en 2016, el Panel Internacional de Recursos (IRP) del PNUMA publicó un informe mostrando que el incremento en el consumo triplicó la cantidad de materias primas extraídas de la Tierra en las últimas cuatro décadas. Por eso, ya entonces, se recomendaba “poner un precio a las materias primas en el momento de la extracción, con el fin de que reflejen los costos sociales y ambientales de la extracción y el uso de recursos y, al mismo tiempo, se reduzca el consumo de materiales”.
Tomando como ejemplo al acero, la estrategia de metales de EuRIC precisa que “es clave apoyar las cadenas de valor, que actualmente luchan por migrar de los altos hornos, que utilizan mineral de hierro primario y carbón, a hornos de arco eléctrico, que utilizan acero reciclado y pueden utilizar energía de fuentes renovables". Más claro aún, el acero de bajo impacto en carbono y los metales, en general, no solo son vitales para lograr la neutralidad climática, sino que también son fundamentales para competir mejor en un mercado que cambia de forma vertiginosa.
De igual importancia resulta la necesidad de simplificar la legislación aplicable a las cadenas de valor circulares. Por tanto, para crear un mercado de la UE que funcione correctamente para las materias primas secundarias, la chatarra que cumpla con las especificaciones de la industria ya no debería clasificarse como residuo y, para ello, se precisa alinear la legislación que obstaculiza la transición hacia una economía más circular con los objetivos generales de la política de la UE incorporados en el Pacto Verde porque, de lo contrario, los objetivos no se podrán cumplir.
En conclusión, desde FER, alineados con la estrategia que defiende la industria europea del reciclaje, garantizar un comercio libre, justo y sostenible es más importante que nunca, por lo que es preciso evitar las restricciones comerciales que afecten negativamente a los metales que cumplen las especificaciones de la industria que opera en un mercado inherentemente global. Por tanto, las próximas medidas a adoptar se deberían centrar, por ejemplo, en aumentar el precio de las importaciones con alto contenido de carbono para nivelar el juego con productos bajos en carbono hechos de materiales reciclados.