¿Es el sampling una amenaza ambiental o una oportunidad para el consumo responsable en belleza?

El sampling o la distribución de muestras de productos cosméticos ha sido una práctica común en la industria de la belleza durante décadas. Y aunque ha demostrado ser uno de los pilares importantes del plan de marketing, una estrategia eficaz para impulsar ventas y dar visibilidad a las marcas, también ha sido objeto de críticas, especialmente en el contexto actual, donde la conciencia sobre el impacto ambiental es cada vez mayor. Muchas personas ven el hecho de distribuir mini tallas o muestras de productos completos como un gasto innecesario de recursos, envases y materiales, pero ¿es esta crítica realmente justa? En mi opinión, el sampling no solo es una herramienta válida, sino que, si se utiliza correctamente, puede contribuir enormemente a fomentar un acto de compra más responsable y en definitiva, sostenible.

En un sector tan competitivo y dinámico, con una oferta tan grande de productos y formatos en todas las categorías de belleza, es lógico que uno de las mayores dudas al comprar productos cosméticos sea la dificultad de saber si realmente, éstos van a cumplir con nuestras expectativas. Y es que a pesar de la transparencia de las marcas, de sus esfuerzos en comunicación y de los claims de los productos o de la información sobre sus formulaciones y beneficios, sin duda muy útiles, no siempre nos dicen cómo va a comportarse el producto en nuestra piel. La textura, el olor, la absorción y otros factores sensoriales son cruciales para decidir si un cosmético es adecuado para nuestras necesidades y gustos, y eso es imposible de predecir antes de probarlo!. Si no podemos testar el producto antes de comprarlo, existe un alto riesgo de que, al adquirirlo y usarlo, no se cumplan las expectativas, lo que a menudo se traduce en una frustración para el consumidor además de un desperdicio de dinero, tiempo, ilusión, y sobre todo, de recursos.

En este contexto, la práctica de ofrecer muestras a modo de tryal se presenta como una buena solución para todos los players -marca, consumidor y medioambiente-. Estée Lauder, pionera en este campo, entendió hace más de 60 años que dar a los consumidores la oportunidad de probar sus productos antes de comprometerse a una compra de tamaño regular, era una manera efectiva de reducir su incertidumbre, fidelizarlos y al final, aumentar las ventas. Pero más allá de este beneficio comercial, el sampling permite al consumidor tomar decisiones informadas y evitar la compra impulsiva de productos que finalmente no le satisfacen.

Imaginemos que un consumidor tiene dudas entre varios productos que podrían ajustarse a sus necesidades, pero no tiene acceso a ninguna muestra. Finalmente, elige uno de ellos, pero cuando lo prueba, no le gusta la sensación en su piel, la textura o el olor. El resultado es que el producto se queda olvidado en la repisa del baño, a menudo hasta que se caduca. En el peor de los casos, el consumidor tira el producto a la basura, junto con el envase, creando así más desechos nefastos para nuestro planeta.

En cambio, si se le hubiera dado una muestra antes de la compra, el consumidor habría tenido la oportunidad de probar el producto y decidir si realmente le convenía. De este modo, no solo se ahorran recursos en la producción de productos no deseados, sino que también se reducen los desechos derivados de la compra impulsiva de artículos que, finalmente, no serán utilizados.

Para poder diseñar una campaña de muestras más sostenible, es crucial apostar por el eco-diseño y considerar el uso de materiales reciclados -reduciendo la necesidad de generar nuevos recursos-, o reciclables -minimizando el impacto ambiental y ayudando así a reducir significativamente la huella ecológica de la campaña de muestras-. Ello requiere investigación e inversión constante en nuevos materiales, así como en instalaciones a fin de adaptar las máquinas y la forma de producir, un reto y un compromiso que hace tiempo asumimos en Sampling Innovations Europe del que pocos podemos presumir.

No obstante, es cierto que la sostenibilidad en el sampling no solo depende de la producción de las muestras en sí, sino también de una estrategia de distribución bien pensada. En lugar de una distribución masiva e indiscriminada, que puede generar un exceso de muestras que no lleguen a los consumidores adecuados, lo ideal sería contar con un enfoque más focalizado y dirigido al target core de esa campaña. Al realizar un estudio detallado del target que se quiere alcanzar, las marcas pueden asegurarse de que las muestras lleguen realmente a aquellas personas que pueden estar interesadas en probar el producto y, en muchos casos, en comprarlo. Esta estrategia no solo mejora la eficiencia de la campaña, sino que también reduce los redisuos, ya que se evita que las muestras lleguen a quienes no tienen la necesidad o el interés en el producto. Es por ello que en Sampling Innovations Europe hace tiempo que nos especializamos en el diseño y desarrollo de campañas de sampling, con el objetivo de ser mucho más que un fabricante de muestras y ayudar a las marcas en la definición de una correcta estrategia de muestras en el 360.

Como profesionales del sector y como consumidores de productos Beauty, creo firmemente que el sampling no debería ser visto como un enemigo del medio ambiente, sino como una herramienta para ayudar a los consumidores a elegir productos que realmente se ajusten a sus necesidades. Si bien es cierto que toda práctica de consumo tiene un impacto ambiental, el sampling, cuando se implementa con conciencia y responsabilidad, puede ser parte de una estrategia para promover un consumo eco-responsable, más sostenible, lo que beneficia tanto a las personas como al planeta.