Un estudio analiza las consecuencias productivas y sanitarias de los tábanos en el ganado
El Colegio de Veterinarios de Burgos ha distinguido con el III Premio Nacional Félix Pérez y Pérez al trabajo titulado ‘Estudio de dípteros de importancia médico-veterinaria en el Norte de España: un enfoque One Health’, de Daniel Bravo Barriga, investigador de la Universidad de Extremadura, junto con dos coautores: Mikel González, de la Universidad de las Islas Baleares; y Sergio López, del CSIC.
El trabajo pretende mejorar el conocimiento de dos grupos diferentes de moscas (tábanos y drosofílidos) muy poco estudiadas en España. “Los tábanos no se han examinado prácticamente en nuestro país en los últimos 30 años, a pesar de su papel comprobado en la transmisión mecánica de patógenos de interés veterinario como la besnotiosis bovina y surra”, explica Bravo.
Ahora, los investigadores han encontrado 22 nuevas citas de tábanos para el País Vasco y, además, han observado que su pico de actividad está muy restringido a los meses calurosos del verano lo que ayudará a establecer y orientar los programas de control en esa región. “Algunas de estas especies son feroces picadoras de humanos, como el tábano de cuernos Haematopota pluvialis por lo que también puede ser un problema de salud humana”, señala el investigador.
Además, este grupo de estudiosos ha diseñado y desarrollado una trampa casera efectiva de bajo coste para la vigilancia de tábanos que puede ser de gran utilidad en países de bajos ingresos, en territorios a gran escala, o por investigadores individuales y propietarios de ganado, entre otros.
La investigación también ha estudiado a la mosca Phortica variegata, vector del nematodo o gusano ocular Thelazia callipaeda que parasita tanto a animales domésticos y salvajes como a humanos. Desde hace algunos años, este parásito infradiagnosticado preocupa a veterinarios de Extremadura, Madrid y Salamanca. Los investigadores advierten que es una enfermedad en expansión que pronto se observará en otras regiones.
En este estudio se ha observado por primera vez cómo estas moscas se sienten atraídas en gran número a trampas mortales cebadas con sustancias como el vino y el vinagre. Y, según ha explicado Mikel González, gracias a este trabajo se conocen mejor los estímulos visuales más eficientes para su captura, y se determina de qué manera la temperatura afecta al vuelo. Por último, se han probado sustancias potencialmente repelentes que pueden usarse en el fututo para proteger a animales o humanos.