Analizando los pros y los contras de las nanotecnologías

Asistió a la apertura del Nanocafé Stephan Schaller, uno de los socios del proyecto Nanologue, financiado por la UE. “Las nanotecnologías están determinando cada vez más los productos de hoy en día” , declaró. “No hay un solo día que pase sin que veamos un nuevo producto en el mercado que se hace llamar “nano” o tiene algunas nanopropiedades”. En concreto se refirió a ese tipo de productos manufacturados recientemente como el preservativo criptomórfico nanométrico de plata, que es una espuma antiséptica en spray - un condón en bote -, y a un batido de chocolate para adelgazar que, según sus fabricantes, transporta los nutrientes directamente hasta la célula.
Pero a medida que crece el número de productos con nanopropiedades, también lo hace la preocupación por los riesgos asociados a dichas aplicaciones. Muchas de las cuestiones planteadas hicieron referencia a los riesgos para la salud, puesto que se sabe muy poco de la toxicidad de estas nanoaplicaciones, declaró el señor Schaller. También existe preocupación con respecto al potencial daño que produciría el uso de este tipo de tecnología con fines militares, puesto que la mayor parte de la investigación sobre estas tecnologías ya ha sido dirigida por el sector militar, afirmo el señor Schaller. Por último, la aparición de nuevas tecnologías también podría conducir potencialmente a abrir una brecha cada vez mayor entre los que pueden permitirse estas aplicaciones para mejorar sus vidas y los que no pueden - una tendencia similar a la existente en la división digital.
“La cuestión clave es, por lo tanto, cómo beneficiarse de las nanotecnologías al tiempo que se limitan estos riesgos”, preguntó el señor Schaller. La Comisión Europea propone tener en cuenta las consideraciones éticas, sanitarias, medioambientales y reglamentarias relacionadas con las nanotecnologías tan pronto como sea posible, en la fase de investigación y desarrollo (I+D), y fomentar el diálogo con los ciudadanos. El señor Schaller declaró que el objetivo era suscitar el debate con anterioridad entre todos los interesados, de modo que se evite repetir los errores cometidos con los organismos modificados genéticamente (OMG), a causa de los cuales la gente se mostró reacia a aceptar cualquier cosa que estuviera ligeramente relacionada con los OMG.
Es en este ámbito donde se pretende aplicar el proyecto Nanologue. Financiado a través del VI Programa Marco (VIPM), este proyecto desarrolló el Nanómetro, una herramienta basada en la Web diseñada para ayudar a los investigadores y desarrolladores de productos a llevar a cabo breves evaluaciones societales de las aplicaciones nanotecnológicas antes de que salgan al mercado. Utilizando esta herramienta se averigua cuales son los riesgos y beneficios de cada una de las aplicaciones nanotecnológicas de acuerdo con siete indicadores éticos, sociales y legales, incluidos beneficios sociales, salud y medio ambiente, necesidades de recursos, privacidad y transparencia. “Este tipo de cuestiones no se suelen plantear en el proceso de I+D”, explicó el señor Schaller sugiriendo que el Nanómetro podría utilizarse para previsualizar proyectos nanotecnológicos que buscan financiación pública.

Después de la presentación del señor Schaller, se invitó a los participantes a compartir sus puntos de vista sobre el desarrollo futuro del sector en Europa. Muchos participantes destacaron la importancia que tiene diferenciar entre las aplicaciones de nanotecnologías delimitadas (encapsuladas) y no delimitadas (libres) para poder evaluar mejor los riesgos y beneficios. Uno de los participantes, Malcolm Harbour, eurodiputado y vicepresidente de la evaluación de las opciones científicas y tecnológicas (STOA) destacó la dificultad de regular estas aplicaciones debido a los múltiples aspectos sociales y éticos que han de ser considerados. En lo que se refiere a los potenciales riesgos para la salud asociados a las aplicaciones nanotecnológicas, el eurodiputado preguntó si los sistemas de clasificación existentes podrían proporcionar ya un mecanismo que clasificara las nanopartículas y su toxicidad. También expresaron su preocupación a este respecto participantes pertenecientes a grupos medioambientales que sugirieron que las nanopartículas deberían seguir siendo consideradas en el marco de la política química de la UE (Reach). Pero, según John Ryan, Director del Centro de Investigación Interdisciplinaria sobre Bio-Nanotecnología (IRC) en la Universidad de Oxford (Reino Unido), los riesgos y beneficios percibidos, con respecto a las nanotecnologías, son exagerados, y están basados en suposiciones teóricas más que en la experiencia práctica. Pidió a la Comisión europea que invierta una mayor proporción de su gasto en investigación en toxicología y en la puesta en marcha de pruebas toxicológicas viables.
Un científico holandés que también participó en el café, se mostró de acuerdo en que los beneficios y riesgos eran exagerados, y subrayó la necesidad de comunicarse mejor y de formar a los científicos, los responsables políticos y el público en general. Asimismo destacó que la nanotecnología no era una revolución sino una evolución en tecnología.
Renzo Tomellini, Jefe de Nanociencias y Nanotecnologías en la Comisión Europea, declaró que actualmente se estaba tramitando un paquete de medidas para aumentar la investigación y el suministro de equipamiento en el área de la toxicología en toda Europa. Otras medidas propuestas incluyen un aumento de las oportunidades de creación de redes y la creación de un observatorio toxicológico.
El señor Tomellini declaró que la Comisión seguirá financiando actividades que busquen aumentar el diálogo entre los políticos, la industria y el público.