Las vitrinas de gases de recirculación, una alternativa a las vitrinas de extracción
Durante mucho tiempo, las aplicaciones de las vitrinas de recirculación han sido limitadas. Ahora, gracias a los avances en las tecnologías de filtración, pueden responder a más del 80% de las necesidades de protección frente a riesgos químicos en el laboratorio.

Su funcionamiento se basa en los mismos principios y prestaciones de confinamiento que las vitrinas de gases clásicas con extracción. Sin embargo, en lugar de expulsar el aire extraído al exterior del edificio, la vitrina de recirculación filtra los contaminantes y vuelve a introducir aire depurado en el local. Con ello, se evita la emisión directa de contaminantes al exterior del edificio y se contribuye a sanear el aire del laboratorio.
Este principio de funcionamiento reduce las necesidades de ventilación de los laboratorios, puesto que elimina los sistemas de extracción y de aporte de aire necesarios para el equilibrio aeráulico del laboratorio. El menor dimensionamiento que requieren los sistemas de recirculación permite reducir de manera considerable el consumo energético y los costes de ingeniería asociados a la puesta en servicio de la instalación. Las vitrinas de recirculación son ‘móviles’ e independientes de las redes de ventilación del edificio, y pueden instalarse fácilmente en un laboratorio sin planificación o reubicarse según evolucionen la actividad y las necesidades de protección.
Como prueba de la calidad de estos productos, basados en resultados precisos y en criterios cualitativos, baste decir que el funcionamiento de las vitrinas de gases con recirculación está sujeto a una norma extremadamente exigente, en concreto la NFX 15-211 (mayo de 2009), que define criterios de confinamiento, filtración y velocidad del aire en el plano frontal. El nivel de confinamiento exigido es idéntico al de las vitrinas de extracción clásicas. La calidad de la filtración exige una emisión máxima del 1% del valor límite de exposición profesional del producto manipulado (para los contaminantes gaseosos) y el empleo de un filtro HEPA H14 para la filtración de las partículas. La velocidad del aire en el plano frontal debe estar comprendida entre 0,4 y 0,6 m/s, con el fin de garantizar una barrera de aire dinámica entre el usuario y el espacio de trabajo de la vitrina. La clase 1 de esta norma permite igualmente utilizar un filtro molecular de seguridad —con prestaciones y dimensiones idénticas a las del filtro principal—, que asegura la protección del usuario incluso en caso de saturación del filtro principal. Este filtro molecular requiere un sistema de detección que alerta al usuario en caso de saturación del filtro, para una serie de contaminantes químicos.
La combinación de las tecnologías de filtración HEPA H14 (para la eliminación de partículas) y la filtración molecular con carbón activo (para la eliminación de gases) ha permitido ampliar el ámbito de uso de las vitrinas de recirculación, de modo que puedan emplearse en una gran variedad de aplicaciones de laboratorio.

El único límite de las vitrinas de recirculación a día de hoy es la velocidad de saturación de los filtros, que depende de la cantidad de productos que se evaporen en el espacio de trabajo. En las aplicaciones con fuerte evaporación puede ser preciso sustituir los filtros con mucha frecuencia. Para que el coste de sustitución de los filtros no haga estéril el ahorro de energía, Erlab recomienda llevar a cabo un estudio de viabilidad previo, que permita identificar la solución de protección más adecuada y evaluar sus ventajas económicas. Si se tienen en cuenta los costes de explotación, entre ellos los asociados a la sustitución de los filtros, es posible calcular de forma precisa los plazos de amortización (ROI). Si estos costes se comparan con los de una vitrina de extracción clásica, el resultado es que las vitrinas de recirculación constituyen una alternativa económica, flexible y respetuosa con el medio ambiente.