Investigadores del
Centro Tecnológico del Plástico (Andaltec) se desplazaron hasta Irlanda para seguir avanzando en el proyecto europeo de I+D Susfoflex, que tiene como objetivo el desarrollo de nuevos envases sostenibles e inteligentes que portarán sensores de temperatura y del estado de conservación del alimento que contienen. Los innovadores envases para fruta y pescado también ampliarán el tiempo en que el alimento se mantiene en perfectas condiciones a través de tecnologías de envasado activo, lo que ampliará sus posibilidades de comercialización en mercados más lejanos. Investigadores de quince países diferentes han celebrado en Irlanda la reunión intermedia del proyecto, ya que se ha alcanzado la mitad del periodo de ejecución, establecido en 18 meses. El encuentro ha servido para constatar que los diferentes equipos continúan avanzando en el desarrollo de los nuevos envases activos e inteligentes para alimentos y para poner un énfasis especial en el proceso de explotación comercial del producto final. Esta reunión ha contado con la participación de una representante de la Comisión Europea, Catherine Eccles, y del ministro de estado irlandés para pequeños negocios, John Perry.
El proyecto Susfoflex se centra en la investigación sobre nuevos envases inteligentes usando nuevas técnicas de impresión y de nanomateriales. "Se trata de aportar al mercado una tecnología innovadora y atractiva que proporcione a los colaboradores que forman parte del consorcio nuevos productos con grandes posibilidades de comercialización", explica el responsable del proyecto en Andaltec, Gabriel Morales. De esta forma, se desarrollarán nuevos envases de bioplástico para alimentos sostenibles e inteligentes que, además de proteger el alimento, contendrán una tecnología que permite alargar la fecha de caducidad del alimento manteniendo sus propiedades nutricionales, sabor y olor característico. Estos envases también portarán sensores que, a través de un código de colores, indicarán si el alimento está en perfectas condiciones o si ha empezado a deteriorarse. "Se trata de un mecanismo mucho más efectivo y fiable que la tradicional fecha de caducidad impresa en el envase para saber si un alimento se encuentra realmente en buenas condiciones para ser consumido", indica.