Entrevista a Ignacio Muñoz, director general de Molecor
¿En qué consiste la tecnología de PVC orientado?
Esta tecnología aplica la orientación molecular en tubos convencionales de PVC, un polímero que se conoce desde hace 50 años.
El mismo material pero con distintas propiedades…
Sí. La tecnología que desarrollamos orienta las moléculas de la estructura del plástico. El aspecto exterior del tubo no varía, pero en el interior las propiedades del PVC han cambiado por completo. Las mejora.
¿Qué aporta?
Las tuberías fabricadas con PVC-O son más resistentes al impacto, a la fatiga, a las grietas, a los arañazos. Además, son más elásticas, más ligeras y se instalan mejor. El PVC-O es superior en todas sus prestaciones mecánicas.
¿Y dice que el material empleado para el desarrollo de su PVC orientado es el convencional?
Totalmente. Sirve cualquier PVC que pueda suministrar cualquier fabricante de materiales plásticos. Yo siempre pongo el ejemplo del carbono y el diamante. Son exactamente el mismo material, pero la estructura atómica determina las propiedades de uno y otro… y su precio, claro. En el caso del PVC orientado, la materia prima es exactamente igual que en el PVC convencional. Tampoco le añadimos ningún tipo de aditivo.
¿Y cómo hacen del carbono un diamante?
Primero calentamos el material a una determinada temperatura y, a continuación, estiramos ese PVC. Esto provoca un cambio en su estructura, una nueva estructura laminada que, una vez se enfría, le confiere la resistencia y las propiedades que comentaba. Y aquí pongo otro ejemplo: el de los espaguetis.
¿Espaguetis?
En el plato, los espaguetis descansan sin ningún tipo de orden, pero cuando te los acercas a la boca con el tenedor se produce una alineación de estos en la dirección del desplazamiento. Nosotros hacemos lo mismo.
Entiendo. Pero este proceso ya existía, ¿no?
Sí, hay otros métodos y desde hace muchos años. De hecho, la primera patente data de 1979.
¿Entonces?
Era una tecnología muy ineficiente y costosa. ¿Por qué no vemos Rolls-Royce habitualmente por la calle? No es porque sean malos o porque no gusten; es porque son muy caros. El PVC orientado existía como concepto y contaba con una tecnología para su desarrollo, pero era muy costosa. Nosotros somos los primeros y únicos en emplear aire —simplemente aire— para estirar el material. Fueron años de investigación, que hemos protegido con seis patentes mundiales.
Su tecnología logra el mismo resultado pero más barato...
Sí. Nuestro proceso es incluso más económico que el necesario para fabricar una tubería de PVC convencional. El ahorro en material se estima en un 50%. El diámetro exterior de las tuberías es el mismo pero el grosor de éstas se reduce a la mitad, en el caso del PVC. Si lo comparamos con el polietileno, material más barato que el PVC, y gracias a la considerable diferencia en el grosor de la tubería, el coste se reduce a una tercera parte.
¿Qué tipo de aplicaciones puede tener una tubería de PVC-O?
Podrían conducir gas u otro tipo de fluidos, pero su principal aplicación es la canalización de agua en todas sus facetas: agua potable para el consumo humano, riegos, movimiento de aguas sucias, saneamientos impulsados, en definitiva, todo lo que tenga que ver con el agua.
¿Desarrollan también fitting adaptable a sus tuberías?
No, pero lo que fabricamos es compatible con todo tipo de fitting. Las uniones abrazan el tubo por fuera y ahí el diámetro es el mismo.
Además de tuberías, ustedes venden la idea, el know how, por así decirlo.
Así es. Tenemos dos líneas de negocio bien diferenciadas. En el mercado español suministramos tuberías de PVC-O tanto para constructoras, como para instaladores o compañías de agua. Por otro lado, vendemos la tecnología a fabricantes de tubos de todo el mundo —Australia, Italia, Ecuador, India, Colombia…
En este último caso, ¿qué es lo que venden?
El transformador, que puede emplear su propia extrusora, adquiere un equipo que anexará a su máquina, Junto a ella, le suministramos los conocimientos, el control de calidad y las garantías necesarias para la producción de tuberías. Además, ofrecemos un asesoramiento en marketing para el lanzamiento de los productos.
¿Puede aplicarse su tecnología a otro tipo de plásticos o aplicaciones?
La estructura de algunos polímeros, como el polietileno, que pertenece a las poliolefinas, es cristalina, es decir, ya está ordenada y no se puede recomponer o reordenar de otra manera.
Así, nuestra tecnología es útil con polímeros de estructura amorfa como el PVC o el ABS, y podría emplearse en la fabricación de productos como maletas, cascos de moto o parachoques de automóviles.
Molecor y la crisis de la obra pública y la construcción
Molecor exporta más del 85% de su producción. Así que, según explica Ignacio Muñoz, no se encuentra tan limitada como otras compañías del sector. “Somos muy optimistas porque hemos hecho ya lo más difícil: hemos conseguido que la semilla germinase en el peor de los escenarios”.
Dice que su tecnología ahorra material. ¿Qué otras cualidades destacaría?
Comparado con otros sistemas inbacht hemos conseguido fabricar a un ritmo nueve veces más rápido y hemos reducido el consumo de energía en un 92%, es decir, consumimos un 8% de la energía que se consumía antes. Además, el proceso es 100% automático, por lo que no precisa de mano de obra.
¿Y cómo una tecnología así ha estado en letargo desde hace más de 30 años?
Desde la primera patente, en 1979, lo han intentado ya 5 ó 6 empresas, pero todas ellas empleaban agua para enfriar el tubo. En una piscina con agua a 100 °C, todo está a 100°C. Es muy fácil de controlar pero costoso. Nosotros usamos aire. Controlar la temperatura del aire es complicadísimo; conseguir condiciones homogéneas en un horno con corrientes es muy difícil. Controlar el aire es lo que nos ha hecho tan eficientes y únicos.
¿Qué cree que ocurrirá con su tecnología?
En la actualidad, hay 20 líneas para la fabricación de tuberías de PVC-O en el mundo, frente a las más de 6.000 de PVC convencional. Queremos darle la vuelta a la situación y extender nuestro producto por cada ciudad, cada país. Queremos provocar un cambio, que el mercado cuente con un 10%, es decir, 600 líneas de PVC-O. Esta tecnología lo merece, pero cuesta convencer, entre otras cosas porque pesa mucho la marca España para vender.
¿Poco valorada en el exterior?
Somos líderes en infraestructuras, ferrocarriles y energías renovables, pero no en este tipo de tecnología.
¿Y si Molecor fuese una empresa, por ejemplo, alemana?
De Mejorada del Campo a Düsseldorf; de Düsseldorf a Loeches
La empresa se creó en 2006 con el objetivo de investigar en el área de la orientación molecular. “Vimos que había un hueco, tecnologías muy obsoletas y poco desarrolladas. Ahí teníamos una oportunidad. Trabajamos en el prototipo y en 2007 ya tuvimos resultados positivos, justo a tiempo para participar en la K de Düsseldorf. Allí conseguimos nuestras primeras ventas, que nos permitieron industrializar el proceso. No teníamos muy claro cómo funcionar. Al final decidimos explotar en España la tecnología para fabricar tuberías y, a la vez, vender el know how en el extranjero”.
En la actualidad, la sede de Molecor se encuentra en la población de Mejorada del Campo (Madrid), pero pronto se trasladará a Loeches, a pocos kilómetros. “Allí estamos construyendo una fábrica con una superficie de 45.000 metros cuadrados que nos permitirán expandirnos y seguir nuestros ambiciosos planes de crecimiento”.
Para el desarrollo de su tecnología de PVC-O, Molecor ha contado con la colaboración de institutos, centros de investigación, universidades y socios tecnológicos como Solvay o Battenfeld-Cincinnati.