El móvil, una herramienta para la educación
El teléfono móvil es una herramienta muy eficaz para la educación, dado que mejora la implicación de los jóvenes y lleva los contenidos a un dispositivo que usan constantemente. Esta es una de las conclusiones que se pudo extraer de la jornada "Tecnología móvil y aprendizaje", organizada por Kid's Cluster con el apoyo de Mobile World Capital, y celebrada en Barcelona Activa el 10 de octubre.
Pere Torrents, mEducational manager de Mobile World Capital - GSMA (MWC), dio algunos datos acerca de cómo usamos el móvil, y recordó que España es líder mundial en penetración de smartphones, con un 66%, y que en el mundo hay 7.000 millones de dispositivos conectados: "Cuando se alcanzaron los 4.000 millones, ya había más dispositivos que cepillos de dientes", explicó. Se calcula que en 2020 habrá cinco aparatos conectados por persona.
Nuevas maneras de educar
Estos dispositivos han cambiado nuestra manera de vivir y de comunicarnos, y esto también afecta a los jóvenes: el 80% de los adolescentes cuenta con un smartphone y el 25% de los niños de entre 2 y 5 años ya navega sin la ayuda de sus padres. Y es que las pantallas táctiles han solventado el problema de la coordinación ojo mano que suponía el ratón para los niños más pequeños.
Según Torrents, "la movilidad puede cambiar la educación", y de esta idea nace el proyecto de MWC mSchools, que quiere aprovechar la tecnología móvil para mejorar la implicación y los resultados de los alumnos. Los móviles permiten al sector educativo pensar en nuevas maneras de enseñar y de aprender, aprovechando un dispositivo "que los jóvenes ya llevan encima", por lo que resulta de acceso fácil.
Una experiencia en escuelas sudafricanas
Theophilus van Rensburg explicó una experiencia también de educación gracias al móvil, pero llevada a cabo en unas 20 escuelas de Sudáfrica, la mayoría de edicación primaria. Su proyecto, M-Ubuntu, busca desde 2006 aumentar la eficacia de los maestros y escuelas gracias al uso de los smartphones.
Van Rensburg explicó que estos aparatos tienen muchas ventajas sobre el ordenador: el 75% de la población sudafricana cuenta ya con un móvil, porcentaje que llega al 93% en el caso de los estudiantes de secundaria. Además, es una herramienta que niños y adolescentes ya usan para escribir, al enviar mensajes y participar en redes sociales. Estos aparatos también son más fáciles de reparar que un ordenador.
Tal y como explica Van Rensburg, el sistema permite que los niños aprendan técnicas y conocimientos que les serán útiles cuando se incorporen al mundo laboral, e impulsa un factor decisivo en la educación: les implica a ellos mismos a la hora de mejorar su rendimiento.
Innovación necesaria
Esta implicación fue también uno de los factores que destacó Javier González Casado, gerente de gestión del conocimiento de la Fundación Telefónica, que lleva a cabo proyectos educativos integrados en el programa Educared.
Desde estos proyectos se intenta que los niños y los adolescentes aprendan "competencias centrales del siglo XXI para incorporarse a la vida adulta", partiendo de la base de que "la innovación en educación es necesaria". Además de la innovación y la implicación, desde Educared se promueven proyectos en los que se motive a los estudiantes, se cuide su trasfondo personal, se potencien las conexiones con el entorno y en los que el aprendizaje sea social y colaborativo.
González Casado cerró su intervención subrayando la importancia de anticiparse "a los cambios de la sociedad e incoporarlos al aprendizaje", para crear vínculos entre la sociedad y el alumnado.
En definitiva, el teléfono móvil es una herramienta de educación aún desaprovechada y que pese a que aún se considera una fuente de distracciones en clase, su integración en las técnicas educativas puede ayudar a motivar y a implicar al alumnado. Lo cual tiene sentido, ya que se hacen más accesibles los conocimientos y más flexibles y variados los métodos de estudio y aprendizaje.