La evolución de la protección solar en la vivienda

En la construcción de edificios destinados a la vivienda, el sistema más implantado es el de las persianas. De diversas formas y modos, podemos definir la persiana como aquel elemento, normalmente enrollable, compuesto por tiras de material de procedencia diversa (madera, PVC, aluminio…) unidas entre sí con espacios entreabiertos, por los que se ‘filtra’ una cierta entrada de luz y aire.
Si nos remontamos a la primera mitad del siglo pasado, muchos edificios con un cierto porte de elegancia, disponían en sus balcones y ventanas, de las persianas denominadas de ‘librillo’. También se las conoce, entre otros nombres, por ‘mallorquinas’.
Un marco, normalmente corredero, o plegable en forma de acordeón, constituye su estructura básica, sobre la que se ubican unas lamas orientables en sentido horizontal, mediante el movimiento de las cuales también obtenemos el nivel de luz y aire deseados.

El usuario como factor decisorio
Cuando pasamos de los años 60, empezamos a encontrarnos con edificios mucho más simples.
La emigración a las zonas de mayor industria, tuvo como consecuencia la necesidad de construir de forma rápida y económica viviendas para todas esas gentes llegadas de las zonas rurales. En ellas, totalmente desprotegidas de la incidencia solar, sus inquilinos empezaron a utilizar cortinas y persianas denominadas alicantinas, las cuales, colocadas por el exterior, presentan buena respuesta al control de la luz, pero no así al viento.
Una gran cantidad de esas viviendas, han sido en la actualidad reformadas. Sus fachadas aisladas con paneles y capas de pintura adecuada, y en sus ventanas, se han instalado sistemas de persiana enrollable externa, con guías laterales. Son los modelos conocidos por ‘mini, stil o compacto’.

El boom de la construcción trajo consigo un enorme crecimiento en la edificación de nuevas viviendas, las cuales, atendiendo a los cambios de tendencia en la economía del momento, en su mayoría entraban a formar parte de la propiedad del usuario.
Con ello apareció la inclusión de persianas en todos los huecos de la vivienda. Habitaciones, comedores, cocinas y lavabos gozaban de ese sistema de protección solar. Sistema que, poco a poco, con la competitividad entre las constructoras y la lucha por bajar los costes de la obra, acabó por limitar su colocación en tan solo las habitaciones, y entre éstas, eran seleccionadas para ser protegidas únicamente las que daban a la fachada.
Llegamos al momento en que el resto de los huecos, es decir, los que dan a patios interiores, los comedores que dan a terrazas y balcones e incluso la parte exterior de esas mismas terrazas, vuelven a estar totalmente desprotegidos de ningún sistema de protección solar.
El propietario o inquilino se convierte en decisor del medio a instalar y, por otra parte, la legislación municipal deja muy abierta la normativa en cuanto a su uniformidad. Las fachadas toman formas inconexas, variopintas y muy poco estéticas. Y las comunidades de propietarios tan solo alcanzan a ponerse de acuerdo en el color del tejido con el que se confeccionen los toldos para ventanas y balcones en contadas ocasiones.
A todo ello hay que añadir la aparición de las llamadas ‘mochilas’ de los sistemas de refrigeración y/o calefacción que invaden los hogares, consecuencia de una política de consumo masivo promocionado por las empresas suministradoras de las diversas formas de energía con las que se alimentan esos sistemas.

La calificación energética, una gran oportunidad
En la actualidad, entramos de forma unánime y legislada, a la calificación obligatoria de toda construcción, sea para el destino que fuere (oficina, local comercial, vivienda, colegio, etc.), de su llamado Índice de Eficiencia Energética
Se trata de una calificación otorgada por un profesional especialista, que le da a la construcción un valor en una escala igual a la que se utiliza para valorar a los aparatos que consumen energía (electrodomésticos, iluminación, etc.).

El mismo especialista que califica, puede realizar un estudio en el que hacer constar los medios más adecuados para conseguir una mejor valoración de la vivienda en cuanto a su eficiencia energética. Según un estudio realizado por Gas Natural Fenosa, los hogares españoles tienen un potencial de ahorro del 23,2%, que se podría alcanzar mejorando sus hábitos y sus equipamientos.
Se trata de una oportunidad para que empecemos a trabajar juntos los especialistas (arquitectos, aparejadores, decoradores, industriales) y los propietarios de aquellas viviendas que estén dispuestos a mejorar su eficiencia energética, y a aprovechar las fuentes de energía natural que nos proporciona el sol: la luz y el calor.
Gestionarlas adecuadamente contribuye a promover la sostenibilidad del entorno en el que vivimos y reducir costes.

En la próxima edición del salón Veteco Solar, que tendrá lugar en el recinto Ifema de Madrid, en el mes de Octubre, los días 27 y 28 y dentro del I Congreso Ibérico sobre Control y Protección Solar se presentarán unas ponencias en relación a las diferentes opciones que se pueden dar para la implantación de sistemas de protección solar en un edificio de viviendas.
Una iniciativa más para buscar las sinergias entre profesionales, instaladores y prescriptores para alcanzar los mejores resultados en esta nueva lid que se nos presenta con la calificación energética.
¡Os esperamos!