Entrevista a Jaime Lillo, director ejecutivo del COI
Jaime Lillo es ingeniero agrónomo y actual director ejecutivo del Consejo Oleícola Internacional (COI). Desde que llegó a su cargo se ha reunido con organizaciones del sector y la Administración para establecer sinergias con el objetivo de superar los retos a los que está expuesto el sector. En esta entrevista nos cuenta cómo abordarán las preocupaciones tanto medioambientales como sociales, entre otras cosas.
¿Cómo cree que puede aplicar su experiencia a lo largo de todos estos años en su papel como director ejecutivo del COI?
Durante los últimos siete años como director adjunto del COI, he tenido la oportunidad de visitar las principales regiones productoras, intercambiar opiniones con los productores, la industria, las administraciones y los expertos. He podido ir conociendo más en profundidad este apasionante sector. Ahora es el momento de utilizar esa experiencia para proponer las líneas prioritarias de trabajo a los países miembros del COI y contribuir al proceso de cambio y modernización de la organización.
¿Cómo evalúa la situación actual del mercado mundial del aceite de oliva?
Es una situación compleja, pero soy optimista. Cada vez hay más gente en el mundo que quiere disfrutar de la vida de una manera saludable y sostenible y van descubriendo los aceites de oliva. Es algo que venimos observando en regiones alejadas del Mediterráneo, como en Estados Unidos, Brasil, Canadá, Japón, Australia o China. Estamos ante una auténtica globalización del consumo del aceite de oliva, en buena medida, gracias al liderazgo del sector español en las exportaciones. Por otra parte, es la primera vez que observamos dos campañas mundiales cortas. Es evidente que estamos ya viendo y sufriendo las consecuencias del cambio climático.
¿Cuáles son, en su opinión, los principales desafíos y oportunidades para el sector oleícola en la actualidad?
El principal desafío es adaptarnos al cambio climático. El olivo es uno de los cultivos con más capacidad de adaptación, pero debemos facilitar este proceso mejorando el conocimiento del comportamiento de las distintas variedades y las respuestas a las diferentes prácticas de cultivo. La gestión del agua y el regadío son aspectos clave a tener en cuenta. También, este momento supone una gran oportunidad para poner en valor la contribución del olivar en cuanto al objetivo de neutralidad de emisiones. Son más de 11,5 millones de hectáreas de olivar secuestrando CO2 de la atmósfera. Esto hay que cuantificarlo, comunicarlo y ponerlo en valor. Confío en que recuperaremos la senda de crecimiento de las producciones y del consumo.
¿Cuáles serían sus estrategias para fortalecer la posición del COI en el mercado internacional?
¿Cómo planea abordar los desafíos específicos que enfrenta la industria del aceite de oliva a nivel global?
Hay que abordar estos desafíos con el apoyo de los países miembros del COI. Les he propuesto comenzar una línea de trabajo permanente para tratar el desafío del cambio climático. Seguiremos también trabajando en la armonización de las normas comerciales para facilitar el comercio, mantener el compromiso con la calidad y defender los derechos de los consumidores. En este sentido, vamos a impulsar un acercamiento a los principales países consumidores como Estados Unidos, Brasil, Japón, Australia o China. Por otra parte, también seguiremos dando a conocer las cualidades saludables de los aceites de oliva y las aceitunas de mesa, trabajando además en la valorización de los productos y co-productos del olivar.
La sostenibilidad y la calidad son aspectos críticos en la producción de aceite de oliva. ¿Cuáles serían sus iniciativas para promover prácticas sostenibles y mantener altos estándares de calidad?
En materia de calidad, la norma del COI es la referencia internacional. Vamos a impulsar la armonización con otras normas internacionales, como la norma del CODEX, y facilitar su aplicación a través del reconocimiento de laboratorios y paneles de cata. En los últimos años hemos aumentado significativamente el número de laboratorios reconocidos, también en países no miembros como Estados Unidos, Japón, China o Australia. De hecho, Japón empezará este año a aplicar la norma del COI para el etiquetado de los aceites virgen extra. La revisión y actualización de la norma del COI es un trabajo permanente. Además, vamos a mejorar la visibilidad del premio internacional a la calidad de los aceites de oliva virgen extra “Mario Solinas”, que supone el máximo reconocimiento al compromiso con la calidad.
En relación con la sostenibilidad, estamos trabajando con los principales centros de investigación para promover prácticas sostenibles y reconocer la sostenibilidad del olivar y sus productos. Hemos firmado recientemente un acuerdo con la Universidad de Jaén para abrir un sitio en internet que será el portal de referencia en estos asuntos. De la misma manera en la que se ha avanzado mucho en identificar la relación positiva entre el aceite de oliva y la salud, ahora tenemos que hacerlo con la sostenibilidad.
¿Cómo planea abordar las preocupaciones medioambientales y sociales en la industria oleícola?
Una de las cuestiones concretas que hemos propuesto a los miembros del COI y en la que ya estamos trabajando, es proporcionar una herramienta que permita calcular el balance de carbono a nivel de explotación. Esto es el primer paso para mejorar las prácticas de cultivo, pero también para reconocer y comunicar la contribución del olivar a la lucha contra el cambio climático, facilitando su incorporación al mercado voluntario de emisiones. Mantenemos un diálogo constante con la industria del sector para ir abordando las principales preocupaciones.
¿Cómo fomentaría la cooperación entre los países productores y consumidores de aceite de oliva?
Actualmente contamos con 45 países miembros, aunque la UE actúa como un único miembro. En conjunto supone en torno al 95% de la producción mundial de aceite de oliva y aceitunas de mesa. También contamos con importantes países consumidores que participan en calidad de observadores, como es el caso de EEUU, Brasil o Perú.
Vamos a acercar el COI a las nuevas regiones productoras y a los principales países consumidores para favorecer aún más esta cooperación. Como muestra de ello, este año tendrá lugar la primera edición del premio “Mario Solinas” en el hemisferio sur, adaptando este prestigioso concurso a la calidad de los aceites de oliva virgen extra al calendario y las particularidades de la región.