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"España no es un país seco, es un país donde el agua no se optimiza de forma adecuada"

Entrevista a Juan Vilar Hernández, CEO y fundador de Juan Vilar Consultores Estratégicos

Redacción Interempresas21/03/2024

Juan Vilar Hernández, nacido en Chilluévar, es doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, profesor permanente en excedencia de la Universidad de Jaén, director del MBA oleícola de la Universidad de Jaén y profesor invitado en San Telmo Business School. Es consejero de Caja Rural de Jaén y miembro del Consejo Social de la Universidad de Jaén, además de miembro del Instituto Universitario de Investigación en Olivar y Aceites de Oliva y de la Cátedra Caja Rural de Economía, Comercialización y Cooperativismo Oleícola, ambos de la Universidad de Jaén, y del Aula universitaria Oleícola Innova, UNIA (Universidad Internacional de Andalucía) Sede Antonio Machado. Vilar fue directivo global y cuenta con experiencia y responsabilidad internacional englobada en una trayectoria de más de 16 años en el Grupo GEA, ostentando posiciones de presidente, consejero delegado, director general y consejero. Cuenta con más de 1.000 aportaciones científicas o dilvulgativas y ha sido conferenciante en más de 30 países. Actualmente, como analista oleícola internacional, es CEO y fundador de Juan Vilar Consultores Estratégicos, con presencia internacional, desde hace ocho años. También es agricultor.

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¿En qué momento se encuentra el sector del aceite de oliva?

La situación que estamos viviendo en el sector del aceite de oliva actualmente es inédita. Nunca en la historia se había reducido tanto el consumo en España. Cayendo en más de un 47%, estamos ante la mayor crisis de oferta de aceites de oliva de la historia reciente.

El elemento crucial en la actualidad reside en la necesidad imperante de precipitaciones. Las cosechas disminuidas y los precios elevados son desafíos que solo pueden abordarse mediante la disponibilidad de agua. La escasez de oferta, no la elevación de precios, limita las ventas de aceite de oliva.

La reducción del consumo refleja directamente la disminución en la producción, que se ha visto afectada significativamente por condiciones climáticas adversas. El actual precio es una consecuencia directa de estas condiciones.

No obstante, más allá de este factor, considero que es urgente que las autoridades gubernamentales tomen medidas significativas para implementar las infraestructuras hidráulicas esenciales necesarias. Estas no solo serían beneficiosas para el sector del olivar, sino para salvaguardar el futuro de la agricultura en España.

España no es un país seco, es un país donde el agua no se optimiza de forma adecuada. Es la primera vez en la historia que los aceites de oliva no suponen ni tan siquiera el 1% del total de grasas animales y vegetales, o que Estados Unidos está entre los dos mayores consumidores de aceites de oliva del mundo, al margen del nivel de precios.

¿Cuáles son los factores que han afectado a la evolución de altos precios en origen y cómo lo han hecho?

Los factores son fundamentalmente cinco: la climatología, la producción, el consumo, la oferta (producción más enlace), y la superficie, aunque este último es un factor a largo plazo multiplicador a la baja de las cotizaciones, estos son los catalizadores fundamentales en la formación de precios en origen, así como la combinación de los mismos traducidos en forma de incidencia.

La climatología ha afectado mediante una serie de circunstancias, como son la caída de las precipitaciones, que incide de forma negativa en la producción, ajustándola ésta a la oferta, acabando en primer lugar con los enlaces de campaña, y posteriormente creando una oferta inestable que se somete a una demanda potencial estable, e incluso creciente.

El único modo de búsqueda de equilibrio entre oferta y demanda potencial, es vía precio, estos se elevan, el consumo se adecua a la oferta, y en un momento determinado por un cambio de ciclo, las ansiadas precipitaciones cambian la tendencia de la producción al alza, multiplicada por la expansión experimentada por la superficie, comenzando el proceso a la inversa; y adecuando la oferta real a una demanda igualmente real, que se expande del mismo modo vía precio, en este caso a la baja. Todo ello, dependiendo del exceso de oferta y la concatenación de producciones razonables o nominales en el tiempo, y la rapidez con que la demanda absorba el excedente puntual de aceites de oliva en el mercado.

Se trata de ciclos sucesivos, que en los últimos 30 años se ha consumado con cuatro periodos de bajos precios en origen y tres de elevados precios, 16 contra 14 años. En cuanto a la superficie, solo es multiplicador de precio a la baja y, de carácter estructural, jamás un incremento de superficie podría elevar los precios.

En su opinión, ¿cuál será la tendencia de futuros precios?

Es evidente, y así lo parece, aunque de forma no 100% clara, que estamos ante un potencial cambio de ciclo, es decir, este punto de inflexión de cambio de ciclo. No está aún claro en el calendario, pero las expectativas así lo prevén. Si eso sucediera, habrá una caía en la cotizaciones radical, de unos dos euros en línea recta y de pendiente pronunciada; y de forma gradual, hasta principio de campaña irá cediendo con una pendiente menor, mucho menor.  Si no hay cambio de ciclo, la evolución al alza de los precios es imprevisible y sus efectos nocivos y perniciosos en el mercado, invalorables, sin hacer ningún tipo de comentario al respecto de la catástrofe genérica que ocasionaría la falta de precipitaciones.

En relación al consumo de aceite de oliva en 2023, ¿cree que ha cambiado el perfil del consumidor?

El consumidor de aceite de oliva, está siendo fiel al producto, pero al incrementarse los precios debido a la crisis de oferta, le está afectando a su renta directamente. Por lo tanto, está optando por comprar más a menudo y en formatos más pequeños para no inmovilizar tanto dinero. Además de ser menos generoso en el consumo de aceite de oliva.

También, otros consumidores de aceite de oliva, se están desplazando de categoría de precios optando por aceites de oliva que proceden de la aceituna, pero en momento distinto de elaboración, como es el aceite de orujo, cuya demanda se incrementó en un 158% durante 2023. Todo ello ha generado un escaso crecimiento en las cotizaciones, y en la demanda del sustitutivo por excelencia en España a los aceites de oliva, el aceite de girasol.

¿Qué está ocurriendo en la cadena de valor?

A un entorno como el actual, en el cual el precio de los insumos (electricidad, fertilizantes, combustibles, etc.) se ha incrementado de forma exponencial, se le ha unido la caída de la producción a cotas similares a un tercio de la capacidad nominal, lo cual ha sumido a todo el sector en una situación crítica debido a dos factores fundamentales: por un lado, el incremento de costes y, por otro, la caída de ingresos, lo que ha repercutido de forma clara, traduciéndose en una disminución de la renta neta, así como del volumen de negocio global, que se podría llegar a cifrar en más de 2.000 millones de euros en todo el territorio español.

A ello han contribuido igualmente la subida de tipos de interés y la reducción de la posición crediticia por parte de las entidades financieras, en consonancia clara con la caída de volumen de negocio experimentada.

Pero, ¿cómo influye todo ello en cada eslabón de la cadena de valor? Si nos referimos al eslabón del origen, ha incidido de forma diversa, pues ha incrementado los costes considerablemente, reduciendo un 50% la producción con respecto a una campaña media, y un 70%, si nos referimos a la producción potencial de los olivares españoles.

Esto se ha traducido en un deterioro de la renta, de lo cual no ha conseguido esquivar prácticamente casi el 90% de la olivicultura del país, habiéndolo hecho de forma excepcional, aquellos olivares especialmente eficientes y productivos, que han conseguido superar el punto de equilibrio vía optimización de costes, y aquellos que de forma diferenciada o singularizada, gracias a un incremento en los precios de sus aceites de forma duradera y fidelizada, pudieron del mismo modo salvar esa caída de producción e incremento de costes.

En el ámbito de las almazaras, se han producido dos efectos, por un lado, las plantas de procesado de ámbito cooperativo, por la caída de producción e incremento en el coste de los insumos, han visto incrementados por kilogramos de aceituna la participación en los gastos, es decir, menos kilogramos y similares o superiores costes. Este hecho, como en el caso anterior, ha deteriorado igualmente la renta neta del agricultor.

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Si nos referimos a las almazaras industriales, estas tienen su mayor aliado generador de renta neta en el volumen. Con la falta de volumen, se ha producido una lucha encarnizada en la búsqueda de aceituna, que ha elevado aún más la competitividad entre cada uno de estos y que en ocasiones ha salpicado de forma colateral a las entamadoras, limitando su producción de aceituna de mesa. Dicho entorno de exceso competitivo, del mismo modo ha contribuido a reducir los beneficios de este eslabón, provocando en muchos casos resultados económicos negativos.

De acuerdo con la cadena, el eslabón siguiente es el envasador, un segmento especialmente necesario, cuya labor es fundamental, pues pone a disposición del lineal el aceite de oliva producido en origen y que, debido a los acuerdos a largo plazo con la distribución, unido a la limitación en la cantidad de dinero e incremento de los precios en origen, está dificultando su labor y, en la mayor parte de los casos, deteriorando su situación económico financiera, especialmente en el ámbito de la marca del distribuidor y compañías no integradas verticalmente.

La distribución es un negocio que se basa en el volumen, por lo tanto, si unimos la falta de disposición de producto, a un incremento de precios no lineal, es decir, mientras en origen las cotizaciones se incrementan en un  momento determinado, los envasadores absorben este incremento y lo transmiten a la  distribución más tarde, siendo dicho incremento absorbido, temporalmente, por el eslabón anterior y por este, lo que ha llevado a este segmento, cuanto menos, a un deterioro, igualmente, de su cuenta de resultados.

En cuanto al usuario final, tampoco se encuentra satisfecho, pues realmente no entiende cómo en tres años se ha multiplicado por tres el precio de un producto, sospechando que los eslabones previos están viendo multiplicada su renta neta, cuando realmente en la mayor parte de los casos, por el efecto volumen, ninguno de los operadores, para cada uno de los segmentos, ha visto positivamente remuneradas su iniciativas y emprendimientos, dejando a todo el sector en una situación económica delicada, que se vería aún más deteriorada, de no cambiar la climatología mejorando las expectativas futuras de cosecha, y continuar el descenso gradual de consumo de aceites de oliva por parte del consumidor final por el efecto precio.

¿Cómo está afectando esta tendencia de precios a la iniciativa de plantar explotaciones de olivo?

Hay una serie de circunstancias que están llevando a agricultores, family office y fondos a plantar olivar, por razones fundamentales, el primero de ellos es el precio, aunque quien plante ahora irá contra ciclo; pero hay más razones, posiblemente el olivo es, junto con la vid, el sector más desarrollado en sus eslabones, es decir, varietalmente, aunque hay mucho por hacer el manejo en seto está perfeccionado con variedades como arbequina y arbosana. También, este modo de cultivo es una realidad patente, en el ámbito de la recolección, recordemos que en la Unión Europea (UE) tan solo el 5% de la población activa se ubica en el sector primario, cuenta con soluciones avanzadas, eficientes, y de aplicación plena, y para concluir, la industria cuenta con tecnología suficiente para extraer aceites de calidad y en cantidad razonable, ello no sucede en el ámbito de otros leñosos, estos son los motivos para que en la actualidad la superficie de olivar no cese en su expansión.

¿Qué es la meteoropatía y cómo se manifiesta?

Evitarlo es imposible y, además, hemos de recordar que, aunque siempre tienen efectos negativos, también tienen efectos positivos. Por ejemplo, la situación actual es negativa por la falta de producción en la olivicultura en general, pero aquellos que hayan tenido cosecha sí que están disfrutando de precios inéditos por lo alto de los mismos, y ello se está dejando ver en la renta neta de esta minoría, que sí que existe. Luego los efectos de la meteorosensibilidad podrían resultar ser, a veces, una oportunidad.

Para prevenirlo lo ideal es, en primer lugar, estar especialmente informado, y muy atento a los potenciales cambios climatológicos inesperados y haber previsto desde el punto de vista preventivo, (tratamientos de prevención térmica, nutrientes que se adapten a las lluvias anómalas, protectores para bajas y altas temperaturas, variedades adecuadas a nuestro entorno, etc.).

La innovación es fundamental y la información suministrada por drones, elementos de medición (como sondas de temperatura, de humedad, etc.) y satélites es fundamental para poder interpretarla y establecer medidas para protegernos en situaciones provocadas por la meteorosensibilidad.

Y, por otro lado, la investigación en la creación de nuevas variedades y estudio de otras ya existentes que se adaptan más al entorno, necesitando menor dotación de agua, enverando en el momento adecuado, siendo más resistentes a las heladas y a situaciones extremas de calor y que florezcan de forma previa o más tardía, en función de los efectos de la meteoropatía, resultaría fundamental para nuestra agricultura.

En definitiva, la expresión agricultura de precisión, sostenible e innovadora, es la forma más correcta y adecuada de poder posibilitar que la meteorosensibilidad nos afecte de la forma menor posible y que si lo hace, sea de forma positiva.

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No es un fenómeno nuevo, históricamente ha acompañado a la humanidad. El Planeta es un elemento vivo que engloba a su vez una serie de seres que viven en él, entre especies animales y vegetales. La investigación de este fenómeno se atribuye inicialmente a los egipcios, entre el 3200 y el año 30 antes de Cristo, que destinaron mucho tiempo y esfuerzo en ver cómo las variables físicas climatológicas incidían en el entorno.

Al hablar de variables físicas nos referimos a fenómenos como la lluvia, la humedad, la niebla, la variación de la temperatura, la presión, etc. Posteriormente, estudiosos como Hipócrates en la antigua Grecia analizaron este fenómeno. No obstante, de forma más reciente, podemos definir la meteoropatía o metereosensibilidad como el cambio en el comportamiento, o los efectos experimentados por un ser vivo ante picos de incidencia de determinadas situaciones meteorológicas concretas, imprevistas, anormales y anómalas. Se trata de una serie de cambios que están sucediéndose en el patrón habitual de la climatología y que afectan a todos los seres de un modo u otro.

Este comportamiento meteorológico, radical en cierta medida y anómalo, incide de forma muy distinta, pues el olivo sigue un proceso fenológico habitual de comportamiento en cada punto cronológico habitual y en su evolución normal. Lo que sucede es que se producen cambios inesperados e impredecibles climatológicos en determinados momentos como, por ejemplo, heladas anormales, lluvias en momentos no habituales, altas temperaturas, vientos anormales, etc.

Un ejemplo claro de este impacto es lo que ha sucedido con el rendimiento graso de la aceituna en el ámbito internacional, faltando de media del orden de 1,3 puntos porcentuales de grasa en el planeta, es decir, unas 300.000 toneladas de aceites de oliva, pues la evolución climatológica no se ha correspondido con el proceso evolutivo fenológico del fruto, teniendo este efecto mayor incidencia, sobre todo, en variedades como la picual.

Debido a ello, la investigación en la obtención de nuevas variedades y la experimentación del comportamiento de otras ya existentes, es vital para prevenir la meteorosensibilidad en el olivo, que cada vez será más habitual. No obstante, esta meterosensibilidad también está provocando que, en lugares como Canadá, pueda ser cultivado el olivo, cuando en circunstancias normales hubiese resultado imposible.

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