Aun siendo importantes todas las operaciones que se realicen sobre la cubierta, gran parte del éxito depende de la siega y del momento en el que se realice
La correcta gestión de la Cubierta Vegetal: ¿una oportunidad para rentabilizar nuestra explotación?
Óscar Veroz González1, Manuel Gómez Ariza1, Francisco Sánchez Ruiz1, Emilio J. González Sánchez2,1, Rafaela Ordóñez Fernández3,1, Jesús A. Gil Ribes2,1.
1Asociación Española Agricultura de Conservación Suelos Vivos
2Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes, Universidad de Córdoba
3Área de Recursos Naturales y Forestales. Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA). Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía
24/11/2023La Cubierta Vegetal en cultivos leñosos, un sistema de manejo propio de la Agricultura de Conservación que ha adquirido especial relevancia en la actualidad gracias a su inclusión los eco-regímenes de la nueva PAC, no es un elemento novedoso en nuestro país por mucho que algunos agricultores desconozcan cómo llevar a cabo su práctica. Las primeras experiencias allá por la década de los años 80 y su crecimiento en superficie ponen de manifiesto la viabilidad y la rentabilidad de este sistema de manejo, conjugando, si se realiza un correcto manejo, altas producciones con beneficios medioambientales.
El laboreo convencional, ¿un modelo rentable?
Si hay alguna operación agrícola que ha sido una constante en todos los cultivos sin distinción del tipo de especie, tipo de suelo o clima, esa ha sido sin duda alguna el laboreo. Este tipo de operación, que se ha intensificado sobremanera gracias en primer lugar a la aparición del tractor y después a la existencia de aperos con capacidad de realizar labores cada vez más agresivas, ha propiciado que, durante las últimas décadas, el suelo haya sufrido un proceso de degradación nunca antes visto, motivado fundamentalmente por la erosión. Por poner algunas cifras a este fenómeno en España, y según los últimos datos publicados del Inventario Nacional de Erosión de Suelos1, en 2021 casi un 29% de la superficie de suelo erosionable de España sufrió procesos erosivos medios y altos (pérdidas de suelo superior a 10 t/ha año). La pérdida media anual de suelo por erosión en nuestro país es de 13,6 t/ha.
Especialmente significativo para el aumento de la erosión es el mantenimiento del suelo desnudo en cultivos leñosos, en los que se alcanzan pérdidas de suelo de hasta 47 t/ha y año, como en determinados olivares. Para hacernos una idea de lo que ello supone, basta con decir que se necesitan cerca de 2.000 años para formar 10 cm de suelo fértil, lo que supone una generación al año de este recurso no mayor de 1 t por hectárea, lo que indica que para recuperar el suelo perdido en un solo año en determinados olivares, se necesitan algo más de 47 años. Pero no menos significativo es el coste económico que dicha erosión supone. En este sentido, el Comité de Misión para la salud del suelo y los alimentos en su informe del año 2020 'Cuidar de los suelos es cuidar de la vida'2, estimó que la degradación del suelo cuesta a la UE una cantidad de 50.000 millones de euros cada año.
Otra de las cuestiones a tener en cuenta respecto a los efectos de la erosión, es de qué manera afecta a los cultivos. Según un estudio de Baker et al. (2004)3, las reducciones de rendimiento causadas por la erosión se sitúan en torno al 4% por cada 10 cm de suelo perdido. Esto significa que las zonas que sufren tasas de erosión moderadas (alrededor de 10 t/ha/año) perderán por término medio un 0,4% de rendimiento por década, pero para las zonas que sufren una erosión más severa este porcentaje puede llegar a ser fácilmente 10 veces mayor. En general, la reducción del rendimiento de los cultivos será más grave a medida que avance la erosión, ya que el crecimiento de las raíces se hace cada vez más difícil. En un estudio más reciente, Zhang et al. (2021)4, estimaron que los rendimientos de los cultivos se reducían significativamente cuando las tasas de erosión provocaban que el espesor del horizonte más fértil del suelo (horizonte A) era menor de 25 cm.
Ante este panorama, el laboreo intensivo se demuestra como una práctica no sólo insostenible desde el punto de vista medioambiental, sino también desde el punto de vista económico y social. La buena noticia es que existen alternativas a este modelo, y que entre ellas se encuentran las cubiertas vegetales, ya sean de hierbas espontáneas, de especies sembradas o de restos de poda, cuya práctica, si se realiza de manera adecuada, no sólo no supone pérdida de producción, sino que también reporta numerosos beneficios medioambientales a los ecosistemas agrarios.
La Cubierta Vegetal. Concepto desde el enfoque de los eco-regímenes de la PAC.
La Cubierta Vegetal es un sistema de manejo propio de Agricultura de Conservación que provee al suelo de una cobertura vegetal en unas condiciones tales que reducen la erosión y evitan su degradación y/o contaminación, consiguiendo además un buen balance de agua y nutrientes, garantizando de esa manera un adecuado nivel de productividad.
Ante esta definición tan descriptiva es necesario concretar algunos aspectos de cara a que una cubierta vegetal cumpla no sólo con todos los condicionantes anteriormente expuestos, sino que además cumplan con los requisitos que se han fijado desde los eco-regímenes de la PAC para poder acogerse a las medidas y percibir con ello, las primas establecidas en cada caso. Así, en cualquiera de las prácticas de Cubiertas Vegetales a las que se acoja el agricultor, ya sea en la práctica P6 'Cubiertas vegetales espontáneas o sembradas en cultivos leñosos' o en la práctica P7 'Práctica de cubiertas vegetales inertes en cultivos leñosos' los requisitos exigen que la anchura mínima de la cubierta ha de ser igual o superior al 40% de la anchura libre de proyección de copa, no siendo nunca inferior a 0,5 m. En el caso de pendientes iguales o superiores al 10%, la anchura mínima ha de ser de 1,5 m. La figura 1 muestra un ejemplo de las medidas que ha de tener una cubierta vegetal en un olivar con un marco de 7x7 m y con un diámetro de copa de entre 3 y 4 m.
Aspectos clave para un adecuado manejo de la cubierta vegetal
Sin ánimo de restar importancia a todas las decisiones y operaciones que son necesarias llevar a cabo para un adecuado manejo de la cubierta, dos son los aspectos en los que nos vamos a centrar en el presente artículo, por ser claves en su gestión: idoneidad de cada tipo de cubierta en base a las características del suelo y siega de la cubierta.
Idoneidad de cada tipo de cubierta en función de las características del suelo
El suelo es uno de los factores a considerar en la elección del tipo de cubierta o en cómo implantarla. En este caso, conocer su grado de fertilidad, su condiciones estructurales y texturales es fundamental a la hora de considerar qué Cubierta Vegetal establecer.
El contenido de materia orgánica, nitrógeno y fósforo nos sirve para conocer el estado nutricional del suelo. En muchas ocasiones la falta de desarrollo de las especies vegetales por falta de nutrientes es la responsable del fracaso de la instalación de Cubiertas Vegetales. En caso de baja fertilidad natural, se puede plantear como estrategia incluir leguminosas en la cubierta para así fijar el nitrógeno atmosférico, combinada con otras especies que garanticen la cubrición del suelo. Por otro lado, el aporte de fertilizante el primer año, o alguno más si fuera necesario, cuyas dosis dependerán del tipo de cubierta establecida, puede ser la garantía de que el suelo se protege adecuadamente.
Por su parte, la textura tiene relación con muchas de las propiedades del suelo como el contenido de materia orgánica o la capacidad para almacenar agua en su perfil. Así pues, por lo general los suelos arcillosos suelen tener un alto contenido de materia orgánica y estar bien estructurados, lo que los hace menos erosionables. Este tipo de suelos suelen tener una buena capacidad de retención de agua, con una humedad disponible de alrededor del 14% (38% en capacidad del campo y 34% en el punto de marchitamiento), por lo que es posible que el control de la cubierta vegetal pueda retrasarse respecto a otro tipo de suelos. Por el contrario, este tipo de suelos, en condiciones de mucha humedad son más difíciles de trabajar y en condiciones de sequía, pueden abrirse grietas en el caso de que las arcillas dominantes sean expansivas, cuestión a tener en cuenta a la hora de elegir especie en la cubierta, siendo preferibles aquellas que en el periodo en el que se encuentra agostada, cubran bien el terreno para evitar la pérdida de humedad por evaporación directa del suelo y retengan el agua de precipitaciones estivales el máximo tiempo posible.
Los suelos arenosos, por su parte, son por lo general muy oxigenados, lo que hace que la tasa de mineralización de la materia orgánica sea alta, dando como consecuencia suelos con poca cantidad de ese elemento. Este tipo de suelos suelen tener poca capacidad de retención de agua en el perfil, con una humedad disponible de alrededor del 7% (9% en la capacidad de campo y 2% en el punto de marchitamiento), ocasionando que las fechas de control de la cubierta vegetal se adelante con respecto a los suelos arcillosos y francos.
Por último, tenemos los suelos francos, que suelen estar asociados a suelos de elevada productividad agrícola, confluyendo en él las características positivas de los suelos arcillosos y arenosos. Así pues, son suelos con una textura relativamente suelta, propiciada por la arena, una buena fertilidad natural, aportada por los limos y una adecuada retención de humedad, favorecida por la arcilla, alcanzando una humedad disponible de un 22%, aproximadamente (34% en capacidad de campo y alrededor del 12% en el punto de marchitamiento.
Otra de las cuestiones relativas al suelo, pero no directamente relacionadas con sus propiedades intrínsecas, tiene que ver con el historial de las operaciones agrícolas realizadas sobre el mismo, de cara a conocer su estado estructural, el banco de semillas presente en el mismo y sus características topográficas. Suelos muy labrados devienen en suelos muy degradados, con baja fertilidad natural debido a los fenómenos de erosión y escorrentía. Además, la utilización intensiva de maquinaria favorece la desestructuración del suelo, la ruptura de raíces de los árboles y la aparición de suelas de labor, lo que hace que el desarrollo radicular se vea dificultado. Por otro lado, si el sistema de manejo de suelo ha sido el no laboreo con suelo desnudo, tendremos condiciones de sellado en superficie, sobre todo en el caso de suelos limosos en pendiente. Como veremos en el árbol de decisiones esto influirá a la hora de seleccionar cuál es el tipo de cubierta que más eficazmente restaura las condiciones de un suelo muy degradado.
Conocer es el banco de semillas presente en el suelo es también un aspecto a tener en cuenta, sobre todo si estamos considerando implantar una cubierta de hierbas espontáneas. En este caso, si el banco de semillas es escaso, será recomendable establecer una Cubierta Vegetal sembrada que, además, contará con poca competencia para su desarrollo. En el caso de existir un banco de semillas, es recomendable previamente identificar las especies mayoritarias para establecer la estrategia de control de dichas especies, tanto en el caso de que se establezca una cubierta espontánea (seleccionando aquellas especies que más nos interese) o una cubierta sembrada (determinando los productos a utilizar para controlar el mayor número de especies).
Por último y en lo que se refiere al suelo, otro de los factores a tener en cuenta de manera previa al establecimiento y manejo de una cubierta es la topografía. La pendiente, además de incluir en los fenómenos erosivos y de escorrentía, condiciona en buena parte el manejo de la cubierta vegetal. Terrenos de elevadas pendientes, dificultan la mecanización de las operaciones agrícolas en general y de la cubierta en particular. Así pues, en este tipo de terreno, será aconsejable el establecimiento de cubiertas espontáneas, así como métodos de control adaptados a dichas condiciones, como podría ser la siega a diente mediante la introducción controlada de ganado.
En la siguiente tabla se muestra para cada tipo de cubierta, sus ventajas e inconvenientes así, como su idoneidad para cada una de las situaciones del suelo en la que nos podamos encontrar en la explotación.
Siega
Si hay una operación fundamental para un correcto manejo y gestión de la cubierta, ésta es sin duda la siega. Sin el adecuado control de la cubierta en el momento idóneo, corremos el riesgo de que la producción del cultivo se vea mermada debido a problemas de competencia que ejercería la cubierta sobre el agua y los nutrientes. A continuación, se ofrecen las claves que ayudan a establecer el momento óptimo de realizar la siega, así como los métodos de control que se pueden utilizar.
Momento de la siega
El momento de siega de una cubierta vegetal va a venir condicionado fundamentalmente por las condiciones meteorológicas que se den en la campaña. En el caso que un año venga desarrollándose con unas condiciones meteorológicas habituales, la fecha idónea para la siega de la cubierta se sitúa a comienzo de la primavera, en torno a la tercera semana del mes de marzo. Si el año es desde el punto de vista meteorológico seco, habría que adelantar la fecha de siega, pudiendo retrasarla en el cado de años húmedos (Figura 3). De igual manera, si vamos a zonas más frías y húmedas o si el cultivo está implantado en regadío, la cubierta vegetal viva puede mantenerse más tiempo, siendo posible retrasar la fecha de siega. En el caso de ira a zonas más cálidas y secas, es recomendable adelantar la fecha de control de la cubierta.
Por lo general, los momentos de siega de la cubierta comentados anteriormente coinciden con determinados estados fenológicos de la especie vegetal utilizada, la cual también nos puede servir como punto de referencia. Así, en el caso de que la especie utilizada fuera una gramínea, concretamente un tipo de cereal, el momento de siega correspondería fenológicamente al inicio del encañado (antes de emitir la hoja bandera, y bastante antes de la formación del “zurrón” y espiga), y en el caso de que la especie utilizada fuera una leguminosa, el momento de control correspondería fenológicamente con la aparición de las primeras flores.
Métodos de siega
El control de la cubierta se puede realizar de diferentes maneras:
- Siega química: Método muy eficaz para la siega de la cubierta basado en el uso de herbicidas. El inconveniente de este método es que no se incluye dentro de las operaciones admisibles en las medidas de cubiertas vegetales contempladas en los eco-regímenes de la nueva PAC, salvo en algunas excepciones siempre y cuando se haya aprobado por la autoridad competente en materia de sanidad vegetal. Esta restricción hace referencia a la superficie mínima exigida en las medidas P6 y P7 de los eco-regímenes, por lo que en tanto en aquella parte de la cubierta que exceda de la anchura especificada en dichas medidas, como en la línea de cultivo, es posible realizar este tipo de siega con las dosis permitidas.
- Siega mecánica: Método de control de cubierta basado en el uso de desbrozadoras. En este caso, esta operación sí que se incluyen dentro de las admitidas en las medidas de cubiertas vegetales contempladas en los eco-regímenes de la nueva PAC. Como se ha comentado anteriormente, este tipo de control es adecuado para especies vegetales que:
- Tengan un bajo poder de rebrote.
- Tengan una gran capacidad de producir biomasa, para que así, después de la operación, se garantice un buen recubrimiento de suelo con restos vegetales.
- Tengan enraizamiento superficial, evitando las especies que sean perennes.
- Sean de ciclos invernales cortos.
El inconveniente es que las especies vegetales que cumplen con estas características suelen tener escasa capacidad de competir con especies mayores, más competitivas y agresivas, suelen aportar menor cantidad de materia orgánica al suelo y tienen menor capacidad de descompactar el suelo.
- Siega a diente: Método de control de cubierta basado en el pastoreo. En este caso se trata de una solución para aquellos cultivos situados en zonas con difícil acceso a la maquinaria, que por lo general suelen ser zonas de montaña con altas pendientes. En este caso, se suelen emplear ganado ovino, permitiendo su pastoreo a inicios de la primavera. Es importante conocer el estado de humedad del suelo antes de que los animales entren a la parcela, ya que, en casos de suelos húmedos, se pueden provocar problemas de compactación.
Algunas reflexiones finales
A pesar de lo que pueda parecer por su novedosa inclusión en los eco-regímenes de la PAC, las cubiertas vegetales no es algo reciente en España. Más de 30 años avalan las primeras experiencias en nuestro país, por lo que muchos de los inconvenientes que pudieran surgir a aquellos agricultores que den el paso de adoptar por primera vez este tipo de manejo, tienen ya solución técnica.
Aun siendo importantes todas las operaciones que se realicen sobre la cubierta, gran parte del éxito depende de la siega y del momento en el que se realice. Una gestión adecuada de esta operación garantiza la compatibilidad del cultivo con este sistema de manejo.
La mejora del suelo que supone el establecimiento de cubiertas debería ser ya de por sí un motivo suficiente para su implantación, por cuanto un suelo con una mayor fertilidad, mejor estructurado y con más biodiversidad gracias a la presencia de cubiertas vegetales, tal y como la ciencia avala, supone a la postre una mejora en los niveles productivos del cultivo y por tanto de su rentabilidad.
La difusión de conocimiento a través de acciones formativas es, en cualquier ámbito de la vida y más si cabe en el sector agrario, el motor que puede favorecer el cambio, y que dicho cambio vaya más allá de cualquier regulación normativa.
El incentivo que para la adopción de cubiertas supone su inclusión en los eco-regímenes de la PAC, ha de ir acompañada de la asunción personal por parte del agricultor de las bondades del cambio. Dicha asunción es la que garantiza su supervivencia más allá de cualquier programa de ayudas.
Por último, la implantación generalizada de cubiertas vegetales en cultivos leñosos, no sólo aportaría ventajas agronómicas y ambientales, sino que modificaría profundamente, para bien, el paisaje agrario de España.
Referencias
1https://www.miteco.gob.es/es/biodiversidad/servicios/banco-datos-naturaleza/informacion-disponible/inventario_nacional_erosion.html
2https://op.europa.eu/en/publication-detail/-/publication/4ebd2586-fc85-11ea-b44f-01aa75ed71a1/
3Baker, M.M.; Govers, G.; Rounsevell, M.D.A. (2004). The crop productivity–erosion relationship: an analysis based on experimental work. Catena 57,1: 55-76.
4Zhang, L., Huang, Y., Rong, L. et al (2021). Effect of soil erosion depth on crop yield based on topsoil removal method: a meta-analysis. Agron. Sustain. Dev. 41, 63.
Agradecimientos
Los autores desean agradecer el apoyo prestado por el proyecto LIFE17 CCM/ES/000140 Life Agromitiga “Development of climate change mitigation strategies through carbon-smart agriculture” que ha recibido financiación del Programa LIFE de la Unión Europea.
La implantación generalizada de cubiertas vegetales en cultivos leñosos, no sólo aportaría ventajas agronómicas y ambientales, sino que modificaría profundamente, para bien, el paisaje agrario de España