El padre del NutriScore sigue poniendo en duda el aceite de oliva
El veterano investigador resalta que las nuevas notas que el algoritmo del NutriScore dará a partir de mediados de 2023 serán más precisas: mejorará al aceite de oliva o los pescados grasos y degradará a los cereales de desayuno -normalmente con alto contenido en azúcar- y las carnes rojas.
Junto a esta nueva (y polémica) evaluación, el nutricionista y epidemiólogo también habla de la promesa por parte de la Comisión Europea (CE) de presentar una propuesta de directiva para adoptar este etiquetado de manera obligatoria en la UE. De 2022 se ha aplazado hasta 2023, aunque Hercberg teme que solo ocurra en 2024, después de las elecciones al Parlamento Europeo.
“El NutriScore incomoda a ciertos intereses económicos, a ciertos estados también, como a Italia, que hacen una presión tremenda para frenarlo o para retirarle su esencia”, denuncia el reputado científico, ya retirado de la primera línea, pero considerado una autoridad en la nutrición.
El sector del aceite de oliva en España ha sido uno de los que se consideran más perjudicados por el NutriScore. A pesar de que su nota vaya a progresar del "C" al "B", el sector exige la máxima nota. Hercberg defiende los beneficios de este emblemático producto español y mediterráneo, aunque justifica que no tenga una nota máxima por su contenido de grasas (100 %). "Leo mucho en la prensa española que el sector del aceite de oliva quiere clase A. Me pregunto, ¿es el sector económico el que decide cómo clasificar un producto o son los científicos? Mañana Coca-Cola dirá que quiere un A o un B y la Nutella del grupo Ferrero que quiere una mejor evaluación", finaliza.
El familiar etiquetado multicolor con cinco letras, del verde (A) para los productos más saludables, al rojo (E) para los menos, lo adoptan siete países europeos (el pionero fue Francia en 2017 y les siguieron otros seis, entre ellos España). Las marcas aplican este sistema de manera voluntaria, muchas veces por la presión de los consumidores. El padre del NutriScore está satisfecho de su impacto. “Se basa en datos científicos acreditados, los consumidores lo aprueban y, aunque tenga sus límites, es capaz de influir en la selección del consumidor y en su estado de salud a medio-largo plazo”.
El investigador francés reconoce los límites del sistema que creó (no recomienda cantidad, ni analiza el origen, ni si contiene pesticidas, o el ultraprocesado), pero lo considera como el más completo para aportar la información nutricional de la manera más clara y sintética.
“No somos capaces de agregar todos esos elementos en un solo etiquetado. Hay que aceptar la idea que se deben dar informaciones segmentadas y complementarias”, estima Hercberg, quien recuerda que los otros etiquetados referencia, como los de Reino Unido, Australia o Chile son también limitados.