Aceites y grasas han aumentado su precio hasta un 74% en este 2022
La tendencia alcista de los precios de los insumos, fertilizantes, energía eléctrica, combustibles, herramientas, plásticos, componentes y repuestos de maquinaria, transportes, etc., han afectado a las cotizaciones de los alimentos en el lineal, y en la caída de poder adquisitivo del usuario final. Así lo desvela un estudio presentado en el seno del Máster de Administración y Dirección de Empresas Oleícolas de la UJA.
En el análisis, que forma parte de una serie de estudios periódicos cuyo objeto es informar a la opinión pública, han ayudado Juan Carlos Marín, responsable de ultramarinos en Grupo Alcampo, Centro de Linares, y profesor del citado máster, y Juan Vilar, consultor estratégico y codirector del programa, se ha llevado a cabo en un centro cuya afluencia diaria real, es de más de 3 mil personas y el entorno operativo es de 145 mil usuarios, y 51 mil hogares. En cuanto a la gama de productos analizados, estos han sido de más de 30 mil, y de aceites y grasas, 1.060. El análisis se ha llevado cabo durante los 9 primeros meses de 2022. En todo caso el aumento de precios ha sido generalizado sin exclusiones, si nos atenemos a estos por familias de alimentos, las subidas oscilan de entre un 5 y un 73 por ciento acumulado.
Si nos referimos al ámbito de las grasas y aceites, la evolución ha sido la siguiente, por familias y elementos más interesantes y representativos, cuando hablamos de aceites de oliva vírgenes y vírgenes extra, el incremento ha sido del 23,65 por ciento, sin embargo no se trata de una evolución homogénea, se elevan en mayor medida los recipientes de mayor volumen, y en menor los envases de 75 cc de PET. En el ámbito de los aceites de oliva refinados, estos acumulan un incremento en sus cotizaciones superior al 35 por ciento, la mayor subida la representa el aceite de orujo refinado, la menor, el aceite de oliva refinado suave.
No obstante, analizando otras grasas y aceites refinados, dicho incremento se traduce en un 73 por ciento, es decir, más del doble que en caso de los aceites de oliva refinados, y tres veces por encima de los aceites de oliva vírgenes y vírgenes extra, la mayor subida la manifiesta el girasol, con más del 71 por ciento de incremento, y la menor el aceite de maíz, con un 53 por ciento.
Por lo tanto, ya tenor de los resultados, en el caso de los aceites de oliva vírgenes, actualmente adquirimos 3 litros de aceite de oliva virgen extra, con el mismo dinero con que en enero comprábamos 4, si nos referimos a aceites refinados de oliva, adquirimos 2 litros con el mismo dinero que en enero adquirimos 3, y si hablamos de otras grasas y aceites vegetales, la situación es peor, con el precio que anteriormente comprábamos 11 litros, en este caso, tan solo podemos adquirir 6.
Esta situación alcista generalizada aumenta la fidelización de la categoría, el motivo es que la subida de precios es en todos los productos, y el cliente tiene imposible elegir un producto sustitutivo al cual no le haya afectado la tendencia alcista de precios, luego el incremento generalizado de precios, evita la canibalización entre categorías sustitutivas de primera necesidad, como es el caso analizado.