Comunicar sigue siendo una asignatura pendiente para el aceite de oliva
Como experto en producción alimentaria y distribución, Carlos Tejedor abrió el debate poniendo sobre la mesa que, hace unos años, junto con la leche y el detergente “el aceite era una de las grandes ofertas de los supermercados, llegando a ir con márgenes negativos lo que hacía que el producto se banalizara”. Sin embargo, esa situación ha cambiado, tal y como afirmó Antonio Serrano, Área Director de MAEVA: “Hoy en día los mejores aceites que se pueden encontrar en los lineales son las marcas privadas de la gran distribución, que están consiguiendo producir un producto de calidad que hace que haya una mayor sofisticación, una explosión de varietales, de primeras cosechas…”. A lo que Jorge Pena, CEO de Innoliva contestó que todavía “hay que seguir aportando valor al sector”. Y añadió: “Tenemos una sobrerregulación y una seguridad jurídica que es una barrera para el consumo. Vivimos en una burbuja y lo que pensamos en el sector oleícola está muy alejado del ciudadano de a pie. No sabemos comunicar”.
El gran reto: fomar al consumidor
Sergio Miranda, experto en Distribución y Desarrollo de Proyectos from Scratch comparó al sector del aceite de oliva con el del vino hace 20 años “antes en las casas había cosecheros y ahora, gracias a la evolución que tuvo dicho sector, en todas las casas hay un vino de cierta calidad o, al menos, hay algo más que el tinto para mezclar con gaseosa. Y en el aceite tiene que pasar lo mismo”. Consciente de que el producto es bueno y no necesita añadidos, para Carlos Tejedor, a la hora de comunicar es fundamental “entrar en el componente de los intangibles, España tiene 32 Denominaciones de Origen y cada una tiene su idiosincrasia, valores, matices y eso hay que reflejarlo y que le llegue al consumidor.” “Hay que comunicar todo, tener un mayor portfolio, un mejor packaging, mejorar la experiencia de compra, etc”, apuntó Clara Parejas.
Durante el debate, quedó claro que uno de los grandes problemas del sector del aceite de oliva es llegar de una forma más directa y comprensible al consumidor. “Estamos empecinados en que el consumidor sabe nuestro lenguaje, cuando el problema es nuestro que no sabemos entender lo que ellos quieren y dárselo”, comentó Juan Pena. “Efectivamente, el ciudadano no sabe las diferencias entre un aceite de oliva, uno virgen y otro virgen extra, y ahí es donde tenemos que poner el foco porque, aunque el consumidor es soberano, tiene que saber qué opciones tiene y si no está formado, no sirve de nada”, apuntó Clara Parejas.
Siguiendo en el mercado mundial Antonio Serrano comentó que, si el “mercado mundial está mayoritariamente copado por aceites refinados, quizá lo que hay que hacer es entrar con los aceites refinados de olivas, que son mucho más saludables que cualquier otro”. Por su parte, Sergio Miranda apostó que para “conquistar mercados, tiene que haber líderes. Al consumidor hay que entenderle, igual que antes en el extranjero había que ser multimillonario para comprar aceite de oliva, y lo entendimos y todo cambió, si hablamos a nivel nacional es el retail el que le toca ahora reinventarse y adaptarse a los nuevos hábitos de consumo”.