El aceite de oliva como alternativa saludable a las grasas trans
Limitaciones que se apoyan en una amplísima base científica, como nos explica Ángel Gil, catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada y presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT): “Se limitan los ácidos grasos trans porque se ha demostrado, a lo largo de numerosos estudios, que son realmente muy negativos para la salud porque inducen a enfermedad cardiovascular, diabetes y otras comorbilidades asociadas a enfermedades crónicas”.
Tipos de grasas
Ángel Gil considera que es fundamental que el consumidor sepa diferenciar los distintos tipos de grasas, sus efectos sobre nuestra salud y dónde encontrarlas:
Las grasas trans se forman cuando el aceite vegetal pasa por un proceso llamado hidrogenación. “Era frecuente que estas grasas trans aparecieran en productos como margarinas y en productos utilizados en pastelería para generar una grasa de consistencia sólida”, indica el experto, que confirma que prácticamente han desaparecido de la dieta de los europeos.
Las grasas saturadas: “Las organizaciones internacionales, entre ellas la EFSA, recomiendan que su consumo sea reducido. En general, organismos como la OMS indican que debiéramos tomarlas en un porcentaje menor del 10% de la energía”, explica el doctor Gil. Son las típicas grasas presentes en alimentos de origen animal. Aunque también las podemos encontrar en las vegetales: “Algunos aceites vegetales, como el de palma y el de coco, tienen una cantidad muy elevada de ácidos grasos saturados”.
Las grasas insaturadas que los expertos califican como las “saludables” y de las que encontramos dos tipos fundamentales. “Unas grasas insaturadas que contienen los ácidos grasos esenciales linoleico y linolénico en cantidades relativamente importantes”, que encontramos de forma preferente en los aceites vegetales, incluidos los aceites de oliva. Además, continua el científico, “hay una grasa insaturada muy importante que es el ácido oleico que está presente en el aceite de oliva y que es el componente mayoritario de todas nuestras células. Tenemos aproximadamente un 40% de ácido oleico en nuestras membranas”, detalla el doctor Gil.